Durante el fin de semana hice un ejercicio que consistió en analizar cuatro partidos del Barça en diferentes categorías: los mayores en Bilbao frente al Athletic (1-3); el B en casa ganando por la mínima al Numancia; el Juvenil A vapuleando al Manlleu (6-0); y el Infantil B venciendo (3-0) al Cornellà. Resultados al margen, el análisis se hace concluyente: todos juegan igual. Cambian los jugadores, su mayor o menor talento, la superioridad o no respecto del rival o la categoría, pero hay un hilo conductor insobornable: el mismo estilo de juego. Todos con un 4-3-3 de base, pero flexible a lo largo de los partidos; todos con la intención rotunda de ir a por la victoria a partir de la posesión del balón; todos con la triangulación y el toque rápido como factor diferencial, sacando el balón jugado desde la defensa, intentando evitar los pelotazos largos, extremos abiertos en las bandas, delanteros nada estáticos y muy presionantes.
Si no entras en detalles puntuales uno se queda con la sensación que ha visto el mismo partido cuatro veces pero jugado por actores de edades distintas. Niños, adolescentes y adultos interpretando una sinfonía única, tocando idénticos instrumentos y la misma partitura. Claro, unos con mayor destreza que otros, pero todos en la misma dirección. Con la misma disposición sobre el tablero, la misma intención táctica, idénticos movimientos posicionales pero piezas, lógicamente, diferentes en edad, tamaño y talento. No debe ser cierto, pero uno acaba creyendo que a las puertas de la Ciudad Deportiva hay un libro gordo donde están escritos los mandamientos de este tipo de fútbol y que cuantos se visten la camiseta blaugrana están obligados (y convencidos) a respetarlos y cumplirlos.
Pondré algunos ejemplos. No está Messi en Bilbao, pero en el Juvenil se alinea Rafa Alcántara como falso delantero centro porque los titulares (Etock o Icardi) están lesionados. ¿Y qué ocurre? Que la defensa del Manlleu se resquebraja y desordena como cuando Messi o Iniesta cumplen ese papel que desorienta al que cree que va a defender a un delantero estático. Cambias de partido y ves a Marc Bartra batir todas las líneas con una diagonal milimétrica a Nolito para que este haga diabluras entrando por banda izquierda. ¿Eran Bartra-Nolito o acaso fueron Piqué-Pedrito? Miras a los infantiles y Aleñá tira una diagonal culminada en disparo a gol que firmaría Iniesta. Ves a Espinosa en los juveniles calcar los movimientos de Sergi Roberto con el B; a Oriol Rosell sacar el balón como Piqué y al infantil Nelson Mandela imitar a ambos; a Jonathan Soriano presionar de forma oscura como Villa, exactamente igual que hace Ernesto Cornejo con los juveniles... Alarma: les están clonando.
- Publicado en Sport (28-IX-2010)
- Publicado en Sport (28-IX-2010)