viernes, noviembre 03, 2006

A dar vueltas por el patio


En todas las clases de educación que se dan en los patios de colegio hay tres niños revoltosos, un puñado de indolentes y algún gordito voluntarioso. Cuando el profesor les da la espalda dejan de hacer abdominales o estiramientos. Cuando el profesor les pilla, el castigo es dar vueltas al patio, lo que el colectivo asume con resignación cristiana y aburrimiento explícito. El objetivo del profesor no era ese. Buscaba dar unas pautas sobre la importancia del ejercicio físico en la salud personal, pero la clase se transforma en el palo y la zanahoria, el engaño y el castigo.

Así habló el otro día Cassano. Sólo se mueve si le muestran la zanahoria y le dan palos. Lo dijo con un ruido de fondo de bolsas de patatas fritas y bollos. Así han hablado también Iniesta y Gio, castigados con sus compañeros de parvulario a dar vueltas al patio por el profesor Rijkaard, harto de un cachondeo general en los entrenamientos que ya dura más de tres meses. Así ha hablado Ronaldo, quejoso porque ahora debe ganarse la titularidad entrenando, acostumbrado a la ‘molicie florentiniana’, cuando las alineaciones se confeccionaban por contrato.

Son anécdotas, pero también son un reflejo de la realidad diaria. Demasiados futbolistas se tienen poco respeto a sí mismos como deportistas. Esa es una vieja tradición del fútbol. Si alguno de vosotros tiene el humor de pasarse por los centros de alto rendimiento que hay en España sólo veréis esfuerzo y esfuerzo. Ahora mismo, diluvia en Madrid y el INEF es un hervidero de trabajadores del músculo y el corazón. Gimnastas, halterófilos, arqueros, atletas, nadadores, jugadores de baloncesto, balonmano y voleibol, esgrimistas... se ejercitan hasta la extenuación. Hay poco cachondeo en este centro de alto rendimiento. No hay bolsas de patatas fritas, bollos ni vueltas de castigo. Nadie dice que entrenarse siempre le ha jodido mucho. Todo el mundo sabe que esa cosa tan horrible llamada entrenamiento, preparación, planificación, trabajo, estudio, esfuerzo, sacrificio, paciencia, dedicación, es un mal imprescindible, el camino necesario para llegar a la cumbre (o mantenerse en ella, algo aún más difícil).

Son anécdotas, pero también reflejo de uno de los males del fútbol. El adocenamiento, la falta de respeto a uno mismo, el engreimiento, la percepción de invencibilidad, la creencia de que se pertenece a la ‘casta de los intocables’. Siempre se ha dicho que los futbolistas son gente acomodaticia, de tentación fácil, bolsillo repleto y reacia al esfuerzo. Y hay bastantes que no parecen dispuestos a corregir la leyenda.

Referencias
- Vueltas al patio
- 'Jodido por tener que entrenar'

Fotos: AFP - Real Madrid.com - MilanAc.com.