martes, julio 26, 2011

Isaac Cuenca, hijo pródigo por partida doble

Joan Isaac Cuenca López, 20 años (Reus, 27 de abril de 1991). Sólo necesitó dos entrenamientos para enamorar a Pep Guardiola, que al tercer día le dio la camiseta del primer equipo para que jugara de extremo en banda derecha. Isaac Cuenca, doblemente hijo pródigo en el Barça, es una metáfora por sí solo. Cuenca llegó al Barça en 2002, con apenas 11 años, procedente del Santes Creus. Se integró en el Alevín A blaugrana y estuvo tres temporadas en el club, pero en primavera de 2005 el jugador anunció al Barça que se iba. Poseía una técnica prodigiosa, rayana en el malabarismo, era rápido y tenía una inteligencia táctica muy por encima de la media. ¿Por qué deseaba irse? Porque su físico era muy liviano. Era un chaval ligero y fino, casi frágil por lo delgado, que no dominaba el juego aéreo y que sufría horrores frente a defensas rivales mucho más fuertes y poderosos. Isaac lo pasaba mal y optó, en un gesto inaudito, por renunciar a una plaza de lujo en la cantera del Barça. Su adiós no fue un hasta luego. Cerrar esa puerta significaba cerrarla para siempre. ¿Para siempre?

Cuenca fichó por el Reus, donde jugó tres temporadas: las dos de cadete y la primera como juvenil. Creció, ganó fuerza, mejoró sus puntos débiles y amplió la masa muscular de sus piernas. La Damm, ese gran vivero, se hizo con él en su segundo año de juvenil y todos los ojeadores catalanes se prendaron de sus driblings. El Espanyol se adelantó para contratarle: el fichaje estuvo a un milímetro de ejecutarse. Pero el Barça, contradiciendo la teoría, golpeó de nuevo su puerta. El cartero, en este caso, sí llamó dos veces. Ingresó en el Juvenil A que entrenaba García Pimienta y su temporada resultó, literalmente, sensacional. Si en la Damm había jugado de interior, su nuevo entrenador le reconvirtió en extremo desde la pretemporada. Titular indiscutible, goleador (8 tantos) y ambidiestro (aunque su pierna dominante es la derecha) ocupó ambas bandas indistintamente, con preferencia por la izquierda para desbordar en diagonal. El tándem García Pimienta-Cuenca logró romper el mito del imposible retorno: en su segunda vida como blaugrana, el chico estaba triunfando.

Subió al filial, pero a Luis Enrique le sobraban jugadores o le faltaban fichas y fue cedido al Sabadell: 2ª B, categoría dura. De nuevo, fuera del Barça, aunque esta vez con posibilidad de regreso. Y en el Sabadell cuajó una temporada de lujo por banda izquierda, jugando 32 partidos y logrando cinco goles, alguno de ensueño. En diciembre ya parecía evidente que volvería al Barça B. Y lo ha hecho enamorando en sólo dos sesiones a Guardiola. Este chico vio dos veces la puerta de salida y cruzó en tres ocasiones la de entrada. La vida es ida y vuelta. Y persistir.

- Publicado en Sport (26-VII-2011)