domingo, septiembre 05, 2010

Retrato empírico de Mourinho

Más que para reflotar al Real Madrid, dice Mourinho que ha venido a España para incrementar su ya fabuloso currículo personal como entrenador. Esta declaración de principios debería bastar para definir al hombre del que más se hablará esta temporada, pero la definición necesita un complemento más: Mourinho pretende dictar la agenda del fútbol español. Y los periodistas parecen dispuestos a complacerle. En realidad, el perfil de Mourinho es ‘muñeca rusa’. El entrenador está incluido dentro del gestor de recursos humanos y este, a su vez, vive dentro del personaje. Mourinho, en efecto, es tres en uno: un entrenador fantástico; un gestor excelente; un personaje indescriptible. No es un hombre con tres caras, sino que utiliza tres rostros para obtener sus objetivos. El entrenador se protege en el gestor y éste emplea al personaje.

De este modo, el personaje dicta la agenda para cebar a los medios: hoy los árbitros, mañana los ‘piscineros’, pasado los balones dorados. Al personaje le importa poco la certeza de sus afirmaciones o la trascendencia del dilema; le interesa el poder que logra dictando los temas del debate público. Maticemos: los temas del griterío público. Porque el personaje Mourinho no se conforma con dictar la temática diaria del debate nacional y monopolizar su protagonismo. Aspira también a que sea un debate a gritos, un gallinero de tertulianos-cotorra. ¿Por qué? Porque el gestor Mourinho busca fabricar cortinas de humo, argumentarios de falsete con que proteger el trabajo oscuro, silencioso y discreto del entrenador Mourinho.

Contra lo que se cree, el amigo José no es un provocador. Es un hombre astuto, un estratega que emplea todos los recursos a su alcance para obtener los objetivos fijados. De ahí que el verdadero Mourinho, el entrenador, utilice sus otros rostros para generar cuantas cortinas de humo necesite. Así se genera mucho debate y polémica y cosquilleo en bastante gente. Logrará reacciones destempladas de la prensa, sobre todo la catalana, y con ello estará obteniendo justamente lo que necesita para continuar la difícil tarea de reconstruir un equipo a partir de las cenizas, un equipo que perdió la identidad futbolística a base de apaños, parches y fichajes cienmillonarios, pero al que hay que recoser todas las costuras para vestirlo como merece.

No importa demasiado cómo enfrentará la prensa el reto de la agenda de Mourinho. Hay quien afirma que el mejor antídoto es la indiferencia; otros, que la respuesta furibunda; algunos más, que la réplica argumentada. No nos engañemos: al propio Mourinho sólo le interesa como maniobra de distracción. Lo verdaderamente importante se cuece en dos ciudades deportivas: Sant Joan Despí y Valdebebas. Lo restante es humo.