Los ojeadores del Barça analizaron la temporada pasada un total de 4.763 jugadores comprendidos entre 7 y 23 años, susceptibles de ser incorporados a los equipos de la cantera blaugrana. La cifra es gigantesca. Los 21 scouters que posee el club para las categorías inferiores, más tres responsables de zona y la coordinación de Pep Boada, acudieron a 5.254 partidos disputados en la geografía española, recorriendo 351.237 kilómetros durante los cerca de diez meses que duró el proceso. Bajo todo tipo de inclemencias metereológicas, estos 21 observadores cumplieron una misión fundamental: encontrar los jugadores más adecuados para el estilo del Barça, chicos capaces de comprender el lenguaje futbolístico que se enseña en La Masia.
El proceso que siguen estos buscadores de pepitas de oro es muy interesante. Hay que reconocer, no obstante, que cuentan con una ventaja decisiva: lo que buscan está muy bien definido y acotado por el propio estilo de juego blaugrana. Hacen falta futbolistas muy concretos y específicos, con talento técnico, inteligencia táctica y capacidad de adaptación al estilo. Los roles están perfectamente diseñados y los ojeadores van en su busca sin titubear. Intentan pasar desapercibidos en los campos a los que acuden y captar aquellos detalles que completarán el perfil de los jugadores que interesan: por ejemplo, el comportamiento de los padres, que puede ser indicativo de conflictos posteriores. Desde el anonimato, estos scouters radiografían sus objetivos con precisión de cirujano. Les he visto en acción y doy fe. Además, resulta muy revelador ver que ellos se dedican a unos objetivos que casi nunca coinciden con lo que atrae la atención del público: mientras los aficionados se concentran en un goleador, ellos están pendientes de un lateral zurdo que parece pasar desapercibido. Esos son sus objetivos.
Durante la temporada pasada, los 21 scouters blaugrana detectaron 943 jugadores con potencial, susceptibles de ser analizados por su talento y condiciones técnicas y emocionales. La primera criba, por tanto, significó pasar de 4.763 a 943, pero no se detuvo ahí sino que prosiguió de manera constante. Cada mes, la secretaría técnica del Barça recibió un informe de cada uno de los ojeadores con el seguimiento detallado de sus objetivos, que fue reduciéndose hasta quedar en 221 jugadores considerados de "nivel Barça". Esta bolsa de candidatos, nacidos entre 1987 y 2003, ha sido la que los scouters ha propuesto al club para que los entrenadores de base hicieran, a su vez, un seguimiento detallado de los que, finalmente, serán incorporados para reforzar la cantera. Obtener las perlas es un trabajo oscuro y silencioso, profundamente agotador, pero decisivo para el futuro.