miércoles, enero 04, 2006

De la ‘consagración’ de Ezquerro al ‘catenaccio’ de López Caro

Con seis defensas como titulares y Gabri de referente no puede afirmarse que Rijkaard se haya planteado el partido de Zamora como el más importante de su carrera. Si acaso era un partido que podía servir para tres cosas: para ganar por fin un partido de Copa; para batir el récord de victorias consecutivas; y para ver en acción a jugadores no titulares. El partido ha servido para las tres cosas pese (o quizás gracias) al planteamiento melancólico de Rijkaard y a la empanada navideña con que lo han afrontado algunos jugadores. El Barça ha logrado no perder otro partido copero y ha incrementado a 15 la sucesión de triunfos (contabilizo el logrado ante el Nàstic en la Copa Catalunya). Y también hemos apreciado el abismo entre titulares y suplentes.

Hemos visto la ‘consagración’ de Ezquerro, que lo ha fallado todo, lo fácil, lo difícil, lo improbable e incluso lo que parecía imposible de fallar. Habrá que ser muy tolerante con el delantero vasco para volver a verle como titular. Al igual que con Maxi, cuya ausencia resulta incomprensible e imperdonable, sea por dejadez propia o desinterés del cuerpo técnico o de ambos. Tampoco ha sido una actuación brillante de la teórica defensa titular, con un Belletti desconcertante y un Oleguer que parece extrañar haber regresado al centro de la línea. El gol que ha cedido al Zamora es idéntico al que entre Edmilson y Puyol le regalaron hace un año a Fernando Torres en el Calderón y evidencia que la defensa del Barça es una línea a trabajar con intensidad si se quieren evitar tropiezos ante grandes equipos, por ejemplo el Chelsea, que a estas horas ya es ‘campeón virtual’ de la Premier (13 puntos de ventaja) tras el miserable empate a nada entre Arsenal y Manchester United.

En San Mamés se ha hecho realidad el viejo aforismo de que el equipo que perdona acaba derrotado. El Athletic ha tenido veinte ocasiones de gol y a un Madrid menor contra las cuerdas, pero ha sido incapaz de apuntillar y ha acabado demolido por un gol de Beckham. Notable fútbol el de los bilbaínos, que con este nivel no debe pasar el menor apuro en la Liga para acabar en la zona media de la tabla, siempre que sean capaces de comprender lo que es un gol. Y pobre prestación del Madrid, de nuevo jugando al ‘catenaccio’ y al contragolpe, con una defensa paupérrima y un centro del campo inexistente (Gravesen, Guti, Beckham) incapaz de crear juego. Otro resultado que enmascara una realidad espesa y viscosa a la que no se le ve salida a corto plazo y menos con el Vila-real a las puertas. Este Madrid está a un paso de la UVI.


Por cierto, la plantilla oficial del Madrid a día de hoy está compuesta por 23 jugadores: 11 españoles y 12 extranjeros, o sea un 48% de españoles y un 52% de extranjeros. ¿Cómo se las ingeniará Benito Floro para que haya un 80% de españoles?