martes, septiembre 13, 2011

Equivocarse no es ser prepotente

Para que a Guardiola no le acusaran de prepotente y de ir de sobrado ¿a quién debería haber alineado en Anoeta? Hay bastante gente que tiene respuesta fácil a esta pregunta: al once de Wembley (con la salvedad de Piqué, lesionado). ¿Y qué alineación debería presentar hoy ante el Milan? Imagino que la respuesta es idéntica: la de Wembley (salvo Piqué). Y supongo que ese once de gala seguiría repitiéndose semana a semana, partido a partido, sin importar que haya 65 encuentros puestos en fila india ahí delante, uno tras otro.

Sin embargo, el sentido común, la planificación deportiva y la sensatez futbolística dicen lo contrario: ¿Hay alguna fecha mejor para que Messi descanse un poco que tras la vuelta de un viaje inmenso? Y así podríamos preguntarnos por todos y cada uno de quienes se sentaron en el banquillo del estadio vasco; por Abidal, Puyol e Iniesta o por Villa y Mascherano. ¿A qué viene tanto alardear de plantilla excepcional para acabar reclamando a los once de siempre? ¿Por qué es ir de sobrado alinear a Valdés, Alves, Busquets, Xavi, Thiago, Cesc, Pedro y Alexis? Sinceramente, me parece un rapto de locura pretender que jugar con ocho futbolistas que serían titulares en cualquier equipo del mundo sea un acto de prepotencia. Y me parece otro desatino esperar que el entrenador, disponiendo de una plantilla magnífica, se limite a jugar siempre con los mismos, sin atender a un principio base del deporte competitivo que es recuperar, preservar y proteger las fuerzas propias. Parece como si, ante un mal resultado, todos los beneficios apreciados en las últimas temporadas sobre planificar las rotaciones, utilizarlas como instrumento de gestión física y mental y milimetrar los minutos totales competitivos, se hayan olvidado. ¡Qué memoria tan frágil!

Dicho esto, no todo fue acertado en Guardiola y sus jugadores el sábado. Cometieron errores indiscutibles. Los puntuales que todos vimos (el marcaje a Agirretxe en el primer gol; el pase de Villa en el segundo) y otros menos perceptibles, pero relevantes. La pérdida de concentración a partir de la media hora de partido fue uno de ellos; también la decisión de pasarse el balón en zonas intrascendentes, cuando el viento soplaba a favor, sin voluntad de saltar líneas rivales, principio esencial del juego de posición. Y varios más: el modo de atacar en el segundo tiempo, la pésima mezcla de dos centrales similares, la falta de presión arriba, la dispersión del equipo, la ausencia de fluidez en Keita como mediocentro, la liviandad de Fontàs como defensa que no acaba de romper el caparazón de la promesa... En fin, varios errores de importancia y responsabilidad muy distinta, pero ninguno referente a alineación prepotente ni a ir de sobrados.


- Publicado en Sport (13-IX-2011)