martes, septiembre 06, 2011

2003, cuando empezó todo

2003. Año esencial en la historia moderna del Barça. Año decisivo para entender la dimensión actual del club. 2003: Cesc y Messi se alinean en el Cadete A y rompen récords y moldes. Su asociación es sinónimo de un porvenir radiante. Pero Cesc se va. El club está en caída libre. El Real Madrid galáctico transita en otra dimensión. Llegan dos hombres y cambian ese rumbo: Ronaldinho en lo anímico, marcando goles con una sonrisa perenne; Rijkaard en lo táctico. (Y Laporta, Txiki y su equipo en la dirección).

Rijkaard es lento. Tarda seis meses en comprender dónde está. En diciembre, el Málaga le golea 5-1. En el eje defensivo se alinean Mario y Cocu como centrales y Xavi como mediocentro. Una semana más tarde, 7 de diciembre de 2003, el Madrid visita el Camp Nou y rompe una racha de veinte años sin ganar. Aquella noche, los centrales son Puyol y Reiziger. Xavi sigue de mediocentro. Pocas semanas antes, Cesc Fàbregas ha debutado en Highbury, con sólo 16 años y 177 días, en partido de League Cup frente al Rotherham United. El 8 de diciembre de 2003, deprimido por la derrota indiscutible ante el Madrid, Rijkaard hace una llamada a Italia. Arrigo Sacchi al aparato. Un consejo: Pirlo más Gattuso. Es decir, Señor Rijkaard: encuentre un Gattuso para su Xavi. El Gattuso del Barça se llama Edgar Davids y llega un mes más tarde, cedido por la Juve. Davids se asocia con Xavi y el Barça despega. Le recupera 22 puntos al Madrid en la segunda vuelta.

Al año siguiente, Rijkaard da con la tecla definitiva y se atreve con el dogma del 4. En vez de mantener a Xavi como mediocentro, lo adelanta 15 metros. Una precoz rotura de ligamento cruzado impide a Motta asentarse en el puesto y también a Edmilson, víctima de la misma lesión. Así que el 4 musculoso y de perfil defensivo recae en Rafa Márquez. En cualquier caso, Xavi deja de ser el 'aguador' que recoge el balón de las manos de Víctor Valdés para transportarlo afanosamente hacia arriba y se convierte en un volante creativo que desarrolla sus mejores armas: el control del ritmo, el manejo de la pausa para posicionar a los compañeros y enredar al contrario y el último pase. Ya estamos en 2004. El Barça arranca una etapa triunfal de éxitos continuados, con un mediocentro defensivo que protege las espaldas de Xavi, que revolotea libre por las praderas centrales. Cerca suyo aparece un chaval con licencia juvenil y ficha del Barça B llamado Messi. En Londres, Cesc ya es titular del primer equipo y pronto será capitán ‘gunner’. La historia que en 2003 amenazaba con el abismo dio un giro radical en sólo un año y un auténtico triple salto mortal en 2011, cuando los protagonistas se han vuelto a reunir, como prometiendo que ahora sí todos los astros están alineados.

- Publicado en Sport (6-IX-2011)