En la previsión de la
temporada, el enfrentamiento previsto era el de la pausa contra el vértigo. El
Barça representaba la pausa y el Real Madrid, el vértigo. Aquellas
características se mantienen, pero otras se han añadido, hasta el punto que hoy
podríamos decir aún con mayor énfasis que el Barça se ordena a partir del balón, en
tanto el Madrid lo hace a partir del espacio.
Con un mismo objetivo:
dominar al rival y vencerle. El Barça se comprende desde el cuero. Lo quiere
para organizarse y desarrollar un estilo de juego, el de posición, que es un
modelo construido. Entendámonos: no es que las jugadas estén prediseñadas, pues
eso significaría que hablamos de autómatas. Lo construido son los conceptos
vitales: buscar superioridad tras cada línea de presión, generar hombres libres
de manera constante, conducir sólo para atraer, buscar a los lejanos, entender la
posesión como mera herramienta, abrir por fuera para concluir por dentro…
Conceptos que configuran un estilo construido que adquiere su sentido cuando
todos los protagonistas cumplen dichos preceptos y, a partir de ellos, dejan
volar su talento.
En el Real Madrid, el
espacio es el origen y el final del juego. El balón es un pretexto para ordenarse a partir
de los espacios que se generan con los movimientos individuales. Su estilo está
menos construido, en el sentido de la profundidad de los conceptos básicos, lo
que permite una mayor variedad de acciones y también otorga más libertad a los
intérpretes. Es otro modo distinto de establecerse en el campo y de originar la
superioridad que concluirá en triunfo.
No advierto ninguna
supremacía moral, ética ni siquiera estética de un estilo sobre el otro. Son
dos y diferentes, bastante opuestos en origen y desarrollo; radicalmente
distintos en cuanto al núcleo central que los define (uno el balón, otro el
espacio). Cada aficionado al fútbol está legitimado para enamorarse de uno u
otro, según sus gustos, dado que ambos lo interpretan con maestría. El sábado,
la partitura parece más que antitética: el Barça intentará quitarle el balón al
Madrid para evitar que corra y dejarle sin espacio vital; el Madrid buscará
arrebatarle el cuero al Barça para dejarle sin su alimento.