miércoles, septiembre 22, 2010

El Madrid está cosido por un hilo que sujeta Özil con el dedo meñique

Modelo de juego: Para Mourinho, el punto de partida siempre es su modelo de juego (para más ampliación, ver “Periodización Táctica”). En el caso del Madrid resulta evidente que su ideal de juego se acerca más al que desarrolló con el Chelsea que al que presentó con el Inter del triplete. Sus parámetros fundamentales son:

1.- Organización defensiva rigurosa
2.- Intensidad en la presión
3.- Búsqueda de recuperación y salida combinativa

Respecto del primer punto, el entrenador portugués siempre se ha distinguido por construir una estructura organizativa seria en defensa, muy concentrada, intensa y tácticamente rigurosa, con buenas basculaciones y coberturas y limitando los riesgos (en los corners a favor deja tres defensores contra un rival). No le preocupa de momento la salida de balón jugado desde atrás.

El punto 2 busca mantener la intensidad de presión en distintos grados. No la ejerce en la salida de balón del rival, pero sí a partir del centro del campo, donde Xabi Alonso y su compañero en el doble pivote deben emplearse a fondo en la tarea de secar al contrario. Los delanteros están obligados a apoyar, en especial quienes ocupan las bandas.

El tercer parámetro del modelo de Mourinho pretende recuperar a partir de la presión ejercida, pero en lugar de buscar el contragolpe inmediato quiere construir un juego de mayor asociación, pausa y toque. En este sentido, y pese a comentarios algo superficiales, su objetivo difiere del de Capello y del que ha sido santo y seña del Madrid durante los últimos años. Probablemente es el aspecto donde más dificultades encontrará porque sus jugadores no tienen el chip orientado hacia esa onda.

Esquema de juego: Para alcanzar sus tres objetivos presenta el equipo con un 4-2-3-1 que se convierte en 4-4-2 en fase defensiva al bajar Özil y Di María en apoyo de la línea central y muta en un 4-2-1-3 en fase ofensiva con Özil como enganche.

Para la salida de balón está empleando tres opciones:

- Casillas sacando en largo
- Xabi Alonso entre los centrales
- Carvalho a Marcelo para salir por izquierda

El equipo tiene mucha tendencia a usar la primera opción (Casillas en largo) y la segunda (Xabi desde el inicio), pero Mourinho insiste en emplear la tercera.

Los movimientos en ataque se afrontan dando libertad de posición a los tres delanteros que se intercambian y mueven por todo el frente.

Aciertos: El Madrid está defendiendo bien pues concede pocas ocasiones de peligro aunque el partido frente al Espanyol fuera una excepción respecto de los anteriores: el visitante disparó nueve veces, tres de ellas con opción seria de gol y en varios momentos desordenó la estructura defensiva madridista. Pero, en general, el equipo se ordena con corrección. En mi opinión, que creo minoritaria, cuando Arbeloa ocupa el lateral derecho y Ramos la posición de central la organización es mejor y se minimizan riesgos. Me sirve igualmente Lass en el lugar de Arbeloa. Cuando es Ramos quien ocupa la banda deja mucho espacio a su espalda y obliga a Pepe a realizar coberturas constantes y peligrosas (sus dos tarjetas amarillas llegaron así).

Sin estar en buen forma, Xabi Alonso sigue llevando la manija del equipo. Ahora mismo es un jugador en pretemporada y con escaso entrenamiento en las piernas lo que ha rebajado sus prestaciones, pero el equipo le necesita como eje e inicio de la mayoría de acciones. Su merma está siendo compensada por el excelente nivel que muestra Marcelo, siempre apurado en defensa, pero magnífico en la salida de balón y la búsqueda del juego combinativo.

El equipo mantiene la pegada de los últimos años. Sus delanteros son espléndidos y aunque ninguno de ellos se encuentra en su mejor estado de forma siguen siendo capaces de generar numerosas ocasiones de gol y transformar bastantes de ellas.

Errores: El equipo juega partido en dos: seis hombres por detrás del balón, Özil en medio y tres delanteros buscando la conducción y finalización individual. Özil es un istmo que debe unir dos penínsulas muy distanciadas: la defensiva, compuesta por los cuatro de atrás más un doble pivote que se ancla en el centro del campo; y la ofensiva, formada por tres futbolistas que por autodeterminación se han proclamado repúblicas independientes. Mientras mantiene las fuerzas, Özil se esmera en intentar pegar esas dos mitades, pero no lo está consiguiendo a menudo y las líneas se mantienen muy separadas entre sí.

La intensidad y concentración duran poco. Cuando el equipo presiona de forma unida esa intensidad no dura más allá de tres o cuatro segundos pues enseguida se descuelgan uno o dos de los delanteros. Xabi Alonso y Pepe se desgañitaron el martes pidiendo colaboración a los atacantes, pero no la encontraron: ni para ayudar en la presión de forma prolongada, ni para juntar las líneas.

Mourinho reconoció un tercer error: cuando el equipo recupera un balón no cumple las instrucciones de iniciar con pausa y toque la jugada ofensiva, sino que se precipita ciegamente al ataque. El entrenador argumenta que es así porque los jugadores se sienten presionados por el público del Bernabéu, que les exige jugar al galope tendido, reconociendo una especie de miedo escénico a la inversa. El técnico pretende que tras recuperación, y salvo en contragolpes muy evidentes, el equipo se reordene a partir del juego de combinación y madure la siguiente jugada. Este es un defecto que no será fácil corregir.

Cansancio: La fatiga ha sido argumento reiterado por Mourinho tanto el sábado en San Sebastián como el martes en el Bernabéu. Es cierto que el Madrid ha jugado miércoles-sábado-martes, acumulando dos ciclos cortos de tres días entre partidos y que, además, prácticamente lo han hecho los mismos once titulares al no emplear rotaciones (salvo Lass por Khedira ayer). Esa fatiga ha resultado apreciable en algunos jugadores (Özil, por ejemplo), pero no puede obviarse que la mayoría de equipos españoles la han sufrido con intensidad parecida.

Mejor con Khedira, mejor con 10: Al quedarse con diez hombres por expulsión de Pepe, el Madrid mejoró su dinámica de juego. Aunque optó por introducir jugadores de cariz defensivo sustituyendo a Özil y Di María, el equipo se organizó mejor. En realidad, ese nuevo esquema, con un trivote compuesto por Xabi Alonso, Khedira y Lass, fue un regreso al pasado: con ventaja en el marcador, el Madrid juntó líneas, esperó muy atrás y salió al contragolpe, obteniendo de este modo sus otros dos goles. Fue una decisión acertada y correcta de Mourinho, saldada con excelente resultado, pero al mismo tiempo un incumplimiento de sus propios criterios y una renuncia puntual a alguno de sus objetivos principales. Habrá que esperar para saber si sólo fue una dosis de pragmatismo mientras se va construyendo el edificio o bien el inicio de un desistimiento mayor.