lunes, febrero 06, 2006

Mourinho debe estar frotándose las manos...

En tres partidos, el Barça ha encajado 8 goles, la mitad en el Camp Nou. Eso no es culpa de la ausencia de Etoo ni de la expulsión de Ronaldinho, ni siquiera del agujero negro que dejó Xavi en el equipo. Eso es reponsabilidad del sistema defensivo del equipo. No de los defensas, sino del sistema defensivo. Ese que empieza con una presión fuerte sobre los defensas rivales para evitar que saquen el balón con precisión; continúa con un blindaje feroz en el centro del campo, sea con faltas denominadas tácticas, sea controlando el juego propio sin perder el balón; y acaba con una buena coordinación entre los defensas.

Ese sistema le ha dado grandes éxitos al Barça. Es un sistema que hay que interpretar con gran energía. El terreno de juego queda achicado y los equipos rivales se asfixian para regocijo del Barça que posee el balón masivamente, apenas lo pierde ni lo cede y agota a los contrarios a base de toque, cooperación y filigrana. Ese sistema se complementa con una delantera brillante y goleadora y ambas características le han dado triunfos, títulos, fama, premios y elogios. Quizás demasiados elogios, a los que todos hemos contribuido hasta sepultar a los jugadores en un mar de ditirambos excesivos.

Desde hace algunas semanas, la máquina está atascada. Por el entrenamiento duro, por las bajas sensibles, por el amodorramiento colectivo y también por los elogios. Hemos llegado a decir que el equipo de suplentes era capaz de ganar a cualquiera y no es verdad. Cuando no están Xavi, Etoo, Ronaldinho, Motta ni Edmilson, el equipo intenta jugar igual, con el mismo estilo, lo que es un buen síntoma, pero los intérpretes están varios peldaños por debajo. Cuando Gabri, Van Bommel, Iniesta y Ezquerro intentan imitar a sus superiores la diferencia queda a la vista. Y cuando el espíritu de sacrificio y lucha que inspira todo el sistema defensivo y presionante se relaja, la máquina de jugar al fútbol se convierte en un equipo corriente, sometido a los vaivenes clásicos del término medio. Cuando alguien propone reforzar el centro del campo en invierno todo el mundo responde que no hace falta porque la plantilla es amplia y equilibrada. Pero, ¿verdaderamente lo es?

El Barça es un gran equipo, pero para rendir a su mejor nivel necesita a sus mejores jugadores y pelear todos los balones desde el primer minuto. Los elogios infinitos han hecho mella en el espíritu de este colectivo. Y las lecciones prácticas recibidas en los últimos partidos no parecen haberse aprendido, lo que va a ser un auténtico suicidio ante el Chelsea, con quien no caben pérdidas de balón, relajación, taconazos tontitos y demás tonterías. Ocho goles en tres partidos y casi todos encajados en contragolpes es un récord que debería provocar un puñetazo encima de la mesa de Rijkaard, que domina mucho algunos terrenos pero bastante poco la lectura de ciertos partidos. Porque desde luego, Mourinho, Joe Cole, Robben y Lampard, que ayer destrozaron al Liverpool y liquidaron la Premier, se están frotando las manos...


Referencias
- El Atleti da "vidilla" a la Liga