Media selección brasileña acaba de rodar una campaña publicitaria en Madrid: Ronaldinho, Ronaldo, Kaká, Cafú, Robinho y Roberto Carlos. Por razones profesionales no estoy autorizado a desvelar ninguno de los secretos que rodean dicha campaña, destinada al mercado brasileño y dirigida por el mismo realizador que rodó aquella otra de Nike en un aeropuerto. Pero después de dos tardes con ellos sí puedo reiterarles una obviedad: será una gran sorpresa si Brasil no gana el Mundial. Bastaba verles en uno de los spots ejecutando un rondo entre los seis, con todo tipo de malabarismos, para comprender que Argentina, Alemania, Holanda o Italia tendrán que sudar mucho para derrotar a estos magos del balón.
Puesto que la confianza depositada por la empresa brasileña que contrató a mi productora publicitaria me obliga a mantener la confidencialidad sobre las múltiples anécdotas ocurridas, me limitaré a desmentir algo que en muchas ocasiones es motivo de crítica entre aficionados y periodistas: los anuncios publicitarios distraen a los futbolistas, les desconcentran y les alejan de los entrenamientos. Yo mismo lo creía, pero creo de justicia afirmar que no es así. Hace dos meses ya lo percibí durante un rodaje con Beckham, pero la de esta semana ha sido la “prueba del algodón”. Reunir a media selección brasileña repartida por tres ciudades europeas no resulta sencillo y puede comportar numerosas complicaciones para la organización, pero también para los jugadores. Sin embargo, ninguno de los seis brasileños ha faltado a ningún entreno. Ha sido necesaria mucha coordinación, por supuesto, y enlaces aéreos efectivos, pero nadie ha perdido un solo minuto de entrenamiento.
De Kaká y Cafú cabía esperarlo, no en vano el media punta se había retirado hacía una semana del Fenerbahce-Milan por un golpe en el costado y sólo el martes había regresado a entrenar, todavía en solitario, aunque el mismo miércoles ya participó con todos sus compañeros. Cafú también estaba tocado desde el partido contra la Fiorentina, pero ya anda recuperado. Lo cierto es que a medianoche de ayer, ambos estaban de vuelta en Milan y hoy por la mañana han entrenado con normalidad. También a medianoche, Ronaldinho estaba de regreso en Barcelona y a disposición de Rijkaard, tras haber llegado a mediodía, con retraso precisamente por la duración del entrenamiento del Barça.
Mis dudas surgían en el Madrid, pues Luxemburgo había decretado doble sesión de entrenamiento el miércoles y precisamente por la tarde estaba programado el rodaje de los seis brasileños. Ronaldo, Roberto Carlos y Robinho entrenaron mañana y tarde y llegaron hasta el escenario del spot pasadas las ocho de la tarde, con notable retraso y rostros de fatiga por la paliza, pero cumplieron el plan de su entrenador. Esta mañana, los tres han celebrado una nueva sesión sin ningún inconveniente.
Les cuento esto (a falta de anécdotas que debo guardarme) para matizar esa idea que ha proliferado sobre que los jugadores se dedican a la publicidad y se desentienden de la preparación. Al menos estos seis, media selección brasileña, cinco campeones del mundo más el jovencito Robinho, a los que daba gusto ver practicando toda suerte de filigranas y malabarismos. Desde luego, si no ganan ellos el Mundial mi sorpresa será mayor que la sufrida en 1982.