Llámenme iluso. Pienso que la decisión más importante que podría tomar ahora mismo el presidente Sandro Rosell sería la de sentarse con Pep Guardiola y ofrecerle su renovación, y la de todo su equipo técnico, para otros cuatro años. Ahora. Justamente antes de Wembley. No digo que cerrasen el acuerdo y sus flecos y lograran escenificar la firma antes de la final. Pero sí podrían mostrar su mutua voluntad de alcanzar ese acuerdo: Guardiola y todo su equipo por cuatro años más. La mejor respuesta que podría dar el presidente del club a cuanto ha ocurrido en las últimas semanas: asegurar el futuro inmediato. No a un año vista. Sino para un ciclo largo.
No estoy diciendo que deba extenderse un cheque en blanco para que Guardiola lo use como quiera. De hecho, poco importaría, pues si tuviera ese cheque entre las manos, él no lo usaría. Tampoco imagino la posibilidad de que sea el Ferguson del Barça: no parece viable un período de veinte años, ni siquiera necesario. Pienso, simplemente, en cerrar el ciclo de este equipo, pero sacándole el máximo rendimiento posible. Y ese máximo aún está lejos, muy lejos. Un equipo que crece y mejora cada temporada es un equipo que sigue estando lejos de su final. Como ha dicho Cruyff, Wembley no cierra nada: si acaso, esta final abre nuevas posibilidades de victoria y nuevos retos. No es la cima, sino el campo base. No es el final de un ciclo, sino posiblemente su punto intermedio. Me ha alegrado mucho haber coincidido con Cruyff en este criterio. A base de escuchar a los maestros, uno va aprendiendo poco a poco, pese a los errores que seguimos cometiendo.
Hay un hecho indiscutible: Guardiola es el rival a batir por el Real Madrid. Si consiguen que se vaya, el Pep Team dejará de existir. Llegará otro entrenador, quizás muy talentoso, pero sin las prodigiosas capacidades que tiene Pep para comprender, administrar y liderar al Barça. No es solo el equipo, sino la cantera, el entorno, la genética... Muchos factores que dificultarán la adaptación del más preparado. Sandro Rosell tiene en sus manos la posibilidad de tomar una decisión que prolongue este ciclo. No debe ser fácil tomarla, pero es trascendental elegir: con Pep hasta el fin del mundo (hasta el fin del ciclo, más bien) o con mil interrogantes dentro de unos meses.
El presidente y sus más cercanos colaboradores podrían manejar dos imágenes para despejar la ecuación. La primera es recordar a los jugadores haciendo el pasillo, en la celebración del título de Liga, y ovacionando a Pep y sus ayudantes. La segunda, simplemente imaginar a Florentino Pérez y José Mourinho (y a la afición madridista) frotándose las manos por el adiós de Guardiola. Estas dos imágenes deberían bastar para llamar ya a Pep.
- Publicado en Sport (21-V-2011)