viernes, noviembre 17, 2006

Premios individuales en un deporte colectivo


La elección de Fabio Cannavaro como nuevo Balón de Oro provoca una cierta unanimidad: barcelonistas, juventinos y ‘gunners’ se muestran irritados, en tanto los madridistas observan que el premiado viste de blanco, pero todavía no es uno de los suyos. No le falta razón a quien sugiere que esta edición debió declararse desierta. Los barcelonistas le restan méritos a Cannavaro porque le comparan con Eto’o y Ronaldinho y anteponen la longitud de Champions y Liga a la brevedad del Mundial. Los juventinos se sienten agraviados por la derrota de Buffon, al que consideran más trascendental que Cannavaro en el rendimiento de la Juve y el triunfo mundialista de Italia, y mucho más fiel. Los ‘gunners’ asisten chocados al enésimo ninguneo hacia el elegante Henry, el hombre que se echó sobre sus espaldas la cabalgada londinense en la Champions. Y los madridistas sienten ambivalencia (creo yo) porque ahí está Raúl sin Balón de Oro cuando lo merecía y, sin embargo, contabilizan tres premios recientes por jugadores que labraron su mérito en otros equipos (Figo, Ronaldo, Cannavaro). Algo parecido a lo que ocurriría con los barcelonistas (creo yo) si el premiado hubiera sido Zambrotta: jugó un gran Mundial y un excelente ‘scudetto’, pero en el Barça aún no ha aparecido.

A mí, Cannavaro me pareció claramente el mejor jugador del Mundial y no es discutible que se trata de uno de los centrales más fiables del mundo en los últimos años. En el Madrid aún no se le reconoce, por las mismas tres razones que aquejan a Zambrotta: mala forma física; poca coordinación con sus compañeros; y proceso de adaptación a un fútbol distinto al que se practica en Italia. Pero uno y otro aparecerán en su mejor nivel si persisten en el trabajo de integración. Más allá de este punto, la discusión tiene poco recorrido. Premios individuales en un deporte colectivo. Ese es el factor que distorsiona el debate.

No hablamos de si el Barça jugó con mayor cohesión que el Arsenal o el Olympique. Ni si Italia planteó tácticas más acertadas que Francia, el Chelsea o el Milan. Tampoco discutimos sobre las capacidades estratégicas de construir colectivos de Rijkaard, Capello, Lippi, Doménech o Mourinho. Simplemente estamos entrampados en las redes del márketing feroz, dispuesto a construir ídolos de urgencia para vender lo que sea a cualquier precio. Pretenden hurtarnos la propia esencia del fútbol, que es un juego de equipo y no de individuos aislados. Andamos enmadejados en un ovillo infernal de esta industria sin escrúpulos que se alimenta exclusivamente de las pasiones ciegas de los aficionados. Permitidme que lo diga de otro modo: estos premios (todos los premios) individuales tienen un alto componente de absurdo conceptual.

Referencias
- Diarios de Fútbol

- Notas de Fútbol
- Madridadas
- La Finta
- La Quinta del Buitre
- Las razones del premio
- Mister Pallone

Fotos: AP.