El Barça ha empezado la temporada al revés que muchos equipos: en vez de irse a la montaña y acumular kilómetros en las piernas ha decidido entrenarse en la Ciutat Esportiva Joan Gamper y con el balón como eje de toda su preparación. Esta es una metodología habitual en el equipo blaugrana, pero nunca de modo tan acusado como en este nuevo curso recién iniciado, cuya dinámica rompe todas las pautas clásicas. Guardiola y los preparadores físicos han dado una vuelta de tuerca más en su método y prescindido del habitual trabajo de pretemporada para acercarse con mayor prontitud al ritmo-competición más propio de los meses competitivos (si bien han empezado con cargas de fuerza-resistencia). La proximidad de la Supercopa de España aconsejaba tomar una decisión al respecto y el resultado ha sido, como mínimo, inesperado: balón, trabajo técnico-táctico y partidillos con máxima intensidad. Lo contrario de la carrera continua en alta montaña. Balón raso, al pie y directos al objetivo.
Jugadores como Puyol y Xavi trabajan en una línea más tradicional, pero el resto protagoniza una tendencia muy distinta y casi diría que radical: han iniciado la temporada como la terminaron, con idéntica intensidad (aunque no en el mismo estado de forma, por supuesto). Esta percepción visual ha sido confirmada por fuentes del vestuario, que han expresado su entusiasmo por la intensidad mostrada por los jugadores a su regreso: han entrenado como si hoy disputaran la final de Champions, nos han explicado. Con idéntica intensidad, lo que ha sido bien visible en la sesión del jueves, abierta a los medios. Y con una tendencia espectacular hacia el ritmo-competición, lo que augura una rápida puesta en forma.
Sería legítimo poner en duda la sostenibilidad de semejante apuesta: ¿Perderán la forma dentro de pocos meses? La maestría demostrada por los preparadores físicos hasta la fecha parece garantía suficiente para responder de manera negativa. Estos primeros entrenamientos dejan otra conclusión inmediata: los jugadores parecen conservar el hambre de triunfos. Este es un factor esencial en los éxitos, pero al tratarse de un intangible no puede medirse con la precisión de los Gps que miden sus esfuerzos, sino que sólo pueden percibirse en los detalles. Y, en este sentido, estos primeros entrenamientos dejan tras de sí sensaciones idénticas a las de las recientes temporadas: jugadores concentrados, intensos, agresivos y muy competitivos, junto a chicos del filial con los ojos tan abiertos como quien acude a un máster. Guardiola está entusiasmado con lo que ha percibido. Está muy cerca de completar la plantilla como la quería (faltan Cesc y dos bajas) y ha confirmado la categoría de algunas nuevas perlas del filial. Está a punto de lanzar una nueva convocatoria a abrocharse los cinturones.