Las semanas con partidos de selección resultan idóneas para la reflexión sobre el curso siguiente. No es extraño, por tanto, que todos nos dediquemos a pensar en lo que ocurrirá a partir del 30 de junio, quiénes serán los protagonistas de los nuevos fichajes y, por decantación, a qué jugadores se les dará la baja. Naturalmente, nosotros vamos con retraso respecto de quienes realizan la auténtica planificación, Zubizarreta, Guardiola y Bartomeu: desde la sombra y el silencio, el Barça ya tiene su plan A y también su plan B de fichajes, así como un diseño de las bajas.
Como es lógico suponer, yo no conozco esos planes confidenciales. A lo sumo que puedo aspirar, con retraso y plagado de errores, es a imaginar qué parámetros se manejan en dicha planificación. El sentido común, por ejemplo, nos dice que Guardiola seguirá queriendo gestionar una plantilla corta, de 20 o 21 jugadores, de lo que se deduce que prácticamente cualquier alta deberá ir acompañada de una baja. Y ya hay un alta segura: la de Thiago Alcántara. Un segundo elemento lo ha aportado el propio presidente, Sandro Rosell, cuando ha fijado públicamente en SPORT la postura del Barça sobre Cesc Fábregas. Podríamos decir que Cesc es el Plan A, pero con matices: el año pasado, Rosell ofreció 40 millones y explica que, una temporada más tarde, el jugador de Arenys no ha incrementado su valor. Si acaso, lo mantiene. En esas condiciones, cuando Chelsea y Liverpool han dinamitado precios con los fichajes de Torres y Carroll, cuesta adivinar que el Arsenal de Wenger acepte lo que ya rechazó hace diez meses.
Esto significa que el Plan A será muy complicado de ejecutar. El B, de un montante similar, parece más factible: consiste en reforzar aquellos puestos que, por diversas razones, se han demostrado muy sensibles. El defensa central es uno de ellos: la enfermedad de Abidal, la lesión de Puyol y la degradación del estado de Milito concatenan esa necesidad, más allá del ascenso de Fontàs. A Bartra aún le quedan meses de rodaje en el B para adquirir cuerpo y contundencia, así que un quinto central se hará imprescindible. Lo mismo puede ocurrir con el lateral izquierdo. Sí, podemos decir que hay tres en el equipo: Abidal, Maxwell y Adriano, pero los dos primeros son una incógnita, por razones dispares, lo que sugiere otro fichaje. Y, en tercer lugar, un delantero. Basta una lesión de Pedro o la fatiga emocional de Villa para hacer temblar el ataque del Barça, razón más que suficiente para contratar un segundo delantero de garantías, capaz de partir de banda izquierda, tirar la diagonal y alcanzar veinte goles por curso. Sumando todo ello, el Plan B pasa por tres nuevos nombres más Thiago y Fontàs. Veremos qué ocurre…
Como es lógico suponer, yo no conozco esos planes confidenciales. A lo sumo que puedo aspirar, con retraso y plagado de errores, es a imaginar qué parámetros se manejan en dicha planificación. El sentido común, por ejemplo, nos dice que Guardiola seguirá queriendo gestionar una plantilla corta, de 20 o 21 jugadores, de lo que se deduce que prácticamente cualquier alta deberá ir acompañada de una baja. Y ya hay un alta segura: la de Thiago Alcántara. Un segundo elemento lo ha aportado el propio presidente, Sandro Rosell, cuando ha fijado públicamente en SPORT la postura del Barça sobre Cesc Fábregas. Podríamos decir que Cesc es el Plan A, pero con matices: el año pasado, Rosell ofreció 40 millones y explica que, una temporada más tarde, el jugador de Arenys no ha incrementado su valor. Si acaso, lo mantiene. En esas condiciones, cuando Chelsea y Liverpool han dinamitado precios con los fichajes de Torres y Carroll, cuesta adivinar que el Arsenal de Wenger acepte lo que ya rechazó hace diez meses.
Esto significa que el Plan A será muy complicado de ejecutar. El B, de un montante similar, parece más factible: consiste en reforzar aquellos puestos que, por diversas razones, se han demostrado muy sensibles. El defensa central es uno de ellos: la enfermedad de Abidal, la lesión de Puyol y la degradación del estado de Milito concatenan esa necesidad, más allá del ascenso de Fontàs. A Bartra aún le quedan meses de rodaje en el B para adquirir cuerpo y contundencia, así que un quinto central se hará imprescindible. Lo mismo puede ocurrir con el lateral izquierdo. Sí, podemos decir que hay tres en el equipo: Abidal, Maxwell y Adriano, pero los dos primeros son una incógnita, por razones dispares, lo que sugiere otro fichaje. Y, en tercer lugar, un delantero. Basta una lesión de Pedro o la fatiga emocional de Villa para hacer temblar el ataque del Barça, razón más que suficiente para contratar un segundo delantero de garantías, capaz de partir de banda izquierda, tirar la diagonal y alcanzar veinte goles por curso. Sumando todo ello, el Plan B pasa por tres nuevos nombres más Thiago y Fontàs. Veremos qué ocurre…