A finales de enero, el equipo tinerfeño del San Isidro recibió 300.000 euros procedentes del FC Barcelona en concepto de bonificación por la consolidación de Pedro en el primer equipo blaugrana. Esa cantidad se sumó a los 24.000 euros ya abonados en 2008 por un concepto similar después de que el jugador canario recalara en la cantera del Barça en 2004, a los 17 años.
El ascenso de Andreu Fontàs al Pep Team, todavía no concretado en forma de ficha estable, no le reportará ninguna bonificación al Banyoles, club en el que se originó este central zurdo. En realidad, el Banyoles cedió a Fontàs al Girona todavía en edad juvenil, donde jugó una temporada pero al debutar con el equipo de Tercera, el propio Girona adquirió los derechos del jugador. En su día, Barça y Girona firmaron un traspaso por 6.000 euros (rubricado por José Ramón Alexanko) y el Banyoles recibió la mitad del dinero más la participación del Girona en un partido amistoso.
Cuento estos detalles porque los 6.000 euros que costó Fontàs y los 324.000 con que se recompensó la labor formativa al club en que se forjó Pedro sirven para contabilizar el coste de fichajes del equipo que venció el sábado en Almería: concretamente 99.424.000 euros, repartidos prácticamente en cuatro futbolistas (Villa, Alves, Mascherano y Maxwell) más los flecos simbólicos que he explicado. Esta cifra total de casi cien millones podría parecer tramposa porque contabilizo a los jugadores canteranos a coste cero, pero como la inversión estructural en cantera no se considera (todavía) un activo tampoco es amortizable, luego contablemente es así.
Por tanto, siete de los titulares que golearon al Almería (podríamos añadir también a Bojan y Thiago) supusieron en su día coste cero para el club, a nivel contable, lo que da muestra del valor incuestionable de apostar por la formación y creación de futbolistas propios. Comparemos estos 99,4 millones del cómputo total del equipo con los prácticamente 70 en que estaba valorado Ibrahimovic el curso pasado y promediaremos rápido entre coste y eficacia.
El valor que le otorgo a todo esto no es sólo el obvio de que fomentar la producción propia es generadora de ahorro, energía emocional y éxito, sino también otro muy apreciable: después de meses de catastróficas noticias sobre la gestión financiera en el Barça (tan catastróficas como ciertas), quizás también sea bueno apuntar otra versión positiva en lo financiero. Es posible y cierto construir un equipo, y renovarlo gradualmente, con un coste mínimo en la inversión. Este modelo, que el aficionado ha tenido casi siempre en mente, pasa por ser el único viable en estos tiempos de cataclismos económicos: gente de casa más algunas grandes figuras mundiales. Ya no son épocas para el derroche.