Grandísimo portero este Arnau al que un día los aficionados culés decidimos echar a los leones por su mala actuación en el Bernabéu. Como a Pepe Reina, hoy indiscutible en el campeón de Europa. La autodestrucción de sus guardametas forma parte de los genes barcelonistas. Y no es un motivo de orgullo como ha demostrado esta noche un Arnau descomunal, 28 paradas de gol directo, una actuación epopéyica que tendrá difícil parangón esta temporada.
Pero en el otro lado, qué inocencia la de los delanteros barcelonistas. Sólo Larsson comprendió que chutando directo y fuerte no se podía batir al 'muro' Arnau. Una y otra vez Ronaldinho, Eto'o, Iniesta, Giuly, Van Bommel, Silvinho, todos dispararon recto y duro y siempre a las manos prodigiosas de Arnau. ¿Por qué nadie intentó una vaselina, como la de Larsson? ¿Por qué esa ceguera, ese empeño casi cerril? ¿Nadie se detuvo un instante a pensar que era más eficaz la habilidad que la tozudez? Como diría Cruyff, les falta picardía.