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jueves, diciembre 29, 2011
martes, diciembre 20, 2011
El Barça líquido
Cada vez que Messi marca uno de sus goles planetarios, un adjetivo se
suicida, con lo que la necrológica de los adjetivos suicidados alcanza
un tamaño formidable, hasta el punto que el diccionario anda lanzando
señales de socorro. La misma suerte están corriendo los conocidos
adverbios de tiempo, lugar y cantidad desde que Xavi, Iniesta y Cesc
decidieran cambiar la oración completa del juego. Y no digamos los
pronombres, temerosos de Busquets, capaz de conjugar los posesivos con
los indefinidos sin el menor rubor.
La mirada tradicional con que
veíamos el fútbol ya no sirve para desmenuzar al Pep Team. Estamos
obligados a cambiar de ojos para comprender lo que está sucediendo, no
sea que nos quedemos ciegos por no ver la realidad del cambio histórico
que está sugiriendo este equipo en el fútbol mundial. No son únicamente
sus triunfos y victorias, imprescindibles como gasolina del cambio, sino
el modo de jugar, la metamorfosis incesante que generan sus
futbolistas, el derribo de muros tópicos e ideas preconcebidas como el
físico, el músculo, los especialistas o los complementos, arrasado todo
por la potencia del fluido. El Barça decidió hacerse líquido para burlar
todas las presas y compuertas. Hacerse agua para escurrirse entre los
dedos del equipo rival. Ya no es la flexibilidad del junco que se dobla
ante el huracán, sino la propia ausencia de forma, la desaparición del
cuerpo, puro escapismo sobre el césped.
Explicó Zygmunt Bauman en
su Modernidad Líquida que las identidades han dejado de ser sólidas en
tanto que soluciones permanentes y definitivas, transformándose en un
cambio constante de forma. De ahí que podamos hablar ya de un Barça
líquido, alejado de criterios inamovibles y bases sólidas, pues parece
haber adoptado la ingravidez como paradigma de la alquimia guardiolista.
Consciente que con la vocación ofensiva y los conceptos básicos del
juego no le bastaban para superar los obstáculos que, día a día, crecen y
se multiplican, el entrenador optó por avanzar en la búsqueda de la
fluidez y todas las decisiones adoptadas caminan en dicha dirección:
abandono de la solidez, desaparición de las formas clásicas, apuesta por
el equipo líquido, del que no se adivina su principio ni su final, ni
quién es quién. Donde todo es disimulo y nada es lo que parece, ni el
portero ni el extremo, ni el lateral ni el goleador. Equipo impostor que
parece una cosa y hace la contraria: sin gente en las áreas, golea y se
defiende mejor que cualquiera. Carente de forma reconocible, su fluidez
le hace huir de los dibujos estáticos y las formas definibles,
consiguiendo que el contrario no pueda atrapar nunca ese fantasma en
forma de agua que se desliza entre las manos sin hacer ruido, casi sin
mojar.
- Publicado en Sport (20-XII-2011)
lunes, diciembre 19, 2011
José Ángel Pozo, delantero estrella de Valdebebas, deja el Real Madrid y se va al Manchester City
José Ángel Pozo, el
delantero centro más prometedor de toda la cantera del Real Madrid, fichará por el Manchester
City en los próximos días, en cuanto se abra el mercado invernal. La marcha de
Pozo se formalizará mediante acuerdo de compra por parte del equipo inglés,
pese a que por ley, dada la edad del jugador (15 años, 15-Marzo-1996), su
relación contractual con el Madrid no podía tener carácter profesional. El City
ha elegido esta fórmula para mantener sus buenas relaciones con el Madrid, pese
a que podría haber fichado directamente al delantero nacido en Fuengirola sin llegar a ningún
pacto económico con el club merengue. Pozo, internacional Sub17, llegó al Madrid en verano de 2008, procedente
del UD Fuengirola, y no podrá ejecutar el contrato con el equipo inglés hasta cumplir los 16 años, dentro de unos tres meses.
Además del City, también
Arsenal, Chelsea y Liverpool pujaron por Pozo, un jugador prodigioso que
interpreta de maravilla todas las artes del ataque, sea el remate desde
cualquier zona y con ambos pies, sea el regate dentro del área. Su mejor
virtud, sin embargo, es el control en banda y la diagonal hacia dentro, donde
resulta imparable. A finales de la pasada temporada, militando aún en el Cadete
B disputó el Mundialito Sub-17 con el Juvenil C merengue, siendo determinante
en el empate que logró frente al Barça de Sergi Barjuán (resuelto en los
penalties a favor de los culés). Aquella
tarde, Pozo fue un tormento para los centrales blaugrana, Robert Costa y Brian
Oliván, dos años mayores.
Pese a aquella exhibición, la
dirección deportiva del Madrid decidió que Pozo formaría parte del Cadete A en
el presente curso, lo que ha sido fuente de conflicto desde el mes de agosto.
El entorno del jugador considera que estaba preparado para jugar una o dos
categorías por encima, posiblemente incluso en el Juvenil B. Las discrepancias sobre
la orientación deportiva del chico no han sido la única causa de la marcha: los
equipos ingleses ofrecieron cantidades muy superiores (hasta 8 o 10 veces
mayores) que lo que percibía en el Real Madrid, así como el compromiso de que
la próxima temporada formará parte del Reserves, el equipo filial, donde se reunirá con Denis
Suárez, fichado el pasado verano al Celta, y con Joan Ángel Román, contratado
en 2009. El club inglés ha decidido apostar firmemente por el fútbol de categorías
inferiores de la mano de Patrick Vieira, habiendo programado una inversión de
160 millones de euros en la construcción de una gran ciudad deportiva.
A instancias de los
responsables de Valdebebas, el propio presidente del Real Madrid, Florentino Pérez,
medió en el asunto, llegando a reunirse con el jugador durante unos minutos para intentar lograr su permanencia. Sin
embargo, la decisión de Pozo no cambió por la reunión y hace diez días estuvo en Manchester con su familia para firmar el trato con el City. Sus padres se encuentran ya en la ciudad inglesa concretando los detalles del nuevo domicilio y colegio. El jugador empezó a despedirse ayer de
sus compañeros de equipo, segundo clasificado en la Liga madrileña, a tres
puntos del Atlético de Madrid. Desde hace un mes y medio, Pozo no ha jugado ni un solo minuto con su equipo, a causa de una lesión en la espalda. El club blanco suplirá su marcha mediante la inminente contratacion de Javier González
Argal, delantero cántabro de 15 años que milita en el Laredo desde el pasado verano,
adonde llegó procedente del Athletic de Bilbao, que se unirá a Dorian Babunski,
fichado en verano del Cornellà.
De la Santísima Trinidad a la Sagrada Familia
Durante un tiempo fueron
la Santísima Trinidad: se juntaban Messi, Xavi e Iniesta y de ahí salía un
milagro. Xavi, con ese rostro de contable de los de antes, de aquellos que no
hacían trampas en las cuentas de resultados, sacaba su cartabón de arquitecto
antiguo y dibujaba líneas precisas y volúmenes exactos. Iniesta, aventurero del
último pase, jugaba con una brújula en el cerebro para no perder el norte en la
selva enemiga. Messi, el de los pies ligeros, improvisaba sinfonías inacabables
como un Mozart moderno. Eran la Santísima Trinidad, pilares de la tierra
blaugrana.
Hasta que Pep, gran
evolucionador del fútbol contemporáneo, decidió ampliar el número de mariposas
estruendosas y convirtió su equipo de solistas milagrosos en la Sagrada
Familia, cuyo epítome dice que el fútbol es de los centrocampistas. Juntó
clónicos, no sólo para ser más, sino porque eran los mejores. Descartó el viejo
equilibrio entre polos opuestos y cargó el equipo con gente parecida,
reforzando su punto fuerte: el dominio del balón, a partir del cual se
construye este fantástico castillo que alberga al Barça de los prodigios.
Interpretó el Quinteto para Clarinete en el Bernabéu pero, no contento con
ello, redobló la mano ante el Santos y sembró de centrocampistas el césped,
hijos de La Masia, intérpretes de un idioma futbolístico que quiebra tópicos y
prejuicios. Dijo el Barça: el balón es mío, de la familia, de esta sagrada
familia. Y no hubo más. Se esfumó el rival ante el verso impactante de los
poetas con botas, luciérnagas imperiales que se han acostumbrado a conquistar
finales a base de sustraer el balón y quedárselo en propiedad.
Para ampliar la trinidad
y convertirla en familia numerosa llegó Cesc, de hechuras impostoras; ascendió
Thiago, violinista en todos los tejados; se adelantó Alves, el galope hecho
hombre; y se engrandeció Busquets, futbolista anónimo, conductor en la
oscuridad, obligado por contrato a tocar siempre de primera: héroe del
silencio. Juntos todos ellos dieron un paso más en esta afrenta contracultural:
cuando el mundo sigue afirmando que lo importante reside en las áreas, el Barça
pasa por ellas de puntillas. Descifra jeroglíficos interminables en el centro
del campo y sólo pisa el área para clavar su aguijón imperturbable en el cuerpo
sometido de un rival que siempre ve pasar el balón lejos de sus botas. El
balón, el balón, aquella vieja idea: dominar el balón, ordenarse a partir del
cuero, mover, desordenar, desalentar desde la posesión de calidad. El juego de
este equipo viene de tiempos lejanos, pues clava sus raíces en la Hungría
dorada, en la derrotada Holanda y en el Brasil de la alegría socrática; y
fabrica su modernidad en el Dream Team de Cruyff y el Ajax de Van Gaal. De
todos ellos ha sacado partido este Guardiola talibán del juego de posición,
profeta del centrocampismo fino como esencia del fútbol que predica.
Abróchense los cinturones,
dijo el primer día. Trece títulos después siguen circulando el balón al primer
toque, ampliando la familia, exaltando el pase y honrando a sus mayores. Apoteosis
del rondo, sublimación de la idea.
- Publicado en El Periódico (18-XII-2011)
domingo, diciembre 18, 2011
La apoteosis del rondo
1.- Palabras de Xavi Hernández
en Senda de Campeones: “Paso y me muevo o paso y me quedo; me ofrezco y te
ayudo; te miro y me paro y levanto la cabeza y miro y, sobre todo, abro el
campo. Quien tiene el balón es el dueño del juego. Esta es la escuela de Joan
Vilà y de Albert Benaiges, de Johan Cruyff y de Pep Guardiola. Esto es el Barça”.
2.- Palabras de
Pep Guardiola en el Bernabéu, respondiendo a Guillem Balagué: “I have the ball,
I pass the ball; I have the ball, I pass the ball. We have the ball, we pass
the ball”. El balón, el tuétano del Barça.
3.- En 1972, Laureano Ruiz
introdujo en las categorías inferiores del Barça un método de entrenamiento que
bautizó como “rondo”. En 1988, Johan Cruyff lo inoculó en todo el sistema
arterial del Barça. Desde entonces, el rondo es un método pero, sobre todo, un símbolo.
Dominar el balón y no perderlo nunca. Un idea de fútbol que hoy ha alcanzado
otro nuevo peldaño en su exaltación.
4.- Apoteosis de la idea a
partir de la propia alineación. Sin delanteros, con cinco centrocampistas más Messi.
Dos falsos extremos (Alves y Thiago) estirando la lona. Números impostores que
exige una mirada nueva para comprender un modo diferente de jugar. El lateral
vive como extremo (Alves); el goleador habita en el centro del campo (Messi);
el mejor defensor no es defensa (Xavi); el creativo se fija
en la banda (Thiago). Números mentirosos, otra visión del fútbol. La obra de
Pep.
5.- La defensa de 3 dejó de
ser noticia. Incluso Piqué, tallo largo, se ha acostumbrado a ese sistema
flexible, que planta sus reales en la línea del centro del campo. En la
transición ataque-defensa, Busquets se sitúa como segundo central por la
izquierda y Alves retrocede como un bólido para consolidar. Puyol, que empezó
de lateral, va camino de terminar su carrera (aunque eso parece ir para muy
largo) en la misma posición, gracias a la
evolución del concepto defensivo del equipo.
6.- El débil rigor táctico de
Alves como lateral se transforma en virtud ejemplar cuando se ubica de extremo. Convertido en
Alves multiusos, capaz de completar dos roles en un mismo minuto, fijando al
defensa contrario, yéndose de él para sembrar el caos en el área rival, y, al
mismo tiempo, recuperar balones en zona defensiva con la energía atómica que le
impulsa.
7.- Busquets imperial como
conductor silencioso: el Conducator. Maestro del eje vertical. Antes era el
controlador del eje horizontal, pero ha dado otro paso más, siendo capaz de
incrustarse como cuarto central cuando conviene y plantarse arriba como
plataforma y lanzadera. Si el Busquets vertical se ubica en zona de tres cuartos, ¿qué
puede esperar el rival?
8.- Que le aplasten, como así
ha ocurrido. La primera media hora de esta final ha sido la apoteosis del
rondo, sublimación de los roles metamorfoseados. Un enjambre de pequeñas
avispas se han apropiado del balón y picoteado al Santos brasileiro, sucedáneo
de sí mismo. Como quien sufre un shock post-traumático, Neymar lo ha definido con
una frase sencilla: “Hoy hemos aprendido a jugar a fútbol”.
9.- El Barça de Wembley, el
Barça de Roma, el Barça de las finales… Diez victorias en 11 finales disputadas. Impasible en su propuesta,
goleador sin delanteros, dictador del balón. Equipo histórico en toda la acepción,
fruto de una idea germinada en futbolistas geniales y sazonada por un cocinero minucioso
y detallista. Un Guardiola más cruyffista que Cruyff, estajanovista del balón,
apostador profesional en las virtudes de la idea. Sin este Guardiola enardecido
en su convicción de que el fútbol es de los centrocampistas y en su vocación
por atacar sin medida, sin este Guardiola no se comprendería el Barça de los
prodigios.
10.- Por supuesto, Messi y el
pánico que siembra a su paso. Messi, goles en todas las competiciones, iguala
el récord de Pedro, un récord que parece viejo y sólo tenía dos años de vida. Y
le supera porque ha dado pases de gol también en las seis competiciones. Con
Messi habrá un problema: cuando quiera editarse el DVD de sus mejores goles,
el disco duro no tendrá capacidad para incluir todas las maravillas. Dentro de
25 años, a los nuevos aficionados les costará abarcar la magnitud completa de lo que significa
este jugador.
y 11.- Fontàs, símbolo definitivo
para que once futbolistas de La Masia hayan vivido esta final aplastante, prisionera de Xavi
e Iniesta, apóstoles privilegiados de la idea, futbolistas en cuatro
dimensiones, fuera de normas, probablemente irrepetibles: “Paso y me muevo o
paso y me quedo; me ofrezco y te ayudo; te miro y me paro y levanto la cabeza y
miro y, sobre todo, abro el campo. Esto es el Barça”.
- Santos-Barça (Mundial de Clubes, Final). 18-Diciembre-2011. Yokohama. 0-4 (Messi, Xavi, Cesc, Messi)
Di María y Benzema, pareja salvaje
1.- El Real Madrid vuelve a
los parámetros de juego que tan buen resultado le dieron en los últimos meses:
Xabi con guardaespaldas (esta vez, Lass); salida lavolpiana de balón, con laterales
montados en campo contrario; enganche que dirige todas las operaciones en el
frente de ataque; y doble falso 9 fijando a los cuatro defensas por los
pasillos interiores. Vuelve a sus goleadas.
2.- La novedad es que Di María
ocupa el rol de Özil, víctima de su discreta actuación en el Clásico. Y el
argentino es otra cosa: no tiene la suavidad de terciopelo del alemán, pero a
cambio posee una intensidad que le hace formidable. Aparece, interviene, se
desgasta, cruza y asiste con puntualidad de relojero suizo. En la banda, sus
virtudes son notables; en el enganche, resultan diferenciales.
3.- Al ocupar Di María el
centro, su rol en banda es para Callejón, fruto del mérito demostrado en
pasados encuentros. El canterano posee la misma efervescencia que el argentino,
pero con repertorio más reducido aunque suficiente para rendir. Y cada vez que
está, llega su gol, valor clave en estos tiempos.
4.- Con estos parámetros, el
Madrid vuelve a sentirse cómodo. En fase defensiva, como mínimo seis hombres quedan
detrás del balón, más la ayuda de Di María y Callejón. En fase ofensiva, sólo
se quedan tres atrás y el resto inclina el campo contra el área rival. El
Sevilla ha manejado bien el balón en el primer tiempo, con criterio, pero no le
ha bastado ante la rotundidad de las acciones madridistas frente a la portería de
Varas.
5.- El primer gol de
Cristiano Ronaldo es un monumento a la visión de Di María, con un memorable pase
combado con el exterior del pie. Lo ha ejecutado desde el eje central, metiendo
el balón entre los defensas para que llegara a botas del portugués. Y la
posición de éste y de Benzema es otro paradigma del doble falso 9, incrustados ambos
entre lateral y central de cada banda, derrotados de antemano los cuatro por la
posición ingrávida de ambos puntas, innovación táctica de este curso.
6.- Con el gol a favor, el
Madrid adopta su “otra” piel, la del equipo replegado. Y le ocurre lo que
tantas veces: el Sevilla le domina hasta encajonarle en el área pequeña. Los
resultados positivos parecen darle la razón al equipo blanco, que sufre y
recibe remates fenomenales, pero encaja los golpes en el hígado de Casillas sin
caer noqueado. Casillas, tantas veces criticado por parte de los aficionados: que si
sus salidas, que si sus despejes, que si su juego de pies… Casillas monumental,
el de los reflejos de águila.
7.- Di María asiste para el primero
y para el segundo. El tercero es un cañonazo fuera de serie de Cristiano
Ronaldo, que recibe un caramelo de Benzema previo robo de Di María: descomunal disparo desde lejos que se va alejando de Varas,
impotente ante el uppercut. Un bazooka en la pierna, mira telecóspica en la
retina, imparable mordida de tiburón.
8.- El cuarto es Di María en estado puro,
justo cuando el oxígeno empezaba a faltarle, víctima de la fatiga por su viaje
transoceánico. Se ha lanzado como un torpedo por la vacía banda izquierda y concluido
con el empeine exterior, en un golpeo prodigioso, cerrando un partido
excepcional.
9.- Excepcional Benzema: el
delantero silencioso. No hace ruido ni levanta pasiones, pero su movilidad es
inigualable. Lee las jugadas con antelación y elige siempre el movimiento
adecuado: se acerca o se aleja, pasa o cruza, siempre con tino, siempre con sentido. Este hombre es
un fenómeno del movimiento envasado al vacío. Di María y Benzema, pareja salvaje.
10.- Pepe, como tantas otras
veces, en su negra versión. Marcelo, sombra de sí mismo como en aquellos días que se enfrenta a sus fantasmas, esta noche contra Navas. En conjunto, salvando el
permanente rigor táctico de Arbeloa, la defensa madridista ha mostrado su peor
cara, aquella que les obliga a pagarle una mariscada a Casillas.
y 11.- Kanouté y Campaña. El
pasado y el futuro de un Sevilla que parece haber olvidado sus proezas de hace un lustro. Kanouté, un recital para controlar el balón en
la punta de ataque, ordenar a su equipo desde su faro y marcar las pausas y
los tiempos. Campaña, jovencito sin miedo, resistente para cabalgar las
praderas y certero para dar el último pase.
- Sevilla-Real Madrid (Liga, 17ª jornada). 17-Diciembre-2011. Sánchez Pizjuán. 2-6 (Cristiano, Callejón, Cristiano, Di María, Navas, Cristiano, Altintop, Negredo)
sábado, diciembre 17, 2011
La reconversión (temporal) de Cesc
Cesc llegador, en vez de Cesc creador. He ahí un cambio significativo
y una sorpresa para todas las previsiones veraniegas. Fàbregas llegaba
para ser el hilo conductor entre los 31 años de Xavi y los 16 de Samper,
pero ese hilo conductor es más emocional que táctico. Cesc ya es uno de
los guardianes del modelo, pero ese concepto está más relacionado con
su identificación con la filosofía de juego que con su rol táctico. Por
lo menos, momentáneamente. Apenas aterrizado, Guardiola le ubicó en
posiciones de llegada. Contra el Oporto, en la Supercopa europea, le
esperábamos en la base creativa, pero apareció en el vértice atacante y
fue el cuchillo que corta la mantequilla. Más adelante, cuando la Real
Sociedad logra el gol del empate en Anoeta, Fàbregas es retrasado a la
altura de Xavi para dar consistencia a la construcción, pero ahí se
muestra menos fluido que en la última fase del campo. Y este problema lo
volveremos a ver cada vez que se ubica en la base creativa, como en el
primer tiempo del Bernabéu.
Pep y el propio jugador han analizado varias veces el asunto, llegando a las mismas conclusiones: hay una gran comodidad y acierto “inesperado” en la posición de llegador; pero lagunas y dificultades en las fases defensivas y también cierta dispersión de esfuerzos alrededor del balón. No han mencionado su poca fluidez en el puesto de Xavi, por lo que estamos pendientes de conocer si la corrección de errores será un proceso temporal de reaprendizaje o bien quedará reconvertido definitivamente en un interior de vocación ofensiva, con presencia de tres cuartos hacia arriba. Por el momento, este papel de llegador (que le ha llevado a ser el auténtico falso 9 en muchos partidos) ha provocado un Barça más vertiginoso y menos paciente, que interpreta un juego de posición menos ortodoxo pese a contar con cuatro centrocampistas por dentro más Messi. A cambio, los volantes que se alternan en las dos o tres posiciones interiores acumulan más de 20 goles en partidos oficiales (Cesc 10, Xavi 6, Iniesta 3, Thiago y Keita 1), cifra inusitada en otros tiempos.
Este papel especial de Fàbregas, opuesto al que interpreta Thiago, del que se esperaba un último pase y se ha asentado como creador desde la base, ha roto costumbres muy arraigadas en las circulaciones de los centrocampistas. A cambio, abre otras opciones, más verticales y directas, y ha obligado a todos los habitantes de las tierras medias a incrementar su concentración para construir nuevos hábitos de relación. En lo que no hay ninguna duda es que Fàbregas ya es hilo conductor en liderazgo emocional y como guardián del tesoro: cuando en algún vestuario haya que gritar que el estilo de juego no se discute, ahí estará él, como ahora está Xavi.
Pep y el propio jugador han analizado varias veces el asunto, llegando a las mismas conclusiones: hay una gran comodidad y acierto “inesperado” en la posición de llegador; pero lagunas y dificultades en las fases defensivas y también cierta dispersión de esfuerzos alrededor del balón. No han mencionado su poca fluidez en el puesto de Xavi, por lo que estamos pendientes de conocer si la corrección de errores será un proceso temporal de reaprendizaje o bien quedará reconvertido definitivamente en un interior de vocación ofensiva, con presencia de tres cuartos hacia arriba. Por el momento, este papel de llegador (que le ha llevado a ser el auténtico falso 9 en muchos partidos) ha provocado un Barça más vertiginoso y menos paciente, que interpreta un juego de posición menos ortodoxo pese a contar con cuatro centrocampistas por dentro más Messi. A cambio, los volantes que se alternan en las dos o tres posiciones interiores acumulan más de 20 goles en partidos oficiales (Cesc 10, Xavi 6, Iniesta 3, Thiago y Keita 1), cifra inusitada en otros tiempos.
Este papel especial de Fàbregas, opuesto al que interpreta Thiago, del que se esperaba un último pase y se ha asentado como creador desde la base, ha roto costumbres muy arraigadas en las circulaciones de los centrocampistas. A cambio, abre otras opciones, más verticales y directas, y ha obligado a todos los habitantes de las tierras medias a incrementar su concentración para construir nuevos hábitos de relación. En lo que no hay ninguna duda es que Fàbregas ya es hilo conductor en liderazgo emocional y como guardián del tesoro: cuando en algún vestuario haya que gritar que el estilo de juego no se discute, ahí estará él, como ahora está Xavi.
jueves, diciembre 15, 2011
Villa como reto
1.- Ejercicio de ataque-defensa
sin conos, como lo ha definido @natarroyo en twitter. Ejercicio de supervivencia
qatarí. Encastillados y enmurallados, con nueve jugadores dentro de su área. Demostración
de que el número no compensa la mediocridad. Guardameta y defensas de Al Sadd son prueba
de ello, aunque para aprovechar esos regalos el lateral derecho del equipo que
ataca ha de estar dentro del área, como ha ocurrido con Adriano, reconvertido
ya en el nuevo Goiko.
2.- Partido plano, sin más.
Barça aposentado en campo del rival y a tirar de manual del juego de posición,
bien interpretado, mejor aprovechado. Confirmación (quizás momentánea) de que
el falso 9 se había tomado vacaciones. Rombo en el centro, con Keita en vértice
inferior y Messi en el superior, extremos abiertos en banda (Pedro y Adriano) y
delantero centro clásico fijando centrales y barriendo toda la frontal del área.
Primero Villa, más tarde Alexis.
y 3.- La dura lesión de Villa contiene
una fuerte carga psicológica, superior a la propia futbolística. Para el
jugador, que estaba pasando una época complicada ante su reducida capacidad
goleadora, y para el equipo, que tiene en Villa a uno de sus pilares tácticos,
aunque pase desapercibido a bastantes observadores. Uno y otros se enfrentarán
a un nuevo reto de superación emocional (y físico) que deberán salvar desde la
colectividad íntima del vestuario, como han hecho en tantos precedentes complicados.
- Al Sadd-Barça (Mundial de
Clubes, Semifinal) 15-Diciembre-2011. Yokohama. 0-4 (Adriano, Adriano, Keita,
Maxwell)
miércoles, diciembre 14, 2011
18 titulares y el Principio Hologramático
Si a los 14 futbolistas
que jugaron en el Bernabéu se le añaden el central en mejor estado de forma
(Mascherano), un lateral que puede jugar en las cuatro esquinas del campo
(Adriano), el centrocampista emergente (Thiago) y un extremo guardioliano puro
(Cuenca), resulta que el entrenador del Barça dispone de 18 titulares, algo
jamás visto ni siquiera imaginado en las cuatro temporadas de Pep al frente del
equipo. Así que, tras un inicio trastabilleante de curso, el técnico se planta
en el Mundial de Clubes con más herramientas que nunca para seguir
evolucionando y construyendo la leyenda de este equipo ya histórico.
El Barça 4.0 pasa por el
centro del campo. Siempre fue así, pero ahora lo es mucho más. Si Guardiola
cree que el fútbol es de los centrocampistas, lo está demostrando con esa
decisión de alinear cuatro de ellos por partido, sea en forma de rombo, de
trapecio o de diamante a base de incluir en él a Leo Messi, que ha dejado de
ser falso 9 para convertirse en un líbero por toda la cancha. Reforzar su punto
fuerte: esa ha sido la decisión estratégica de Pep. En vez de blindar sus
debilidades ha reforzado sus fortalezas. Más centrocampistas y del mismo
perfil. Clónicos de Xavi e Iniesta, el modelo a seguir.
Semejante apuesta atenta
contra uno de los pilares del fútbol tradicional: el Principio de
Complementariedad, que pretende equilibrar siempre las cualidades dentro de un
mismo equipo, ubicando a un destructor al lado del creativo, músculo junto al
cerebro. Guardiola busca el efecto opuesto: juntar gente similar para darle aún
más fuerza a su propuesta: junto a un creador, otro creador. Y junto a éste,
otro más. Muerte a los complementos, apuesta por los iguales. Entendiendo que
en cada uno de ellos se contiene el modelo completo de juego (Principio
Hologramático definido por Óscar Cano).
La decisión conlleva una
consecuencia inevitable: Si refuerzas con mayor número de centrocampistas
iguales, deberás reducir el número de defensas. A Pep no le importa lo más
mínimo. Su defensas de tres apenas tiene riesgos si su equipo es capaz de
cumplir la premisa básica: someter al rival a partir del juego de posición y el
dominio del balón. De ahí que grandes estadios como San Siro o el Bernabéu
hayan vivido la escenificación de dicha defensa escuálida: en todos esos
partidos, el Barça se adueñó del balón y sometió al rival. No importó con
cuántos defensas defendiera.
Aún menos le preocupa con
cuantos atacantes nominales salta al campo. Todos llegan. No están, pero
aparecen. Hay días que precisa situar dos extremos muy abiertos en bandas para
estirar la defensa rival como quien tensa un mantel antes de colocarlo sobre la
mesa. En otros, falsea todo el ataque, como ante el Real Madrid, frente al que
sólo jugó Alexis Sánchez de atacante, aunque interpretando diversos papeles
según marcaba el guión que iba dictando Guardiola. La consecuencia de todo ello
es que donde antes había delanteros, subdivididos a su vez en delantero centro
o extremos, ahora simplemente hay atacantes: de lo especializado a lo genérico,
guiño interesante.
Cesc Fàbregas ejemplifica
todo lo anterior. Fichado como teórico hilo conductor entre Xavi e Iniesta y la
pléyade de jovencitos que florecen en La Masia (Thiago, Sergi Roberto, Espinosa,
Samper, Kaptoum…), en realidad ha sido reconvertido de arquitecto en pistolero.
Le esperábamos en la base creativa junto (o en lugar de) Xavi y le encontramos
de falso 9 supliendo a Messi, transformado en atacante universal, que igual
llega por dentro para acariciar en cien toques que por fuera para cabecear como
un inglés testarudo. Reinventado o quizás esperando a reaprender lo que olvidó
del idioma Barça.
No todo es idílico, sin
embargo, y David Villa sería el paradigma de la dificultad adaptativa. En Villa
confluyen dos crisis: la goleadora, una crisis clásica, que no despertaría más
revuelo que el propio del rematador encasquillado a la espera de mejores días;
y la de adaptación a un estilo de juego que exige de sus intérpretes una
metamorfosis inusitada. Con voluntad de hierro, el Guaje pelea por seguir
reformateándose, pero en la competencia le superan dos hijos de la casa (Pedro
y Cuenca), que juegan de memoria y a ciegas, y el chileno Alexis, un diamante
en bruto al que Guardiola parece decidido en convertir en atacante demoledor.
- Colaboración para En Línea de Gol
- Colaboración para En Línea de Gol
martes, diciembre 13, 2011
Iniesta, la segunda opinión de Xavi
Cuando el doctor Hernández tiene la consulta a rebosar, siempre aparece el doctor Iniesta para dar una segunda opción al paciente. Aunque en ocasiones el gerente Guardiola le envía a socorrer emergencias a los arrabales, el doctor Iniesta acaba regresando a la consulta central, ahí donde se atienden los auténticos problemas de cuerpo y mente. En su centro asistencial, los doctores Hernández e Iniesta atienden por igual al rico que al pobre, sin discriminar en función de procedencia ni pretensiones, sin fijarse en el abrigo de visón de la señora o los aires de grandeza del aspirante a millonario, empeñados ambos en percibir pronto las causas de los males para aplicar de inmediato las soluciones que aprendieron en la universidad. Para que puedan ejercer su vocación y expandir su saludable medicina necesitan que el bisturí del doctor Busquets esté siempre bien afilado para dividir el espacio y detener el tiempo si es menester. Busquets, cirujano que nació con la sangre congelada, probablemente el más anónimo de los grandes futbolistas mundiales del momento, es la base en la que se sustenta toda la ciencia de sus dos colegas, a quienes podemos considerar los dos intérpretes más representativos (con David Silva ya en esa zona) del concepto asociativo del fútbol.
Xavi Hernández es el solista silencioso y aunque no puede competir con Busquets en anonimato, pues los focos le acaban encontrando inevitablemente, es el creador del contexto, el que calienta el agua de la bañera para que los compañeros la encuentren a gusto, el cocinero que cuece spaghettis al dente en un rincón de la cocina, con pasión de becario. Servidos los platos, aparece Andrés Iniesta, fabricante de las más exquisitas salsas del mercado, y reparte sus delicadas producciones como el ángel que desenreda los cabellos de la princesa. Doctores del murmullo, cuando ambos interactúan -o sea, cinco veces por minuto- el silencio es tan ruidoso que aturde a los rivales. Poseen una ventaja incluso superior a todas las virtudes futbolísticas: creen en lo que hacen y conocen porqué lo hacen. Han estudiado en una buena universidad y aprendido que la casualidad es hija del concepto, el trabajo y la disciplina. Si se les llena la boca de filosofía es porque saben distinguir entre causas y efectos y a las causas remiten su destino: no defienden el modelo por azar, sino por convicción profunda. Lo defendían cuando los resultados eran descorazonadores y siguen haciéndolo en las noches turbias de frío e incertidumbre. No están en esto para ganar premios individuales. Ellos no son jugadores prodigiosos de jugadas improbables, sino futbolistas del fútbol colectivo. Doctores de pulso y estetoscopio. Hernández e Iniesta, primera y
segunda opinión.
lunes, diciembre 12, 2011
Özil como escarmiento
El Real Madrid continúa siendo gran candidato al título de Liga, así como
inmenso aspirante a las otras dos competiciones que disputa (Copa y Champions).
La derrota sufrida en el Bernabéu ante el Barça no mengua su categoría, por más
que introduzca dudas sobre aspectos puntuales del juego y la mente y haya
provocado una nueva, y esta vez gigantesca, decepción entre los aficionados que
sentían la proximidad de una revancha mayestática. A mayores expectativas,
mayores decepciones.
La extraordinaria capacidad de motivación que posee el equipo madridista
desde tiempos inmemoriales es la mejor garantía de que luchará hasta la agonía por
los títulos. El espíritu espartano y gladiador que muestra la plantilla en casi
todas las ocasiones en que se ve agobiada configura un entorno excelente para
comprender que no dimitirá de sus ilusiones, aunque la derrota del sábado deja
una importante turbulencia flotando.
La turbulencia se produce alrededor de Mesut Özil, aunque es más profunda que el simple perfil del jugador alemán. Apenas leída la alineación, el brillante periodista Guillermo Uzquiano (@guilleuzquiano ) deslizó un análisis: “Özil saldrá marcado hoy: para bien o para mal”. Fue para mal. Para muy mal. Otros colegas, a quienes mantendré en la discreción, extendieron una opinión más punzante, en el sentido de que el entrenador buscaba, con la alineación del mediapunta alemán, someterle a un juicio público por su excesiva indolencia defensiva. La teoría, muy suave al principio, fue adquiriendo cuerpo durante el descanso del partido y se vio alimentada en la rueda de prensa por el propio Mourinho, al decir que "esperaba un mejor rendimiento de Özil en nuestra casa" y señalarle, posteriormente, como incapaz de pelear con Messi el balón que propició el primer gol blaugrana.
Los elementos para componer una teoría de la animadversión de Mourinho respecto de Özil están disponibles, por tanto, y se han visto aderezados hoy mismo con otros dos componentes: uno se refiere a los comportamientos del jugador fuera del campo, en línea con lo ocurrido hace tiempo con Sneijder; el otro, publicado en El Confidencial, indica que Mourinho reprochó a sus jugadores, al término del encuentro, con estas palabras: “Aquí está la manera de jugar que queríais. Este es el resultado”, lo que explicaría su renuncia al triángulo de presión alto en beneficio de la presencia de Özil en el once titular. A estos dos componentes se le añade un pensamiento lateral que escriben algunos aficionados madridistas en twitter: Mourinho planteó el partido del Bernabéu como una trampa para Guardiola, a fin deconocer sus auténticas cartas y poder asestar un golpe de gracia en abril, en el Camp Nou. Algo así como sacrificar ahora a Özil para que la afición reclame el trivote en el partido de vuelta. Estos son los elementos que configuran una teoría que, personalmente, desconozco si se sostiene más allá de su descripción.
Queda al margen de lo anterior, el nerviosismo que algunos aficionados mostraron en el propio estadio contra Cristiano Ronaldo, así como el expresado por el presidente Florentino Pérez en el antepalco a la conclusión del encuentro y que, por discreción, reservaremos. Más profundo que el foco sobre Özil e incluso la imagen de abatimiento de todo el equipo ante la superioridad barcelonista, hasta el punto de parecerse a una obsesión, más profundo parece ser el desconcierto estratégico del entrenador frente al rival. Si son ciertas sus palabras en el vestuario, cabría preguntarse por qué alinea, en una cita que podía ser decisiva para el campeonato, un equipo en el que no cree. O un sistema (con Özil) en el que no acaba de confiar para los partidos grandes. Al margen de esta cuestión, su capacidad de influencia a lo largo del encuentro no fue percibida en momento alguno, como si no supiese cómo reaccionar ante la metamorfosis permanente que realizaba su oponente. Quizás sí la tuvo, pero no la percibimos.
La turbulencia se produce alrededor de Mesut Özil, aunque es más profunda que el simple perfil del jugador alemán. Apenas leída la alineación, el brillante periodista Guillermo Uzquiano (@guilleuzquiano ) deslizó un análisis: “Özil saldrá marcado hoy: para bien o para mal”. Fue para mal. Para muy mal. Otros colegas, a quienes mantendré en la discreción, extendieron una opinión más punzante, en el sentido de que el entrenador buscaba, con la alineación del mediapunta alemán, someterle a un juicio público por su excesiva indolencia defensiva. La teoría, muy suave al principio, fue adquiriendo cuerpo durante el descanso del partido y se vio alimentada en la rueda de prensa por el propio Mourinho, al decir que "esperaba un mejor rendimiento de Özil en nuestra casa" y señalarle, posteriormente, como incapaz de pelear con Messi el balón que propició el primer gol blaugrana.
Los elementos para componer una teoría de la animadversión de Mourinho respecto de Özil están disponibles, por tanto, y se han visto aderezados hoy mismo con otros dos componentes: uno se refiere a los comportamientos del jugador fuera del campo, en línea con lo ocurrido hace tiempo con Sneijder; el otro, publicado en El Confidencial, indica que Mourinho reprochó a sus jugadores, al término del encuentro, con estas palabras: “Aquí está la manera de jugar que queríais. Este es el resultado”, lo que explicaría su renuncia al triángulo de presión alto en beneficio de la presencia de Özil en el once titular. A estos dos componentes se le añade un pensamiento lateral que escriben algunos aficionados madridistas en twitter: Mourinho planteó el partido del Bernabéu como una trampa para Guardiola, a fin deconocer sus auténticas cartas y poder asestar un golpe de gracia en abril, en el Camp Nou. Algo así como sacrificar ahora a Özil para que la afición reclame el trivote en el partido de vuelta. Estos son los elementos que configuran una teoría que, personalmente, desconozco si se sostiene más allá de su descripción.
Queda al margen de lo anterior, el nerviosismo que algunos aficionados mostraron en el propio estadio contra Cristiano Ronaldo, así como el expresado por el presidente Florentino Pérez en el antepalco a la conclusión del encuentro y que, por discreción, reservaremos. Más profundo que el foco sobre Özil e incluso la imagen de abatimiento de todo el equipo ante la superioridad barcelonista, hasta el punto de parecerse a una obsesión, más profundo parece ser el desconcierto estratégico del entrenador frente al rival. Si son ciertas sus palabras en el vestuario, cabría preguntarse por qué alinea, en una cita que podía ser decisiva para el campeonato, un equipo en el que no cree. O un sistema (con Özil) en el que no acaba de confiar para los partidos grandes. Al margen de esta cuestión, su capacidad de influencia a lo largo del encuentro no fue percibida en momento alguno, como si no supiese cómo reaccionar ante la metamorfosis permanente que realizaba su oponente. Quizás sí la tuvo, pero no la percibimos.
domingo, diciembre 11, 2011
Quinteto para clarinete
Por la misma época que los revolucionarios franceses tomaron la Bastilla, el genial Wolfgang Amadeus Mozart componía
su Quinteto para Clarinete. Hay que recordar esta concatenación en el
día en que el Barça volvía a asaltar el Bernabéu con sus cinco hombres
del centro del campo: Busquets, Xavi Hernández, Cesc, Messi e Iniesta, el nuevo quinteto del clarinete. Porque cuando José Mourinho creía tener todas las respuestas, Pep Guardiola le cambió las preguntas.
Los entrenadores se explican desde sus contradicciones. Humillado por
el 5-0 de hace un año, cuando quiso jugarle valiente al Barça, Mourinho
afrontó las batallas de abril desde el repliegue y el enmurallamiento.
Pero los últimos meses de excelentes resultados crearon alas en el
entrenador portugués e hicieron pensar a la afición que era ahora o
nunca. Y aunque el cuerpo le pedía colocar su triángulo de presión alto,
el corazón y el ímpetu apostaron por Õzil, que fue tanto como
jugar de nuevo de frente y a pecho descubierto. A cambio, vació de
recursos su centro del campo, que es el equivalente al suicidio frente a
un rival del perfil del Barça.
Digo que había en el madridismo
la sensación de que era ahora o nunca. El pronóstico más popular estos
días hablaba de un 5-0 inapelable que cerraría todas las venganzas. Y,
en cambio, la sensación que flotaba en el barcelonismo era de que,
siendo importante el resultado, incluso lo era más la jerarquía. Se
podía perder todo, excepto la presencia formal de un modo de concebir el
fútbol que ha llevado a este equipo a instalarse en el Gotha del
fútbol.
La alineación de Özil suponía un punto de partida atrevido por parte de Mourinho, pues jugaba con el enganche que da tempo
y control al galope atacante. Pero la falta de intensidad del alemán
acabó por devenir en un agujero inmenso en el centro, donde los cinco del clarinete se recrearon en su superioridad numérica, técnica y, sobre todo, posicional.
Desde
el banquillo se apoyó con poderosos movimientos: a los 10 minutos,
Alexis abandonó el rol de delantero centro profundo para caer a la
derecha; a los 20, Guardiola ordenó una defensa de tres, subió a Alves al
extremo diestro y retornó al jugador chileno entre los centrales, a los que fijó en pocos metros cuadrados, facilitando la diagonal de Messi. Y a
los 37, el control del balón desembocó en el sometimiento del rival.
Descuartizado
por la incomprensión de las causas táctico-estratégicas de tantas
derrotas, el Real Madrid vivió de nuevo una pesadilla en la oficina. El
segundo tiempo fue una sinfonía de clarinete, ahogado el equipo local en
su incomprensión de los porqués, quebrado por la interpretación de los solistas bajitos, protegidos por un Busquets fuera de serie. Iniesta retornó al centro, abandonando el extremo izquierda, y por ahí llegó la asociación, la ruptura y el sometimiento total.
sábado, diciembre 10, 2011
Las causas y las consecuencias
1.- Las alineaciones expresan
un mensaje de cada entrenador. Guardiola alinea 4 defensas, que pueden formar
una línea de 3 o de 4, indistintamente; un mediocentro que es ancla y vela del
equipo; cuatro interiores que parecen clónicos; y un atacante con capacidad
para tres posiciones. El mensaje es que el Barça será el Barça mutante, un
Transformer que adaptará en cada momento la forma que exija el desarrollo. Será
un equipo con varias pieles, el de los números impostores.
2.- Mourinho compone una
alineación valiente, interesante y que le dio grandes resultados en meses
anteriores. Aparta, nuevamente, el triángulo de presión alto y apuesta por Özil
de enganche con los tres de arriba, lo que arroja otro mensaje y un augurio:
equipo partido, con 6 por detrás del balón y 4 descolgados arriba. El trivote que le
dio buen resultado en Mestalla es modificado en beneficio de una apuesta que
conecta más con el sentimiento madridista del momento: era hoy o nunca y había
que hablarle de tu a tu al Barça.
3.- A cinco segundos del
pitido inicial, Ramos ordena a su defensa adelantarse diez metros. El Barça no
se percata del movimiento. Saca Alexis para Messi y éste para Busquets, que controla
de forma horrible el balón. Síntoma o símbolo, torpeza impropia. El mediocentro
no puede combinar como pretendía con Xavi y cede a Valdés, los madridistas
aceleran, el portero se equivoca. Gol. Síntoma, sin duda. Errores que el Barça
jamás comete. Y que repetirá a lo largo del partido: malos controles, despejes
inéditos, regalos constantes… No, no será un partido perfecto del Barça, pues
los pequeños errores se multiplicarán hasta el pitido final.
4.- El gol tensa al Madrid, pero serena al Barça. Mientras la grada pide una goleada que borre el 5-0 de hace un
año, el equipo se echa atrás, creyendo que ha encontrado el filón deseado:
repliegue, muralla y contragolpe, armas conocidas y afiladas. Error mayúsculo.
Los cuatro de arriba quedan descolgados y Özil muestra, una vez más, que su
intensidad defensiva es nula. Cada minuto que transcurre, el Barça se adueña más
y más del centro del campo.
5.- Guardiola
sale con línea de cuatro atrás, un rombo irregular en el centro más Messi de
mediapunta, Alexis de delantero centro e Iniesta de falso extremo izquierdo. A
los 20 minutos, Pep ordena defensa de tres, Alves se ubica de extremo diestro y
Alexis, que había caído a la banda, regresa a fijar centrales. Con este simple
movimiento de piezas, el Barça adquiere la superioridad definitiva. Será así hasta el final.
6.- No era partido para extremos
abiertos estirando la lona, sino para cerrar el paréntesis del falso 9. Nació
en el Bernabéu y en el Bernabéu ha vivido su último capítulo momentáneo. Messi
no lo es desde hace meses; Cesc está dejando de serlo, aunque volverá a ello en
cuanto sea preciso. Hoy, lo que necesitaba el equipo era un delantero centro
profundo, capaz de fijar a los centrales, lo que equivalía a despejar el
pasillo de la diagonal para Messi. El chileno Alexis, que llevaba partidos
probando esa variante, ha bordado su trabajo. Por alto, ha bajado balones más
propios de Ibrahimovic o Kluivert. Por bajo, se ha zafado de los centrales, roto a su lateral y despejado de minas el camino.
7.- En el vértice bajo,
Busquets ha protagonizado, posiblemente, una de sus mejores actuaciones con el
Barça. Como mediocentro o como central postizo, replegando o dando el primer
paso, Sergio ha redactado un manual del futbolista completo, el hombre que juega de perfil, sin el cual sería inimaginable este
Barça tan atrevido. Su presencia ha engrandecido la defensa de tres, en
la que Abidal ha estado preciso en su coberturas, Piqué extraordinario en
posición, salida de balón y defensa del uno contra uno, y en la que el capitán
Puyol –con él, todos estaban ya a bordo- se ha erigido definitivamente en el
Maldini del Barça.
8.- A partir de estos
conceptos, el partido ha sido fruta madura para los de Guardiola. Con cuatro
por dentro frente a dos (Xabi y Lass), la desigualdad era flagrante. En el
segundo tiempo, Iniesta ha abandonado la frialdad de la banda izquierda en la
que vivía desconectado y se ha unido al grupo del centro y esa ha sido la
puntilla: ya eran cinco contra dos, con Cristiano, Di María y Benzema sin saber
si acudir en ayuda de su pareja damnificada de mediocentros o permanecer arriba
por si acaso. Extraordinario partido el de Benzema, en un contexto horrible
para cualquier delantero. Fantástico, aunque pocos se lo reconocerán.
9.- Con Iniesta ya eran cinco
por dentro: guillotina madridista. La defensa tantas veces elogiada
por su seguridad ha devenido gelatina porque las compuertas del
centro del campo eran incapaces de resistir el alud de interiores del Barça. En
su día hablamos de que Guardiola había decidido reforzar su punto… fuerte. En
vez de tres medios, cuatro. En vez de cuatro, cinco. Superioridad por dentro,
sometimiento del rival, sentencia segura. Mientras algunos se dedicaban a contabilizar
defensas, Pep multiplicaba la apuesta al amparo de su idea de que el fútbol es
de los centrocampistas.
y 10.- Las consecuencias de esta
apuesta son evidentes, pero no todo el mundo advierte las causas. El Barça puso
en práctica hace años una forma de juego avanzada y definida. Busca, encuentra
y forma futbolistas que sepan interpretar de modo sensacional dicho estilo de
juego. Mientras se tomen a burla dichas causas, las consecuencias se repetirán
porque ni Iniesta ni Xavi son dos accidentes de la naturaleza, ni dos casualidades
genéticas, sino los mejores hijos de un lenguaje peculiar, el Idioma Barça. No
ganarán Balones de Oro, pero son los dos mejores futbolistas para semejante estilo.
- Real Madrid-Barça (Liga, 16ª jornada) 10-Diciembre-2011. Santiago Bernabéu. 1-3 (Benzema, Alexis, Xavi, Cesc)
Barça mutante, Barça Transformer
Desconozco las respuestas
a las preguntas que se plantean alrededor del Barça que jugará en el Bernabéu: ¿Defensa
de 3 o de 4? ¿Mascherano, Puyol o Piqué? ¿Falso 9 o delantero centro profundo?
¿Alexis o Villa? ¿O quizás Cuenca o Pedro? ¿Sin Thiago? ¿Con Cesc? ¿Qué alineación?
Pero sí existen detalles
suficientes para intentar acercarnos a algunas respuestas. El primer detalle
consiste en comprender que Guardiola plantea los encuentros a partir de cómo
atacar al rival. Desde esa premisa, y sólo cuando cree haber resuelto el modo más
eficiente de hacerlo, es cuando proyecta el modo de defenderse. Primero,
encontrar las vías de ataque y, a partir de ellas, decidir las formas de
defensa.
Siguiendo este recorrido,
su primera cuestión pasa por hallar la zona más vulnerable del contrario. En
principio, podríamos pensar que las espaldas de ambos laterales madridistas
(Arbeloa o su sustituto y Marcelo) son los objetivos principales. De ser cierta
esta premisa, nos llevaría a que el ataque barcelonista no tendría la
componente de extremos abiertos como ocurrió la pasada semana ante el Levante
(Cuenca y Alexis), sino la de aparecer en lugar de estar. Atacantes que llegan,
pero que no están en dicha zona. ¿Nombres? Puede ser cualquier de ellos porque
los cuatro saben interpretar dicho rol: Alexis, Villa, Pedro e incluso Cuenca.
DELANTERO CENTRO PROFUNDO
En los últimos encuentros
disputados, Guardiola ha probado a ratos el juego con un delantero centro
profundo, sin que ello significara ninguna merma en la actitud de falso 9 de
Cesc (recuerdo que Messi hace ya tiempo que no es falso 9). En esa posición
poco habitual de delantero centro puro, fijando centrales, han participado
Villa, Messi e incluso Pedro. ¿Puede repetirlo en el Bernabéu? Es muy posible,
sea quien sea el protagonista. El objetivo consistiría,
precisamente, en el opuesto que se pretendía con la instauración del falso 9:
fijar a los centrales. ¿Para qué? Para entorpercer que puedan salir a
interrumpir las diagonales de Messi. Fijarlos para facilitar las llegadas del
argentino.
En este caso, me diréis:
¿y las espaldas de los laterales? Pienso, y esto sí es simple elucubración
personal, que la banda derecha del Real Madrid puede ser el objetivo de
Iniesta. No estar ahí, sino aparecer, incluso con el refuerzo de Cesc Fàbregas.
Conclusiones en ataque: búsqueda
de la espalda del lateral derecho, generando superioridad con dos interiores; y
fijación de centrales a partir de un 9 profundo para constreñirles en su reacción
contra Messi. Frente a esta propuesta, Guardiola dispone de otras varias más
que ya ha ensayado con profusión y hemos comentado en muchas ocasiones:
extremos abiertos estirando la lona, doble falso 9… Y sabemos que puede mutar de unas a otras en un periquete.
MUTATIS MUTANDI
El segundo gran concepto
parece fuera de discusión: cuatro por dentro en el centro del campo. En
trapecio, en rombo o en diamante si incluimos a Messi. Probablemente, con
instrucciones de que Xavi inicie el encuentro en la base junto a Busquets y con
Iniesta y Cesc muy cerca, para reducir el riesgo de pérdida, acotar espacios y
empezar a madurar al rival. Ya tendrán tiempo para separarse y arriesgar entre
líneas.
Este viaje desemboca en
la defensa: ¿3 o 4? Guardiola ya dio la clave hace días cuando explicó que al
Madrid no se le puede dominar durante 90 minutos en el Bernabéu. Y esta es,
precisamente, la exigencia que requiere una defensa de tres elementos: someter
al rival. Si no le sometes, te aplastan por las bandas, recordemos Mestalla.
Por tanto, cuatro defensas como punto de partida.
¿Quién es el cuarto?
Entiendo que Piqué por dos razones: porque el juego del balón se comprende a
partir de la salida limpia de balón y no hay nadie que garantice más dicha propuesta que Piqué; y por el esfuerzo en el juego aéreo, donde no resulta
sostenible enfrentar a los grandes cabeceadores madridistas sin la presencia del
central catalán. En su perfil izquierdo, para que sea Mascherano quien cubra
las espaldas de Alves en el lateral.
El siguiente concepto que
maneja Guardiola (como también lo hace Mourinho) es la existencia de varios
desarrollos dentro del mismo partido. En este aspecto, el Barça ha crecido de
forma exponencial y es capaz de pasar de un 4-3-3 a un 3-4-3 que se despliega
en 3-2-3-2 o en 3-3-3-1 o en 3-1-3-3 sin necesidad de pararse a pensarlo. De ahí la
necesidad de que los once titulares sean jugadores polivalentes, capaces de mutar
de rol en un instante, cualidad que podría beneficiar a Mascherano sobre Puyol y a
Villa sobre Alexis, más allá de estados puntuales de forma.
Podemos visualizar,
por tanto, que en un momento dado Alves abandone su posición defensiva y ocupe
el rol de extremo de Cuenca si el contexto lo exige. En esta polivalencia de
jugadores y alternativas de sistemas durante un mismo encuentro puede basar
Guardiola su planteamiento de hoy, en la certeza de que ningún rival es capaz de sostener
una presión alta durante 90 minutos. Ni siquiera el poderosísimo Real Madrid
actual. Estaríamos, caso de que sucedan las cosas de este modo (lo que es mucho
decir), ante un Barça mutante que se autotransforma instantáneamente en función
del desarrollo. Un Barça Transformer.
Enfrentar el dolor, mirarle a los ojos
El deporte es competir.
Escalar un peldaño y, tras conquistarlo, emprender la escalada del siguiente. No
hay una cumbre final, pues siempre existe otra más alta que afrontar. Cuando
superas un listón, a continuación vuelve a elevarse, quizás sólo dos
centímetros más, pero ya supone un nuevo reto. La montaña del deporte es una
escalera infinita de peldaños que nunca se agotan. Por esta razón, el elogio
debilita. Porque instala al campeón en una zona de confort donde se siente
seguro y se cree invulnerable; una zona de la que no quiere salir porque salir
es enfrentar de nuevo el dolor.
El dolor (el dolor
emocional) ejerce de dormidera del campeón. Abandonar su zona de confort,
batirse a pecho descubierto, poner en juego prestigio y jerarquía, arriesgarse
a ser batido y caer del pedestal. Todo eso equivale a dolor y es lo que ha
provocado el final de tantos campeones. Son legión los poseedores de un título
que no aceptaron el reto del aspirante para arrebatarle el cetro, precisamente
para ahorrarse el dolor que esto conlleva.
El Barça se enfrenta hoy
al dolor máximo. Desde luego, los puntos en juego son importantes, pero la
jerarquía lo es incluso más. Cuando salta al Camp Nou, el Pep Team transita por
su zona de confort: está en casa, habla su idioma, se siente imbatible. Arrasa,
golea. Fuera de ese jardín hace frío, mucho frío, y amenaza el dolor. Los
rivales muerden los tobillos, aprietan arriba, se enardecen ante la perspectiva
de arañar al campeón y conseguir que trastabille. Cada arañazo al campeón es
una medalla de honor en el historial de quien consigue dicha muesca.
El Real Madrid quiere más
que un arañazo: busca detener la trabajosa ascensión del Barça, labrada escalón a escalón.
Guardiola y su gente han coronado doce de quince peldaños en los últimos 40
meses, un palmarés histórico que pretende seguir ampliando. Pero para lograrlo
deben afrontar el dolor supremo que significa escalar como si fuese el primer
día, como si no hubiesen logrado nada hasta hoy, como si se tratara del último
partido de sus vidas, del último minuto de sus pases al hueco, del último
segundo de posesión eficaz. Descargar la mochila de los brillantes recuerdos.
Olvidar quienes fueron para sublimarse en quienes serán. Abandonar el confort
del campeón amado y abrazar el dolor del aspirante hambriento. Lanzarse al
frío, al vacío, al reto nuevo del próximo peldaño.
Tras una bendita semana
muy futbolera, en la que los debates han circulado sobre sistemas y
alineaciones, la única certeza se deposita ahora en los futbolistas. Ellos son
el fútbol y quienes cosifican las ideas y los sistemas. A ellos les corresponde
abandonar cualquier recuerdo confortable y adentrarse por los nuevos caminos
del dolor. Donde habita la leyenda.
viernes, diciembre 09, 2011
Bombarderos, triángulos, okupas, Sócrates y Kempes
Semana prolija e intensa,
con fantásticos encuentros con gente magnífica del fútbol: Mario Kempes, Quique
Wolf, Guillem Balagué, Fernando Palomo, Martín Ainstein, Filippo Ricci… El Clásico
en la mente desde hace muchos días y el gran Sócrates en el corazón. Su
recuerdo será imperecedero. El partido del Bernabéu, apasionante. Este es el
resumen de los escrito en los últimos siete días.
1.- Abrimos con Pedro Rodríguez,
el ausente, el imprescindible. Jugador anónimo, pieza indiscutible, el hombre
que hace mejores a Messi y Alves sin aparentarlo > Pedro el imprescindible
(Sábado 3 de Diciembre)
2.- Dos pasos adelante en
calidad y asociación. Este ha sido el recorrido de mejora conseguido por Di María
en el curso actual. Ante el Sporting de Gijón, ausente Xabi Alonso, marca
diferencias > Di María, el diferente (Sábado 3 de Diciembre)
3.- Llega el cuarto
clasificado al Camp Nou y el Barça libera a sus extremos y exalta a sus
interiores. Cuenca y Alexis por fuera estiran el campo, Iniesta y Cesc por
dentro fabrican el chocolate > Los okupas de la entrelínea (Sábado 3 de
Diciembre)
4.- Mazazo dominical.
Fallece Sócrates, el fútbol pierde un faro y una idea: jugar para que no te
olviden. Sócrates, un milagro para este deporte. Una pena muy grande > El fútbol
presocrático (Domingo 4 de Diciembre)
5.- Volvemos al partido
del Barça contra el Levante a raíz de una declaración de Cesc: de qué has
jugado, le preguntan. No lo sé muy bien, responde. A su vera, Xavi se hace
líquido > La desaparición de los roles (Lunes 5 de Diciembre)
6.- Y ya nos centramos en
el Clásico. Empezamos a estudiarlo a partir de dos factores contrapuestos: el
balón y el espacio. El barça es dueño del balón; el Madrid, maestro del espacio.
Dos factores opuestos > Balón contra espacio (Lunes 5 de Diciembre)
7.- Reforzar los puntos
fuertes en lugar de los débiles. Una idea a contracorriente, la anécdota del
matemático Abraham Wald en la Segunda Guerra Mundial nos sirve para explicar
las razones por las que Guardiola emplea tantos centrocampistas > El
blindaje de los bombarderos (Martes 6 de Diciembre)
8.- Partido
intrascendente de Champions en el Camp Nou contra el BATE, que aprovecha Pep
para mostrar el catálogo del porvenir. Por ahí aparecen todos los que se están
formando > Viaje al futuro (Martes 6 de Diciembre)
9.- Mario Alberto Kempes
acepta compartir muchas horas con él, para hablar del Mundial del 78, del Valencia
que cae derrumbado en Stamford Bridge y del fútbol en general. Es un honor >
Cinco horas con Mario (Miércoles 7 de Diciembre)
10.- En Ámsterdam, el
novel Pedro Mendes es la anécdota y Callejón la esencia. En un partido sin
trascendencia, donde otros suplentes se adormecen, el canterano luce toda su
electricidad y pasión > Efervescente Callejón (Miércoles 7 de Diciembre)
y 11.- Analizamos la
evolución táctica del Real Madrid en la actual temporada, sus variantes y el
cambio que se ha producido tras la visita a Mestalla, donde Khedira se alineó
en el vértice superior del centro del campo > El triángulo de presión alto
(Jueves 8 de Diciembre)
jueves, diciembre 08, 2011
El triángulo de presión alto
El punto de partida táctico
que Mourinho emplea en el Real Madrid esta temporada tiene sus antecedentes en
la anterior y consiste en un principio muy sencillo: 6 jugadores detrás del balón
y 4 siempre por delante. Es un principio genérico que sólo sirve de orientación
sobre la pretensión de Mourinho: mantener unos pilares sólidos por detrás del
balón y permitir que permanezcan siempre descolgados cuatro hombres por
delante.
A partir de esta premisa inicial,
el Madrid que resurge tras tropezar ante Levante y Racing confirma las
evoluciones que iba apuntando y se distribuye en cuatro líneas. Aunque sobre el
campo hay cuatro defensas, tres medios y tres delanteros, la fase ofensiva
merengue se despliega en un 3-3-1-3: en primera línea, Xabi Alonso se incrusta
entre los centrales Pepe y Ramos (salida lavolpiana); en segunda, los laterales
Arbeloa y Marcelo se sitúan a la altura de Khedira, auténtico mediocentro de
posición que juega con el rabillo del ojo sobre Alonso, de quien es su
guardaespaldas; la tercera línea está compuesta por un único enganche o
mediapunta, sea Özil, sea Kaká aunque Di María falsea su posición a menudo a
base de constituirse en pareja de dicho enganche; y la cuarta línea está
formada por los dos extremos, Cristiano y Di María, más el delantero centro.
Naturalmente, este dibujo
sólo se aprecia en momentos precisos. El movimiento constante de las piezas
redistribuye las posiciones: en fase defensiva, se mantienen los seis jugadores
por detrás del balón; pero en la ofensiva, el equipo da varios pasos adelante.
En esa coyuntura, Xabi Alonso se ubica como vértice único que gestiona todos
los procesos. A su espalda sólo quedan los dos centrales. Delante suyo, cuatro
líneas de pase muy claras: a Marcelo y Di María o Arbeloa por fuera; a Özil
(Kaká) por dentro; a Khedira cerca. Arriba, Benzema y Cristiano se ubican
entre laterales y centrales, en posición de doble falso 9, constituyéndose en
los receptores finales de los caramelos que envía Alonso, sean directos o con
intervención mediante de sus colegas intermedios. Hablamos de un despliegue
2-5-3.
HASTA MESTALLA
Hasta que llegó Mestalla y la prensa anunció que había regresado el trivote. Mourinho lo bautizó como triángulo de presión alto. En realidad, Xabi Alonso y Lass como doble mediocentro y Khedira en el papel de mediapunta, pero más alejado de sus atacantes que el clásico Özil, y con instrucciones precisas de presionar la salida de balón valencianista. La variante recordaba al Madrid de la temporada pasada, más replegado que en la actual, con Khedira ejerciendo función doble de enganche y contención. No fue el mejor partido del equipo de Mourinho, quizás porque Lass no mantuvo el rigor táctico y Alonso acabó dedicado a persecuciones individuales.
Hasta que llegó Mestalla y la prensa anunció que había regresado el trivote. Mourinho lo bautizó como triángulo de presión alto. En realidad, Xabi Alonso y Lass como doble mediocentro y Khedira en el papel de mediapunta, pero más alejado de sus atacantes que el clásico Özil, y con instrucciones precisas de presionar la salida de balón valencianista. La variante recordaba al Madrid de la temporada pasada, más replegado que en la actual, con Khedira ejerciendo función doble de enganche y contención. No fue el mejor partido del equipo de Mourinho, quizás porque Lass no mantuvo el rigor táctico y Alonso acabó dedicado a persecuciones individuales.
Llegados al Clásico,
conocemos que Arbeloa se ha resentido de sus problemas musculares y, en
apariencia, el triángulo de presión alto se considera indiscutible entre
personas que afirman conocer lo que trabaja Mourinho. La unión de estos dos
factores situaría a Lass y Coentrao en la alineación titular, aunque no existe
certeza de la posición de cada cual. Hay quien augura que el lateral diestro
será para Lass, donde ya ha rendido bien, situándose Coentrao junto a Xabi
Alonso, ambos levemente por detrás de Khedira. La otra opción es la inversa,
con el portugués en el lateral derecho, como en Gijón, y Lass en el
mediocentro, como en Valencia.
Manifiesto mi
desconocimiento sobre cómo se resolverán estos interrogantes y también el del
delantero titular (me inclino por Higuaín pese a jugar 90 minutos en Ámsterdam).
Y lo mismo acerca de otra cuestión más capital: la intención con que saldrá el
Madrid al césped. En abril, salvo en el primer tiempo de la final de Copa,
regaló el balón a su oponente para replegarse y golpear llegando desde atrás.
¿Hará lo mismo? ¿O veremos una presión alta como en la Supercopa, con los tres
de arriba más Khedira? Personalmente, pienso que hará esto último: apretar muy arriba. Por si acaso, añado el vídeo que preparó el canal del Rayo Vallecano en you tube sobre la
presión ejercida por el equipo de Sandoval en el Camp Nou hace pocos días. Es muy
revelador de lo que sufre el Barça cuando se le aprieta muy arriba de manera coordinada.
miércoles, diciembre 07, 2011
Efervescente Callejón
1.- Declaración de intenciones desde la convocatoria: jugarían los
suplentes para ir adquiriendo ritmo. Lógico y razonable. Que se junten arriba
Benzema e Higuaín ha sonado algo discordante con el plan de prevención, por los
riesgos físicos que podía conllevar, pero no generó más que una mínima mueca de
duda, resuelta sin sobresaltos.
2.- Sahin y Granero como doble mediocentro. Bajos de ritmo ambos. De ritmo Sahin; de ánimo aparente Granero, que parece algo absorto. El partido no genera grandes estímulos, pero ellos pasan de puntillas por Amsterdam, como ausentes. En menor medida, algo similar ocurre con Kaká, escaso de ímpetu, aunque espléndido en su asistencia del primer gol.
3.- Todo lo contrario Callejón, efervescente, bullicioso, intenso. Se mueve como interior y también por fuera, rompe desde atrás, remata con precisión. Jugador del partido sin discusión. Dos goles similares, desmarcándose en el filo, definiendo con frialdad. Acumulando méritos. No olvidemos ninguna de las tres asistencias: magníficas las de Kaká y Benzema, sublime la de Xabi Alonso con el exterior del pie. Quarterback con efecto endiablado.
4.- El trámite es tan plano que permite acciones de ataque locales, que acumula dos goles anulados y un disparo al larguero. Pero el Ajax deja también una sensación de frialdad profunda, incrementada por la desconcertante forma en que se produce la goleada del Olympique de Lyon en Zagreb (1-7) que deja fuera a los holandeses en un golpe de teatro mayúsculo.
5.- El cambio tempranero de Benzema puede interpretarse en clave de sábado, pero el desgaste ha sido tan leve que ni siquiera debe considerarse como una pista demasiado fiable sobre las intenciones de Mourinho, que cierra una fase de grupos impecable: seis victorias de seis partidos, único equipo en sumar 18 puntos (Barça 16, Bayern 13), 19 goles a favor, dos en contra.
6.- Jesé en el banquillo, expectante para un debut merecido en el trasiego de la Segunda B. Pero sale Pedro Mendes, casi inédito con el Castilla, tres minutos disputados en todo el mes de noviembre. Inevitablemente, el cambio -ya la propia convocatoria- será interpretado como un mensaje para la columna vertebral del filial.
y 7.- Los bombazos ocurrían lejos de Amsterdam. Los equipos de Manchester, primero y segundo clasificados de la Premier, centenares de millones de presupuesto por equipo, despeñados a la Europa League. Silva, Kun, Touré, Rooney, Giggs...
2.- Sahin y Granero como doble mediocentro. Bajos de ritmo ambos. De ritmo Sahin; de ánimo aparente Granero, que parece algo absorto. El partido no genera grandes estímulos, pero ellos pasan de puntillas por Amsterdam, como ausentes. En menor medida, algo similar ocurre con Kaká, escaso de ímpetu, aunque espléndido en su asistencia del primer gol.
3.- Todo lo contrario Callejón, efervescente, bullicioso, intenso. Se mueve como interior y también por fuera, rompe desde atrás, remata con precisión. Jugador del partido sin discusión. Dos goles similares, desmarcándose en el filo, definiendo con frialdad. Acumulando méritos. No olvidemos ninguna de las tres asistencias: magníficas las de Kaká y Benzema, sublime la de Xabi Alonso con el exterior del pie. Quarterback con efecto endiablado.
4.- El trámite es tan plano que permite acciones de ataque locales, que acumula dos goles anulados y un disparo al larguero. Pero el Ajax deja también una sensación de frialdad profunda, incrementada por la desconcertante forma en que se produce la goleada del Olympique de Lyon en Zagreb (1-7) que deja fuera a los holandeses en un golpe de teatro mayúsculo.
5.- El cambio tempranero de Benzema puede interpretarse en clave de sábado, pero el desgaste ha sido tan leve que ni siquiera debe considerarse como una pista demasiado fiable sobre las intenciones de Mourinho, que cierra una fase de grupos impecable: seis victorias de seis partidos, único equipo en sumar 18 puntos (Barça 16, Bayern 13), 19 goles a favor, dos en contra.
6.- Jesé en el banquillo, expectante para un debut merecido en el trasiego de la Segunda B. Pero sale Pedro Mendes, casi inédito con el Castilla, tres minutos disputados en todo el mes de noviembre. Inevitablemente, el cambio -ya la propia convocatoria- será interpretado como un mensaje para la columna vertebral del filial.
y 7.- Los bombazos ocurrían lejos de Amsterdam. Los equipos de Manchester, primero y segundo clasificados de la Premier, centenares de millones de presupuesto por equipo, despeñados a la Europa League. Silva, Kun, Touré, Rooney, Giggs...
Ajax-Real Madrid (Champions, 6ª jornada Grupos) 7-Diciembre-2011.
Amsterdam ArenA. 0-3 (Callejón, Higuaín, Callejón)
Cinco horas con Mario
Cinco horas con Mario. Con Mario Alberto Kempes, claro. Tiempo
suficiente para asistir al desmoronamiento europeo del Valencia en Stamford
Bridge, con esos tropiezos descomunales en defensa: que si Barragán, que si Víctor
Ruiz, que si Diego Alves en una salida… Mala noche para enjuiciar al equipo de
Emery. El bueno (Soldado) no aparece, quizás porque no le llega el suministro
en condiciones. Banega, lógicamente, revolotea sobre la mesa. Su ausencia,
vamos. A Mario le duele el Valencia que se desintegra ante la velocidad
culebreante del nuevo Chelsea. Se divierte con el parecido físico entre Mata y
Villas Boas; reluce con la contundencia de Drogba; y no formará parte jamás del
club de fans de Ramires.
Hay tiempo también para entusiasmarse
con el delicioso taconazo de Pedro en el Camp Nou y Mario pregunta y repregunta sobre esos
chicos imberbes que lucen dorsales de números tan altos: Sergi Roberto, Rafinha, Bartra, Muniesa…
Le encanta la historia de Riverola, el primer barcelonista que ha recorrido
todos los peldaños del camino que une La Masia con el Camp Nou, recalando en
todos los equipos intermedios del club. No saben lo que tienen ahí, dice. Aparece
el Clásico, también: ¿con tres defensas? Mmm, murmura, en Mestalla sufrieron
mucho. No lo creo, no lo creo…
El golazo de Valbuena en
la agonía marsellesa, la eliminación del Oporto, la tremenda pifia de Mannone,
el tercer guardameta del Arsenal, la calificación del Apoel… Mario está ágil,
incluso para corregir en el segundo gol del Milan: no es Seedorf, es Robinho.
Nunca desperdició un rebote. Y llega la albiceleste: buff, resopla, con 40
millones de seleccionadores, cualquiera se atreve. De corrido aparecen Bielsa,
Maradona, Batista, tantos… Cinco desde 2006. Y Leo. No se engañen: miren a Xavi
y a Iniesta. Ahí están las respuestas a todo, concluye, en Xavi e Iniesta.
Cinco horas con Mario.
Una conversación fluida como un río, gracias a los amigos de ESPN y en
especial, a Martín Ainstein, facilitador del encuentro. Concluimos con el
proyecto que origina la reunión: grabamos los recuerdos de Kempes sobre aquel
25 de junio de 1978 en que Argentina se proclama campeona del mundo. Lo veremos
en enero, muy cerca de aquí. Gracias Mario.
martes, diciembre 06, 2011
Viaje al futuro
1.- Interesante propuesta de
Guardiola alineando a un montón de jovencitos ante el modesto BATE Borisov. Propuesta
de intenciones coronada por un excelente rendimiento de la mayoría de los chicos, crecidos
ante la solemnidad competitiva de la Champions, capaces de dar más de sí mismos
que cuando juegan en el Barça B. La motivación emocional genera este tipo de
efectos.
2.- Como sparring, el BATE es
inmejorable por blando, pues regala balón, espacio, campo y jerarquía. Ante semejante cesión,
el Barça se siente como en una piscina de burbujas: a sus anchas. Feliz y plácido,
el equipo juvenil se despliega como el de los mayores, con Jonathan dos Santos
en su casi definitiva posición de mediocentro, Thiago en la base creativa,
Rafinha de falso 9 y los “veteranos” Pedro y Cuenca abiertos por las alas.
3.- Detrás, la defensa tradicional del
MiniEstadi, pero con Maxwell de lateral izquierdo. Bartra y Fontàs vuelven a
reunirse, con Montoya por derecha. Sergi Roberto se ubica de Iniesta y juega de
Cesc. Han cambiado los dorsales y los rostros: el juego se mantiene constante,
como si estuviesen los mayores.
4.- Partido sin más historia,
pero con muchas historias pequeñas en su interior, como muñecas rusas. Fontàs
vuelve a sentirse importante al juntarse con Bartra. Los Alcántara en plenitud:
Thiago, Rafinha y Jonathan, el tercer “hermano”. Pedro da otro paso más en la
recuperación de su tobillo y ya apunta al Mundialito con fe. Cuenca se
reinterpreta en dos roles: no sólo es el extremo guardioliano, capaz de ir por
fuera y por dentro, sino que a ratos se alinea de interior y maneja el equipo
con acierto.
5.- Sergi Roberto deja el
aroma de que su estilo híbrido de interior inglés puede cuajar en este Barça.
Largo recorrido y llegada. Aquella sensación que dijimos hace tiempo: algo de
Lampard con cosas de Fàbregas. Su gol es un ejemplo muy british. A su espalda, Jonathan dos Santos se mueve en silencio. Nadie le ve, pero está donde debe. Siempre. ¿El próximo en subir?
6.- Regresa Muniesa al primer
equipo y Pep le coloca de lateral izquierdo, posición que no gusta al
jugador y en la que sí le ve el entrenador. Ya está completa la defensa del
Mini, brillante en la anticipación, pero siempre con un punto de precipitación
en la marca. A corto plazo, Montoya tiene a Dani Alves taponándole; Bartra y Muniesa, el
camino despejado para ir hacia arriba. Los tres están cerca del Camp Nou en este largo camino que emprendieron.
y 7.- Catorce canteranos en la
convocatoria, nueve titulares, doce alineados en total. El último en entrar es
Martí Riverola, 20 años. No es un cualquiera. Es el primer jugador en la historia del
club que ha jugado en todos los equipos de todas las categorías. Empezó en la
FCB Escola con 6 años y ha cruzado por benjamines, alevines, infantiles,
cadetes y juveniles en todas sus versiones, más el Barça B y, por fin, el primer
equipo. El preparador físico Aureli Altamira le preguntó en el calentamiento: “¿Estás
preparado?”. Riverola le respondió: “Llevo toda la vida preparándome para este
momento”.
- Barça-BATE Borisov (Champions, 6ª jornada Grupos) 6-Diciembre-2011. Camp Nou. 4-0 (Sergi Roberto, Montoya, Pedro, Pedro penalty)
El blindaje de los bombarderos
Un axioma clásico del
fútbol es que todo se resuelve en las dos áreas. Es un modo de concebir este
juego. Un modo interesante y rotundo que se apoya en cientos de certezas
comprobables y pruebas testificales. Sin embargo, no es el axioma definitivo,
pues existe otro, de características bastante opuestas, que plantea que el
fútbol es de los centrocampistas (tampoco es definitivo). Y que lo que sucede en las áreas es fruto de
lo que se construye en la zona central del campo.
No se trata de que un
modo de entender el fútbol sea superior al otro, pero sí revela posiciones
antagónicas entre quienes apuestan por las áreas como parcelas esenciales y
quienes piensan que el remate final sólo es consecuencia de un camino
imprescindible e inevitable por los pasillos centrales. En esta segunda forma
de concebir el juego, lo que verdaderamente importa no es el número de defensas
que alineas, sino el de centrocampistas que presentas. Y su perfil. Aunque hay
mucha gente distraída contabilizando defensores del Barça, la clave está en el
centro del campo, tanto si el dibujo es un rombo, un diamante o el trapecio que
viene configurándose en semanas recientes. Guardiola ha apostado con rotundidad
por sumar centrocampistas a fin de multiplicar sus efectos. Ya explicamos en su
día que, además, había terminado con la vieja idea de los complementos, según
la cual a un creativo había que sumarle un destructivo y a un cerebro, adosarle
un músculo. Principio de complementariedad se denomina a esta propuesta de
combinar diferentes para buscar un equilibrio improbable. Guardiola rechazó la
idea en beneficio del contexto y cargó el equipo con casi clones, buscando
profundizar en el juego por dentro.
Hay una historia clarificadora
al respecto. Durante la Segunda Guerra Mundial, el ministro británico del Aire
convocó fórmulas para blindar sus bombarderos y evitar tantas bajas. Un
matemático, Abraham Wald, examinó los aviones perforados de balas y lanzó una
propuesta a contracorriente: “Hay que mejorar el blindaje de los aviones justo
en los lugares en los que estos no han sido alcanzados”. Wald escandalizó a los
expertos del ministerio, pero tenía razón: si aquellos bombarderos habían logrado
regresar a la base pese a ser ametrallados en varias zonas, significaba que
podían volar a pesar de los agujeros. Por tanto, convenía reforzar las zonas no
agujereadas, las mismas que probablemente habían supuesto el derribo de otros
aviones. Wald, fundador del análisis secuencial, tuvo razón en la cuestión de
los bombarderos británicos: no eran los puntos débiles los que había que
reforzar, sino los fuertes. En eso imagino a Guardiola: en reforzar a sus
centrocampistas y recordarle a Messi que será más grande como individuo si se
fusiona en el colectivo.
- Publicado en Sport (6-XII-2011)
- Publicado en Sport (6-XII-2011)
lunes, diciembre 05, 2011
Balón contra espacio
En la previsión de la
temporada, el enfrentamiento previsto era el de la pausa contra el vértigo. El
Barça representaba la pausa y el Real Madrid, el vértigo. Aquellas
características se mantienen, pero otras se han añadido, hasta el punto que hoy
podríamos decir aún con mayor énfasis que el Barça se ordena a partir del balón, en
tanto el Madrid lo hace a partir del espacio.
Con un mismo objetivo:
dominar al rival y vencerle. El Barça se comprende desde el cuero. Lo quiere
para organizarse y desarrollar un estilo de juego, el de posición, que es un
modelo construido. Entendámonos: no es que las jugadas estén prediseñadas, pues
eso significaría que hablamos de autómatas. Lo construido son los conceptos
vitales: buscar superioridad tras cada línea de presión, generar hombres libres
de manera constante, conducir sólo para atraer, buscar a los lejanos, entender la
posesión como mera herramienta, abrir por fuera para concluir por dentro…
Conceptos que configuran un estilo construido que adquiere su sentido cuando
todos los protagonistas cumplen dichos preceptos y, a partir de ellos, dejan
volar su talento.
En el Real Madrid, el
espacio es el origen y el final del juego. El balón es un pretexto para ordenarse a partir
de los espacios que se generan con los movimientos individuales. Su estilo está
menos construido, en el sentido de la profundidad de los conceptos básicos, lo
que permite una mayor variedad de acciones y también otorga más libertad a los
intérpretes. Es otro modo distinto de establecerse en el campo y de originar la
superioridad que concluirá en triunfo.
No advierto ninguna
supremacía moral, ética ni siquiera estética de un estilo sobre el otro. Son
dos y diferentes, bastante opuestos en origen y desarrollo; radicalmente
distintos en cuanto al núcleo central que los define (uno el balón, otro el
espacio). Cada aficionado al fútbol está legitimado para enamorarse de uno u
otro, según sus gustos, dado que ambos lo interpretan con maestría. El sábado,
la partitura parece más que antitética: el Barça intentará quitarle el balón al
Madrid para evitar que corra y dejarle sin espacio vital; el Madrid buscará
arrebatarle el cuero al Barça para dejarle sin su alimento.
La desaparición de los roles
Recién concluido el triunfo del Barça sobre el Levante, los presentadores de Barça TV, Sandra Sarmiento y Xavi Rocamora, interrogaron a Cesc Fàbregas: "¿De qué has jugado hoy?", preguntaron. Y el de Arenys respondió: "No
lo sé muy bien. De algo". Rumió un rato y añadió: "Bueno, quizás de
media punta".
Ahí está una de las claves que explica muchas cosas: la desaparición
de las reglas inamovibles y los roles fijos. Durante años hemos
intentado descomponer las pautas del juego del a menudo indescifrable Pep Team,
pero las nuevas evoluciones siempre se adelantan a las conclusiones. En
cuanto hemos definido que Messi es falso 9, deja de serlo para adoptar
otros roles. Ahora mismo, ya ni siquiera lo es, aunque de vez en cuando
todavía transite por esa posición mentirosa.
Lo mismo ocurre con casi todos los paradigmas que hemos ido construyendo para explicar los éxitos acumulados. De Andrés Iniesta decíamos que era un repartidor de caramelos, pero la definición ya es obsoleta. Iniesta ha ascendido toda la escalera de méritos de la empresa familiar: empezó de botones y ya es el director general de operaciones. Cesc Fàbregas
fue fichado para perpetuar la especie y en cuatro meses ha tocado todos
los palos y conseguido borrar lo más significativo: el puesto fijo. ¿De
qué jugó ayer, de qué jugará mañana? Ya no importa. Simplemente, está,
contribuye, aparece y resuelve. Y podríamos seguir: con Alves, con Mascherano, con Abidal, con Alexis, indefinibles en su versatilidad.
De
entre todas las pautas y los roles que se van superponiendo en esta
evolución constante, hay un síntoma que debemos anotar: cuando la
maquinaria funciona como un reloj, Xavi pasa desapercibido, como
si no estuviera en el césped. Esa es su mejor contribución: hacer
funcionar el engranaje sin que nos percatemos de ello. Xavi es quien enciende la luz. El gerente que abre la fábrica con su llave, el piloto que despega el avión. No es Mozart como Messi, sino Beethoven,
sordo a los elogios y ausente de las portadas, dedicado en cuerpo y
alma a la creación, capataz de una obra que se antoja irrepetible. En
los días perfectos, Xavi se hace líquido para permitir que el juego fluya sin respiro. En las noches duras, como la de Milán, Xavi
se hace sólido para irrumpir y dar su grito presencial. En esas
ocasiones, exaltamos su prestación, pero eso significa que la maquinaria
sufría interrupciones, exigiendo la cosificación del capataz.
Llega uno de los grandes partidos y todo está en su sitio: Cesc, en el rol indefinible; Iniesta, dirigiendo entre líneas las operaciones; y Xavi, transparente y líquido, con las llaves de la fábrica en el bolsillo y la mano sobre el interruptor de la luz.
domingo, diciembre 04, 2011
El fútbol presocrático
Antes de Sócrates había
magos (Di Stéfano, Pelé, Cruyff), pistoleros (Puskas, Uwe Seeler, Müller) y defensas con smoking (Beckenbauer, Krol). Luego llegó Sócrates y se hizo
la paz. Sócrates era un futbolista que jugaba con la serenidad del reloj de
arena. Ni demasiado rápido, ni a borbotones.
Le vi en compañía de mi
maestro: Alfonso Soteras, quizás el periodista que más supo de fútbol (había sido buen futbolista). Fue en
Sarrià’82, en aquel Mundial que organizamos nosotros y perdieron los
brasileños. Lo organizamos mal y ellos jugaron bien. Tan bien jugaron que perduran en
el recuerdo de los equipos legendarios pese a la derrota.
Por lo general, Soteras
era como Sócrates: pausado y continuo. Pero aquél día embraveció. Señalaba
jugadores sin parar: fíjate en Zico, en cómo conduce el balón; fíjate en
Falcao, qué visión panorámica tiene; fíjate en Toninho Cerezo, como está
siempre en el sitio adecuado; fíjate en Junior, qué portento arriba y abajo. Pero cuando Sócrates se acercaba al balón, Soteras callaba. El estadio rugía y
el maestro callaba. Se hacía el silencio a su alrededor porque no había
palabras para definir la jerarquía física, táctica, e incluso moral, que ejercía
Sócrates sobre el césped. Era un caudillo pacífico, sin pinturas de guerra ni
alaridos. Su rostro agrietado y la melena de evangelista le otorgaban un aura
misteriosa. No estaba: aparecía y, entonces, se hacía la luz.
Sócrates fue un milagro
para el fútbol. Ahora se le recuerda por los penalties que lanzaba de tacón,
por el tanto de pícaro ante Italia, por sus quiebros dulces, por los goles insólitos.
Yo le recuerdo por Soteras y porque el fútbol nunca más fue lo mismo después de
aquel día en Sarriá. Vi a Sócrates; vi la paz con balón.
Foto: Aquella tarde de 1982, en Sarrià, cuando una gran Italia acabó con el maravilloso Brasil de Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira.
Ilustración: De @Somemarcus para masliga.com
Foto: Aquella tarde de 1982, en Sarrià, cuando una gran Italia acabó con el maravilloso Brasil de Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira.
Ilustración: De @Somemarcus para masliga.com
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