miércoles, mayo 16, 2007

Dos equipos que saben jugar finales

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El Espanyol de Valverde lleva tantas victorias en Liga (11) como en Copa UEFA, con la diferencia importante de que en la competición europea ha disputado catorce partidos y en la local, 34. Así que más que regularidad, el Espanyol presenta pegada y habilidad para sortear eliminatorias, invicto tras un largo recorrido en este torneo que concluye hoy en Glasgow. El Sevilla de Juande lleva quince semanas sin ganar un partido de Liga fuera de casa (28 de enero contra Levante), pero es el único conjunto europeo que aún aspira a tres títulos, lo que habla maravillas de su capacidad para enfrentar partidos sin retorno ni red. Estamos ante dos finalistas que han demostrado saber jugar finales: la UEFA y la Supercopa europea en el vigente campeón; las dos Copas del Rey en el aspirante.

Al Espanyol le encanta ir de tapado. Quizás es fruto de aquella final de hace dos décadas, cuando llegó a Leverkusen con un 3-0 en la mochila y regresó, sangrando, con la cabeza bajo el brazo. Desde entonces gusta del papel de outsider, de equipo pequeño que ha llegado al último episodio casi por casualidad, momento en el que se crece y sorprende. Ejemplo evidente el de la temporada pasada: alcanzó la final de Copa con el miedo en el cuerpo por su dramática situación liguera y arrasó a un Zaragoza que poseía varios cuerpos de ventaja. Es como si De la Peña y Tamudo, eje fundamental perico, reservaran sus mejores ideas para las noches grandes.

Al Sevilla no le disgusta aparecer como favorito. Parecía difícil, pero el equipo de Juande crece y crece y sigue creciendo. Ya no es sólo una roca, como con Caparrós, sino un colectivo versátil, que igual abre a las bandas para que entren sus puñales (Alves, Navas, Puerta) que triangula por el centro cuando Kanouté se viste de pívot. De una forma o de otra, el Sevilla ya es un rodillo. Dotado de una condición física prodigiosa, de una excelente técnica individual y de un muy buen trabajo táctico general, el equipo posee además una fortaleza psíquica notable, con lo que frenarle en una final no es tarea para gente blanda.

Fotos: AFP - EFE.