Pep Guardiola: “El jugador se va y se va a casa. Yo acabo, gano, tomo un poco de jamón en el vestuario o una copa de vino. Ok, perfecto, hoy hemos ganado. Pero luego viene un jugador que te dice: “No veas cómo está de enfadado el que no ha jugado, el que no has sacado, el que has hecho calentar…”. Y tú te llevas a casa el enfado de ese jugador. Y dices: “A ver qué hago yo para volver a ganármelo mañana”. Y no le puedo decir: “Tranquilo, ya jugarás mañana”. No, porque somos adultos, y si le digo: “No has jugado por este motivo”, él lo que entiende es: “Tú quieres a ése y no me quieres a mí”. Porque al final todo se reduce a sentirse querido. Se trata de hacer un trabajo que te guste y sentirte amado. En basket, el entrenador los hace jugar a todos en un partido. Yo, en una plantilla de diecinueve o veinte jugadores, dejo a diez sin jugar. Y ellos entienden que yo no les quiero, continuamente. Es un drama. Por eso se suele entrenar en periodos de cinco años, porque ni ellos me van a aguantar ni yo les voy a aguantar a ellos”.
En estas declaraciones del entrenador del Barça se refleja por completo su personalidad, sus temores, la tipología de relaciones que sostiene con sus jugadores, lo que le irrita y desagrada, y, finalmente, una conclusión: la vida de un entrenador, según la interpreta Pep, se basa en ciclos no excesivamente largos. Cinco años, por ejemplo. Las anteriores no son unas palabras sacadas de contexto, ni unas declaraciones robadas o confidenciales, ni extraídas de una conversación privada o secreta, ni siquiera alejadas en el tiempo. Son declaraciones realizadas por Guardiola hace poco y publicadas a toda página por la prensa española. Declaraciones enmarcadas en una larga y meditada campaña publicitaria del Banc Sabadell. En ellas, Pep repasaba todos los detalles de su rol como entrenador y concluía con esta revelación íntima: “Es un drama. Por eso se suele entrenar en períodos de cinco años”.
¿A qué viene, por tanto, esa sensación generalizada de dramatismo por las palabras, ahora, de Pep diciendo que su ciclo en el Barça se va terminando? No son ninguna novedad, sino la reiteración de su criterio: cinco años, duración máxima de su ciclo. Criterio refrendado año tras año con sus ajustadas renovaciones. Confirmado por su desgaste físico y emocional: nadie desmentirá que está dedicando los mejores años de su vida al Barça. En definitiva, la reflexión podría ser esta: ¿De verdad alguien creía que Pep Guardiola estaría al frente del equipo hasta 2020? ¿O hasta 2015? Probablemente, una respuesta positiva sería tan hermosa y gratificante como incierta e inviable. El ciclo del fútbol es el ciclo de la vida: unos vienen y otros van. Pep sólo lo ha recordado.