La realidad nos coloca a todos en nuestro sitio. Pero la realidad es cambiante. No es una foto fija, sino una imagen en movimiento que muta sin cesar. La plantilla del Barça es corta, escuchamos a menudo este verano; en realidad, desde hace varios veranos. Pero, ¿corta respecto a qué? Y se nos respondía: corta respecto a la del Real Madrid, que posee una profundidad mucho mayor, un fondo de armario muy consistente. Y, sin embargo, en menos de tres meses de competición resulta que Guardiola ha empleado ocho futbolistas más que Mourinho (28 frente a 20) para obtener resultados muy similares en las tres competiciones que disputan. Así que ¿dónde queda aquello de la plantilla corta?
Sabemos por Mark Twain que hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas. Es indudable que 25 jugadores son más que 19, pero confundidos por el rugido de las olas mediáticas tendemos a creer que no hay más factores que el estadístico, como si los 25 o los 19 jugasen todos al mismo tiempo y el fútbol se decidiera a peso. La realidad, repito, nos coloca a todos en nuestro sitio y acaba por confirmar que Guardiola no mentía cuando decía contar con los hombres del filial, brillantemente catalogados por Zubizarreta como “el desplegable”, circunstancia que no se contradice con aprovechar una ganga como la de Afellay. Lo confirma Pep en cuanto a confianza personal en los promesas, concediéndoles oportunidades puntuales pero constantes. Y lo confirma asimismo con su planificación de la temporada, con una salida lenta y gradual que ha exigido la utilización de muchos jugadores (por tanto, de muchos chicos del filial) para adentrarse ahora en un tramo de máxima forma.
Al optar Mourinho por un camino radicalmente opuesto de salida en tromba y utilización reiterada de un mismo once titular, el resultado conjunto de ambas estrategias es que el Barça llega a la primera meta volante de la temporada con más de 21 jugadores utilizados (descuento a Milito y Jeffren y añado a Thiago, Fontàs, Bartra y Nolito), relativamente frescos y a punto de alcanzar la plena forma en tanto el Madrid llega al mismo hito con 12 futbolistas (los titulares más Arbeloa) profusamente utilizados, en gran forma y con los automatismos muy aprendidos, pero a una distancia enorme respecto de los suplentes: en lo táctico, lo físico y lo emocional.
Mourinho es como el corredor de 1.500 metros que decide salir muy rápido para adquirir ventaja y confiar que el pelotón no le atrapará. Guardiola ha optado por preservar fuerzas para el sprint final. La distinta estrategia escogida ha cambiado radicalmente la diferencia numérica que parecía existir al principio y que tanto temor generaba: Mourinho va lanzado con un pequeño grupo y Guardiola corre a ritmo con muchos más efectivos. ¿Plantilla corta?