Ha llegado la hora de la verdad para el Barça. Después de semanas de premios universales, elogios infinitos y alegorías mayestáticas por un juego de ensueño llega el aterrizaje forzoso: Xavi se ha roto, justo cuando se visita al 'ogro' Vila-real con Rijkaard enfermo. Otra vez los ligamentos cruzados (como Raúl, Oliveira o Miguel Angel en sólo tres meses), otra vez adiós a la temporada. Pero ahora la pieza que se ha roto es el eje del equipo, el gozne sobre el que gira todo. El año pasado fueron cuatro lesiones idénticas a esta, pero ni Gabri, ni Larsson eran titulares y ni Motta ni Edmilson eran pieza indiscutible e insustituible, pieza clave. Lo grave de la temporada anterior fue la sucesión de lesionados. Lo grave de la actual es que se ha roto un jugador esencial.
Llega la hora de Iniesta, el 'número 12' del año pasado, llamado a ser ahora el 'nuevo Xavi'. Obligado, por tanto, a cambiar ese papel de suplente de lujo para convertirse en el protagonista del centro del campo. ¿Podrá asumir ese rol? No es el mejor día para eso, con Riquelme y compañía enfrente y Rijkaard de baja. El momento que todo futbolista odia ha llegado para Xavi, que con un 98% de pases acertados por partido iba camino de una temporada gloriosa. Al mismo tiempo, para Iniesta llega la encrucijada que todo futbolista desea: ser o no ser el hombre esencial.
Decía el filósofo Valdano que "un hilo puede sujetar muchas cosas. Un equipo es un collar de perlas y si se rompe el hilo todas las perlas se dispersan". Xavi era el hilo; ¿se romperá este collar de estrellas?