2003. Año esencial en la historia moderna del Barça. Año decisivo para entender la
dimensión actual del club. 2003: Cesc y Messi se alinean en el Cadete A y
rompen récords y moldes. Su asociación es sinónimo de un porvenir radiante.
Pero Cesc se va. El club está en caída libre. El Real Madrid galáctico transita
en otra dimensión. Llegan dos hombres y cambian ese rumbo: Ronaldinho en lo
anímico, marcando goles con una sonrisa perenne; Rijkaard en lo táctico. (Y
Laporta, Txiki y su equipo en la dirección).
Rijkaard
es lento. Tarda seis meses en comprender dónde está. En diciembre, el Málaga le
golea 5-1. En el eje defensivo se alinean Mario y Cocu como centrales y Xavi
como mediocentro. Una semana más tarde, 7 de diciembre de 2003, el Madrid visita
el Camp Nou y rompe una racha de veinte años sin ganar. Aquella noche, los
centrales son Puyol y Reiziger. Xavi sigue de mediocentro. Pocas semanas antes,
Cesc Fàbregas ha debutado en Highbury, con sólo 16 años y 177 días, en partido
de League Cup frente al Rotherham United. El
8 de diciembre de 2003, deprimido por la derrota indiscutible ante el Madrid,
Rijkaard hace una llamada a Italia. Arrigo Sacchi al aparato. Un consejo: Pirlo
más Gattuso. Es decir, Señor Rijkaard: encuentre un Gattuso para su Xavi. El
Gattuso del Barça se llama Edgar Davids y llega un mes más tarde, cedido por la
Juve. Davids se asocia con Xavi y el Barça despega. Le recupera 22 puntos al
Madrid en la segunda vuelta.
Al
año siguiente, Rijkaard da con la tecla definitiva y se atreve con el dogma del
4. En vez de mantener a Xavi como mediocentro, lo adelanta 15 metros. Una
precoz rotura de ligamento cruzado impide a Motta asentarse en el puesto y
también a Edmilson, víctima de la misma lesión. Así que el 4 musculoso y de
perfil defensivo recae en Rafa Márquez. En cualquier caso, Xavi deja de ser el 'aguador' que recoge el balón de las manos de Víctor Valdés para transportarlo
afanosamente hacia arriba y se convierte en un volante creativo que desarrolla
sus mejores armas: el control del ritmo, el manejo de la pausa para posicionar
a los compañeros y enredar al contrario y el último pase. Ya
estamos en 2004. El Barça arranca una etapa triunfal de éxitos continuados, con
un mediocentro defensivo que protege las espaldas de Xavi, que revolotea libre por
las praderas centrales. Cerca suyo aparece un chaval con licencia juvenil y
ficha del Barça B llamado Messi. En Londres, Cesc ya es titular del primer
equipo y pronto será capitán ‘gunner’. La historia que en 2003 amenazaba con el
abismo dio un giro radical en sólo un año y un auténtico triple salto mortal en
2011, cuando los protagonistas se han vuelto a reunir, como prometiendo que
ahora sí todos los astros están alineados.
- Publicado en Sport (6-IX-2011)