martes, abril 18, 2006

Un partido en el que el ritmo lo será todo


Con las estrellas que habrá sobre San Siro, cualquier individualidad puede decidir el partido, pero la clave se llama ritmo. Se enfrentan dos ritmos muy diferentes. Cada cual con sus virtudes. El del Barça es un ritmo continuo, constante y veloz. El del Milan, un ritmo adormecido, exasperantemente lento pero con un cambio de velocidad rotundo. Son dos equipos con muchos kilos de paciencia encima, pero mientras el Barça la utiliza para agotar al rival y lanzar una infinidad de ataques, el Milan la emplea para aburrir al contrario, para engañarle con una pretendida fatiga o atasco y disparar su mortífero veneno. El Milan no crea tantas ocasiones de gol como el Barça, pero posee un mejor ratio de eficacia en el remate. El Barça quiere el balón desde los tiempos en que Cruyff dictó el primer mandamiento: si tienes el balón, el contrario no te puede marcar gol. El Milan prefiere no tenerlo o si no hay más remedio que tenerlo, entonces mejor sobarlo hasta aburrir.

Ha dicho hace pocas horas Ancelotti que será una lucha para ver cuál de los dos conjuntos impone su estilo y es cierto. El Milan posee un estilo peculiar: juega sin continuidad, como si no poseyera un plan. De medio campo hacia atrás, sus hombres parecen desganados y los dos puntas caminan por una zona reducida, de forma muy estática. El domingo volví a ver íntegro el Milan-Inter y se cumplieron todas estas características. Daba la sensación que los de Ancelotti ‘pasaban’ del partido. Sin ritmo, cada cual a su bola, andando y sin pasión. Ese estilo adormedece al contrario y le lleva a creer que el Milan está atascado. Pero ese es el error. De pronto aparece Pirlo para un pase largo al delantero centro y la asistencia de éste se transforma en ocasión de gol. O Kaká recibe en el centro del campo y traza un viaje velocísimo hasta la banda izquierda y desde allí una diagonal hasta la mitad del área. O suben los laterales en unión de Seedorf y esa suma crea más peligro. En definitiva, el Milan es como una serpiente dormida pero muy venenosa.

El Barça es más bien una pantera. La experiencia de los dos últimos años le ha dotado de una paciencia que no poseía y de mayor corpulencia defensiva. Pero sigue siendo una pantera. Rabia por tener el balón, pasarlo al compañero, crear la ocasión inmediata, certera, rápida, torpedeante. El Barça se siente bien con el balón en los pies o recuperándolo en menos de cinco segundos si por casualidad lo ha perdido. Necesita el contacto con el cuero, pero además el contacto constante. Quiere imponer su ritmo continuo. Y esa va a ser la clave del partido, más allá de una acción individual que pueda desnivelar el resultado. Si los tres delanteros más Iniesta y Van Bommel son capaces de darle velocidad al balón, el Milan sufrirá mucho. Su defensa no encaja goles en Italia, pero sí en la Champions, donde ha recibido 9 en diez partidos, mientras el Barça sólo ha encajado cuatro en los mismos encuentros. Quien más daño le hizo fue quien menos miedo tuvo de atacarle en velocidad (el Schalke 04). Y no sólo es problema de la edad de los defensas, que también; de su falta de fondo físico, que también; o de la poca cintura de Stam, que también y mucho porque Ronaldinho (y también Etoo cuando se deje caer por banda izquierda) le puede hacer un nudo. Es problema del estilo de todo el Milan.

Contra el run-run lento y parsimonioso, casi una nana con voluntad de dormir al rival, el Barça tendrá que plantear el arma de la velocidad del balón. Si lo hace correr con su habilidad colectiva, el Milan sufrirá como no lo hace desde la final de Estambul.




Vídeo 1: El trailer del Milan-Barça (gentileza de LaFinta.com).




Vídeo 2: Las habilidades de Kaká (gentileza de FútbolArte.com).




Vídeo 3: El gol de Ronaldinho, una obra maestra (gentileza de FútbolArte.com).

Fotos: Ronaldinho, Kaká, Etoo (AFP).