El argumento de José Mourinho sobre la falta de costumbre de sus jugadores para disputar dos partidos semanales es totalmente cierto, real y correcto. El diagnóstico del entrenador portugués ha dado en la diana a pesar de las múltiples críticas que ha levantado. En efecto, los futbolistas del Real Madrid no están habituados a disputar dos partidos semanales de forma continuada y mucho menos si dichos encuentros son de máxima competitividad. Tiene razón Mourinho por más que les pese a periodistas y analistas, muchos de los cuales se han mostrado intolerantes frente a este diagnóstico, que ha sido rechazado en base a la brillante historia del Madrid, olvidando que el entrenador se refería a la actual plantilla y no a las de Di Stéfano o Butragueño.
El Madrid actual no está preparado para disputar encuentros del máximo nivel cada tres días durante períodos de tiempo prolongados. Y esta falta de preparación resulta decisiva en el fútbol moderno, que acumula exigencias de manera constante. Ocurrió en noviembre, ha sucedido en enero y volverá a repetirse en abril. Y lo de esta temporada no es apenas distinto a lo ocurrido en la pasada, ni en varias anteriores. Excepto Xabi Alonso y Cristiano Ronaldo, el resto de la plantilla no está acostumbrada de verdad a “morder” sobre el césped cada tres días, por más referencias que se quieran hacer a la historia del madridismo. Esta es la auténtica realidad, la misma con la que tropezó Pellegrini el curso pasado, cuando encadenó nada menos que diez semanas consecutivas disputando un solo encuentro (tras quedar eliminado de Copa por el Alcorcón) y se dio de bruces, de pronto, con el ritmo frenético de marzo, cuando tuvo que alternar Liga y Champions. Sus jugadores, habituados a jugar un único partido semanal, se ahogaron en cuanto acumularon 270 minutos en ocho días.
Tener razón en el diagnóstico, sin embargo, no es eximente de responsabilidad. Mourinho tiene razón, pero el responsable también es él. Y muy responsable. Este defecto del Madrid data, como mínimo, de 2004 y nadie le ha puesto remedio. Tampoco Mourinho, que ahora se quita las pulgas de encima como si la gestión de la plantilla no fuese con él. No era sencillo corregir el problema en cuatro meses, pero podía haberlo intentado. No obstante, al infrautilizar a jugadores como Granero, Pedro León, Canales, Albiol, Garay o Gago, más allá de gustos y calidades, ha conseguido sobreexplotar a sus mejores hombres y reventar a quienes no estaban acostumbrados al ritmo frenético del doble partido semanal. El entrenador tiene razón en su radiografía, pero el responsable de persistir y profundizar en el defecto no se llama Valdano, ni Florentino, ni siquiera Pellegrini. ¿Lo corregirá en abril?
- Publicado en Sport (5-II-2011)
El Madrid actual no está preparado para disputar encuentros del máximo nivel cada tres días durante períodos de tiempo prolongados. Y esta falta de preparación resulta decisiva en el fútbol moderno, que acumula exigencias de manera constante. Ocurrió en noviembre, ha sucedido en enero y volverá a repetirse en abril. Y lo de esta temporada no es apenas distinto a lo ocurrido en la pasada, ni en varias anteriores. Excepto Xabi Alonso y Cristiano Ronaldo, el resto de la plantilla no está acostumbrada de verdad a “morder” sobre el césped cada tres días, por más referencias que se quieran hacer a la historia del madridismo. Esta es la auténtica realidad, la misma con la que tropezó Pellegrini el curso pasado, cuando encadenó nada menos que diez semanas consecutivas disputando un solo encuentro (tras quedar eliminado de Copa por el Alcorcón) y se dio de bruces, de pronto, con el ritmo frenético de marzo, cuando tuvo que alternar Liga y Champions. Sus jugadores, habituados a jugar un único partido semanal, se ahogaron en cuanto acumularon 270 minutos en ocho días.
Tener razón en el diagnóstico, sin embargo, no es eximente de responsabilidad. Mourinho tiene razón, pero el responsable también es él. Y muy responsable. Este defecto del Madrid data, como mínimo, de 2004 y nadie le ha puesto remedio. Tampoco Mourinho, que ahora se quita las pulgas de encima como si la gestión de la plantilla no fuese con él. No era sencillo corregir el problema en cuatro meses, pero podía haberlo intentado. No obstante, al infrautilizar a jugadores como Granero, Pedro León, Canales, Albiol, Garay o Gago, más allá de gustos y calidades, ha conseguido sobreexplotar a sus mejores hombres y reventar a quienes no estaban acostumbrados al ritmo frenético del doble partido semanal. El entrenador tiene razón en su radiografía, pero el responsable de persistir y profundizar en el defecto no se llama Valdano, ni Florentino, ni siquiera Pellegrini. ¿Lo corregirá en abril?
- Publicado en Sport (5-II-2011)