lunes, diciembre 13, 2010

Poetas con botas

Hay partidos emocionantes por lo incierto del resultado o lo ambivalente del desarrollo y los hay emocionantes por la ilusión y felicidad que generan, por la sonrisa que se dibuja entre los aficionados ante el espectáculo que contemplan. El de anoche frente a la Real Sociedad pertenece a este segundo grupo. Fue un partido emocionante por la felicidad que generó. Sabemos que la felicidad no está en la meta, sino que la felicidad es el camino y bien que lo comprobamos ayer. Hubo momentos en que era para echarse a llorar de alegría ante la obra de arte que iba construyéndose a medida que transcurrían los minutos y se iban fabricando las jugadas. Fútbol en un baldosín, poesía frente a prosa. Poetas con botas batiendo líneas, mareando al rival; tocando, desequilibrando por una banda para desordenar al contrario y pinchar por el otro costado. Equipo ingrávido que sublima un estilo y convierte enfrentamientos rocosos en partidos de trámite.

Fútbol sala en una pradera inmensa. Ahora por aquí, ahora por allá. Magos del balón que hechizan al rival, le adormecen con dulzura e hipnotizan sin piedad para ejecutarlo con estilo. Si repitiesen los goles desde el inicio de la jugada, me escribía al descanso un buen amigo, las repeticiones durarían cada vez minuto y medio. En la semana de los galgos, los perros y los gatos, por aquí aparecieron de nuevo las ardillas valientes acumulando una serie histórica de triunfos y goles, pero aún más que los triunfos y los goles, aparecieron para construir pequeñas obras de arte donde la biología y la arquitectura, el ajedrez y la fisiología, el ballet y la geometría se unen y reúnen en una sinfonía inacabable que empieza a adquirir dimensiones inesperadas.

No cometamos ahora el error de decir que no hay palabras para calificar esta maravilla. Busquémoslas o que nos las presten los grandes literatos y los poetas, los pintores y los sabios. Que nos las presten para usarlas sin mesura, para intentar recrear este prodigio sin desmerecerlo con nuestras pequeñas frases de periodistas simples. Que nos regalen los versos más bellos esta noche y podamos disfrutar el momento sin pensar en la fecha de caducidad, soñando despiertos jugadas infinitas e imposibles, recreando la magia de esos pases privilegiados en espacios inexistentes. Dentro de unos años podremos decir: Yo vi jugar al Pep Team.

- Publicado en El Periódico (13-XII-2010)