Los aficionados del Barça querrían que la Liga española fuese como la Premier inglesa: un paseo militar. Pero ahí están Javier Aguirre y López Caro para impedirlo. El Barça de Rijkaard ha batido su récord de victorias consecutivas (11), superando por fin al ‘dream team’ en algo e igualando la histórica plusmarca del Barça de Platko y Kubala del año 55. El talento natural de Ronaldinho y la habilidad rematadora de Etoo han conseguido superar al rival más difícil de la temporada, un Sevilla con las líneas unidas por pegamento, una coraza defensiva de acero y un contragolpe espectacular. El fútbol brillante de los barcelonistas no ha aparecido, sea por la capacidad del rival de leer el partido, sea por las bajas en el centro del campo (Xavi, Deco, Márquez, Motta, Van Bommel). El Barça ha jugado gripado y espeso, pero ha resuelto el partido con magia en vez de con tiralíneas.
Y justo cuando el Barça había perdido a Márquez, el Madrid ha encontrado al suyo: Sergio Ramos. No ha sido ninguna sorpresa su actuación en Málaga pues ya Luxemburgo le alineó varias veces como mediocentro, pero López Caro ha aplicado tanta sensatez al conjunto que el Madrid ha parecido de nuevo un equipo. El gol de Ramos y el golazo de Robinho impulsarán a los fanáticos a jurar que el Madrid ha vuelto. Aún es pronto para decirlo. De momento, además de rezos, López Caro ha provocado el retorno del sentido común a un vestuario falto de él. Además del entrenamiento físico intenso, del aperitivo confraternizador y de las lecciones básicas de táctica colectiva, el nuevo técnico ha aportado un discurso entendible para la afición y, sobre todo, para sus jugadores. Defensa fuerte, centro del campo coherente y juego por las bandas. La defensa ha sufrido, Ramos y Guti han tenido algunos lapsus y Robinho y Zidane han subido la banda pero intermitentemente. Sin embargo, es una clara mejoría en busca del fútbol colectivo. El domingo llegará la prueba de fuego.
Llega Osasuna al Bernabéu. El equipo del ‘vasco’ Aguirre, el de los jugadores sin notoriedad mediática, anda empatado con el Barça: 34 puntos tras 15 partidos, apenas a ocho de la salvación matemática como gusta de predicar el propio Aguirre. Es cierto que si el Sadar es inexpugnable (8 partidos, 8 victorias) el Osasuna que juega de visitante no resulta tan eficaz (3 victorias, 1 empate, 3 derrotas), pero harían mal los galácticos en despreciarle. Un equipo que está en forma y crecido es un peligro manifiesto. Para López Caro, Osasuna será el domingo la ‘prueba del nueve’ para saber si los galácticos han decidido ‘hacerle la cama’ o prefieren seguir apoyándole en el sacrificio, el esfuerzo físico, la tenacidad, el coraje y el esfuerzo colectivo. Veremos.