Si Fernando Torres cuesta 58 millones de euros y Andy Carroll, 40 millones, la pregunta es inevitable: ¿cuánto cuesta Cesc Fábregas? Posiblemente, un precio prohibitivo a la vista de sus cualidades: ‘playmaker’ total, centrocampista completo, ‘box to box’, capitán del Arsenal (por más que Denilson arguya que no es un líder), campeón mundial, crucial en la prórroga de Johannesburgo, infatigable, goleador, barrendero, multiusos... Cesc posee hoy un perfil extraordinario y deseable para muchas entidades, necesitadas de jugadores rotundos y contundentes en la guía y dirección de los partidos.
Conociendo el historial negociador de Wenger cabe imaginar que el precio de Cesc se ha elevado en los últimos días. Por su rendimiento y porque el listón fijado por el Liverpool con la venta y compra de sus delanteros centro lo dispararán. Cesc ya no vale hoy 40 millones, al fin y al cabo, el precio pagado a tocateja por Andy Carroll, sino que ha situado su caché en los arrabales de Fernando Torres, millón arriba, millón abajo.
¿Quién puede pagar 60 millones por un director de orquesta? A bote pronto, sólo encontramos dos equipos: Chelsea y Real Madrid. Los ‘blues’, porque su talonario ruso se lo permite; los merengues, porque poseen antecedentes sobrados de pagos similares o superiores. Ambos equipos necesitan imperiosamente alguien como Cesc en su centro del campo. Al Chelsea se le está agotando la gasolina de Frank Lampard y el jovencísimo McEachran, con su enorme calidad, es un perfil aún lejano al del líder. Reforzado delante y detrás, el equipo de Abramovich precisa renovar esa línea media con alguien de la talla de Fábregas y el dinero no será problema. Si acaso, el prurito de Cesc por cambiar de barrio.
El Madrid es otro conjunto necesitado de ese cerebro. Tiene a Xabi Alonso, un jugón excelente, bisagra del cuadro merengue, hoy por hoy imprescindible, pero Cesc supondría un plus de calidad extraordinario en esa línea demasiado metalúrgica. El club no anda boyante de dinero tras la inversión de los dos últimos años, pero a Florentino nunca le tembló el pulso firmando cheques, aunque alguien deberá convencer con ahínco al presidente de que Cesc puede resolver muchas carencias. Y al jugador, de que el Madrid es un buen destino. Una tercera opción sería el City, con dinero suficiente para satisfacer a Wenger, pero sin la imperiosa necesidad de un perfil Cesc.
¿Dónde queda el Barça? Si el precio ha subido como imagino, el fichaje está muy lejos. El Barça sufrirá una enorme dificultad para competir contra Chelsea y Madrid en lo económico, aunque disponga de gran ventaja emocional vistos los obvios sentimientos del jugador. Hará falta una elevada dosis de convicción y seducción para conseguir un fichaje que, ahora mismo, se me antoja relleno de dificultades. Chelsea y Liverpool han puesto el listón demasiado alto.
Conociendo el historial negociador de Wenger cabe imaginar que el precio de Cesc se ha elevado en los últimos días. Por su rendimiento y porque el listón fijado por el Liverpool con la venta y compra de sus delanteros centro lo dispararán. Cesc ya no vale hoy 40 millones, al fin y al cabo, el precio pagado a tocateja por Andy Carroll, sino que ha situado su caché en los arrabales de Fernando Torres, millón arriba, millón abajo.
¿Quién puede pagar 60 millones por un director de orquesta? A bote pronto, sólo encontramos dos equipos: Chelsea y Real Madrid. Los ‘blues’, porque su talonario ruso se lo permite; los merengues, porque poseen antecedentes sobrados de pagos similares o superiores. Ambos equipos necesitan imperiosamente alguien como Cesc en su centro del campo. Al Chelsea se le está agotando la gasolina de Frank Lampard y el jovencísimo McEachran, con su enorme calidad, es un perfil aún lejano al del líder. Reforzado delante y detrás, el equipo de Abramovich precisa renovar esa línea media con alguien de la talla de Fábregas y el dinero no será problema. Si acaso, el prurito de Cesc por cambiar de barrio.
El Madrid es otro conjunto necesitado de ese cerebro. Tiene a Xabi Alonso, un jugón excelente, bisagra del cuadro merengue, hoy por hoy imprescindible, pero Cesc supondría un plus de calidad extraordinario en esa línea demasiado metalúrgica. El club no anda boyante de dinero tras la inversión de los dos últimos años, pero a Florentino nunca le tembló el pulso firmando cheques, aunque alguien deberá convencer con ahínco al presidente de que Cesc puede resolver muchas carencias. Y al jugador, de que el Madrid es un buen destino. Una tercera opción sería el City, con dinero suficiente para satisfacer a Wenger, pero sin la imperiosa necesidad de un perfil Cesc.
¿Dónde queda el Barça? Si el precio ha subido como imagino, el fichaje está muy lejos. El Barça sufrirá una enorme dificultad para competir contra Chelsea y Madrid en lo económico, aunque disponga de gran ventaja emocional vistos los obvios sentimientos del jugador. Hará falta una elevada dosis de convicción y seducción para conseguir un fichaje que, ahora mismo, se me antoja relleno de dificultades. Chelsea y Liverpool han puesto el listón demasiado alto.