Una mariposa bate sus alas en la selva brasileña y ese ligero movimiento genera modificaciones consecutivas e inesperadas hasta que un tornado se abate miles de kilómetros más allá, en el desierto tejano. Un pequeño cambio en las condiciones originales genera un resultado inimaginable. Esto es el efecto mariposa, la consecuencia más conocida de la Teoría del Caos, bastante simple de comprender: variaciones muy leves en las condiciones iniciales pueden generar diferencias muy profundas en el desenlace.
Aunque no nos consta que en la biblioteca de Pep Guardiola figure el volumen Caos en sistemas dinámicos, de Edward Ott, da la sensación de que lo ha leído y comprendido, pues en cada nuevo partido nos deja pequeños movimientos que buscan generar grandes efectos. Heredó un modelo de juego que se dibujaba como un 4-3-3 y a día de hoy ha conseguido preservar el modelo y su espíritu (presión, posesión, combinación, ir a por los partidos) pero revolucionar los dibujos hasta el punto que ya se cruzan apuestas sobre los nuevos inventos. Introduce en cada partido pequeñas variaciones sobre la misma música, modificaciones que parecen ligeras y leves pero que muchos minutos más tarde, como el aleteo de la mariposa del ejemplo, provocan efectos inesperados. Más aún: las evoluciones se multiplican dentro del partido para enloquecimiento de los locutores, que asisten enfebrecidos a un carrusel de modificaciones tácticas que se suceden sin solución de continuidad.
¿Locura táctica? No, locura sería quedarse quieto cuando los rivales ya conocen tu 4-3-3. Guardiola está generando evoluciones a ritmo frenético como reconoció Mourinho cuando calificó de «update» al Barça. Muchos planes diferentes que a su vez evolucionan en otros muchos durante el mismo partido, pero todos ellos con la misma filosofía. Así, en cada encuentro vemos aplicaciones distintas del mismo dibujo buscando que un pequeño batir de alas en un espacio del césped desate un tsunami en el otro extremo. La mariposa es Messi, que revolotea aleatoriamente en libertad mientras sus compañeros se desordenan ordenadamente y provocan el marasmo del contrario. Es la Teoría del Caos (nombre peligroso para una teoría decisiva en la vida moderna) aplicada al fútbol.