El fútbol moderno no se puede analizar con pautas caducadas. En el fútbol moderno no es viable fijar un equipo titular si cada 72 horas juegas un partido. Dejó dicho Cruyff que un entrenador no maneja once jugadores por partido, sino catorce, y lo dijo hace ya década y media. Hoy deberíamos actualizar ese pensamiento y explicar que un entrenador administra minutos/jugador para cubrir los dos partidos semanales. Los primeros en comprenderlo fueron los buenos preparadores físicos, que rompieron corsés provenientes del atletismo y milimetraron la condición física en función del calendario exacto. El Barça es hoy un equipo de alta sofisticación en el reparto de esfuerzos, hasta el punto que los datos de control del esfuerzo arroja coincidencias que no pueden atribuirse a casualidades: cada jugador cumple a final de temporada, salvo accidente, un número planificado de esfuerzos, cargas y minutos de juego.
La planificación de la plantilla para el próximo curso se medirá con estos parámetros: 65 partidos en el supuesto más favorable; 57 en uno más negativo. Eso significa que los 10 jugadores de campo deberán cubrir un máximo de 58.500 minutos o un mínimo de 51.300. Para conseguirlo, Guardiola necesita disponer de 14 a 16 jugadores de prestaciones similares a fin de que la exigencia total de cada uno no supere en exceso los 4.000 minutos (cifra que esta temporada han rebasado Messi, Piqué, Iniesta, Villa, Alves y Xavi), listón que simboliza el sobreesfuerzo y la caída del rendimiento. Los dos fichajes que están al caer no son para cambiar el `once de gala', ni para tapar a este o aquél chico, ni para sentar a uno u otro, sino para evitar superar en demasía el listón de los 4.000 minutos. Para que con Cesc, Alexis, Thiago, Fontàs y ese `tapado' que, presumiblemente, llegará, sea factible una gestión adecuada y eficiente de la auténtica paliza competitiva que les espera.
Otra pauta caducada es la de fichar jugadores 'contra' la voluntad de su club. La prensa sigue alimentado esa falacia, pero lo que manda hoy es la cooperación entre directores técnicos que gestionan recursos humanos con visión de medio plazo: Ayer, el Udinese contrató a Danilo Larangeira, central brasileño de 27 años. Nada relevante. Le contrató porque venderá a su central francés Medhi Benatia a la Roma de Luis Enrique. Esto ya apunta alguna relación con el Barça. Pero es que Danilo procede del Palmeiras, el equipo al que el Barça está a punto de ceder a su central Henrique. Claro, eso ya sí encaja del todo. Tu contratas a Danilo, yo ayudo al Palmeiras a cubrir el hueco con un central que poseo y no utilizo; la Roma se beneficia con el defensa del Udinese y, a cambio, cerramos un buen trato por Bojan. Y tú, Udinese, simplemente tienes que cerrar el círculo con quien ya sabes. - Publicado en Sport (2-VII-2011
PD: Más sobre Udinese. Ayer no sólo fichó a Danilo Larangeira, central del Palmeiras. También a dos centrocampistas jóvenes: Abdoul Walid Sissoko (hermano pequeño de Momo, de la Juve) y Thierry Doubai. Y, sobre todo, recuperó a Diego Fabbrini, en co-propiedad con el Empoli. Fabbrini, 20 años, apunta directamente a ser el sustituto de Alexis Sánchez: su juego nace en la banda, posee un 1 vs 1 excelente, gran cambio de ritmo y es capaz de adaptarse a casi todas las posiciones decisivas: extremo izquierdo, en el Empoli; mediapunta en la selección. Sólo le falta mejorar su compromiso defensivo, como ocurría con Alexis hasta la temporada pasada.
Con los cuatro fichajes, que serán presentados este lunes, más el previsible del uruguayo Facundo Píriz, el Udinese cubre sus tres bajas sensibles: la de Alexis (Barça) arriba, la de Benatia (Roma) atrás y la de Inler (Juventus o Napoli) en el centro. Ninguna de esas tres bajas ha sido oficializada, pero el club italiano ya les ha buscado sustituto.