Cada vez que el Barça presenta una
alineación en formato 3-4-3, creemos retroceder a 1988 y revivir a Cruyff en el
banquillo. Sin embargo, en estas dos largas décadas, ese dibujo ha aparecido en
las pizarras blaugrana en múltiples ocasiones, pero sobre todo en el césped.
Ocurre que tendemos a definir el sistema de juego erróneamente en función de la
alineación y del dibujo teórico que forman los jugadores antes del pitido
inicial, pero la realidad es mucho más rica y sutil. Xavi Hernández lo definía
con precisión anteayer en el diario Sport cuando explicaba que el Barça emplea casi
siempre una línea de tres defensas vista la posición real durante el juego.
La próxima evolución táctica que maneja
Guardiola no es el 3-4-3 de Cruyff, ni el 3-1-3-3 de Bielsa (aunque con
interiores en vez de laterales, como ante el Villarreal), sino el 2-3-3-2.
Hagamos una precisión básica: esta estructura está prevista para aplicarse en
el Camp Nou ante equipos de defensa muy cerrada y nivel medio; no es el sistema
para enfrentar a un Real Madrid o un Manchester United, ni para visitar los
campos de Athletic u Osasuna. Es para desplegarla en casa frente a conjuntos de
media tabla que atacan con un solo delantero. El objetivo fundamental de dicha
organización es incrementar a cuatro las líneas de jugadores para facilitar el
sentido del juego saltando de una a otra, hacia delante o hacia atrás según
interese.
El esquema planta dos defensas sobre el
círculo central: uno preciso en el pase y la conducción (estilo Piqué) y otro
corrector gracias a su velocidad y eficacia en el corte (Puyol, Mascherano,
Abidal). El inmenso vacío a sus espaldas deberá ser cubierto por la
anticipación de Valdés, auténtico líbero, más la rapidez del defensa corrector.
La segunda línea del equipo la componen los dos laterales más el mediocentro de
posición, que ejerce de ancla sobre quien gravita el equipo (digamos Alves,
Busquets, Abidal). Ambos laterales mantienen su perfil asimétrico, con mayor
profundidad por derecha.
La tercera línea se mueve entre líneas
rivales: son las tres mariposas que revolotean para escorar la muralla
contraria, Messi y dos interiores componiendo triángulos de distintos tamaños y
orientación, en ocasiones con la punta hacia arriba, en otras hacia abajo. La
cuarta línea, por último, es la de los extremos sacrificados, los dos hombres
que estiran y tensan la lona en las bandas para abrir los pasillos centrales en
la defensa contraria por donde entrará la tercera línea blaugrana y también
ellos dos.
Guardiola ya empezó a probar este plan especial
de ataque a finales de la pasada temporada, que es la época que siempre utiliza
para ensayar sus nuevas propuestas de laboratorio, y pronto veremos este
2-3-3-2 con fuego real.
- Publicado en Sport (10-IX-2011)
- Publicado en Sport (10-IX-2011)