Mientras el monstruo mediático engulle a sus hijos, Pep Guardiola sigue adelante con sus planes. No es fácil lo que está haciendo. Conocemos las debilidades de su plantilla, las exigencias del calendario, las necesidades de la preparación y la fortaleza de rivales formidables como Arsenal, Real Madrid y varios más. Sabemos también, aunque aparentemos olvidarlo, que el fútbol es como la vida, un río por el que se transita con incertidumbres: un recodo, varios meandros, unas rocas traicioneras, un salto de agua inesperado… El fútbol no es una línea recta de horizontes despejados, sino un torbellino de aguas bravas y retorcidas en el que resulta más fácil ahogarse que sobrevivir largo tiempo.
En esa realidad acuosa flota Guardiola, manejando los tiempos y las expectativas. Cuanta más presión recibe, mayor es su creatividad. Sin duda, el Barça está en un momento más duro y tenso que el Madrid, quien a su vez lo vivió hace pocas semanas, pero lo realmente importante no es sufrir etapas difíciles, sino superarlas. Lo consiguió el equipo de Mourinho y va camino de hacerlo el de Guardiola. Esa es la auténtica vara de medir campeones: su capacidad competitiva. El Pep Team está dando ahora mismo otra vuelta de tuerca a sus evoluciones tácticas, en gran parte debido a la ausencia de Puyol. Ya recordarán que el maestro Laureano Ruiz bautizó a Puyol como “el misterio” porque “es él quien deshace las contras del rival, el juego del equipo contrario, y es algo que ve muy poca gente”. Cuando el equipo rival consigue superar la tela de araña de la presión de los delanteros y medios, cosa que ocurre pocas veces, el Barça queda desnudo. Su defensa queda desnuda. Ocurrió en el Emirates y también el domingo en el Camp Nou. Ocurre muy pocas veces, pero ocurre y es ahí donde Puyol interviene. Si el capitán no está, esa función queda desierta y entonces se acuña la frase de que el equipo defiende mal. Es cierto, pero porque falta la pieza exacta: la del misterio.
Para resolver el problema, Pep está empezando a emplear a Busquets en el que, apostaría yo, será uno de sus roles de futuro: el Busquets 2.0, capaz de ser central en fase defensiva y mediocentro en la ofensiva. De momento, le va probando en la posición. Los errores de hoy no son relevantes, por más que costaran un penalty. También Abidal se equivocaba antes y ya ven en qué gigante se ha convertido. Busquets será un central-mediocentro polivalente, pero a partir del próximo curso, con Alves de carrilero y el equipo asimétrico, en un dibujo que recuerda la vieja WM, pero remozada con siete hombres alineándose como centrocampistas. Será la nueva evolución de Pep, dispuesto cada día a reinventarse para seguir compitiendo en el máximo nivel.
En esa realidad acuosa flota Guardiola, manejando los tiempos y las expectativas. Cuanta más presión recibe, mayor es su creatividad. Sin duda, el Barça está en un momento más duro y tenso que el Madrid, quien a su vez lo vivió hace pocas semanas, pero lo realmente importante no es sufrir etapas difíciles, sino superarlas. Lo consiguió el equipo de Mourinho y va camino de hacerlo el de Guardiola. Esa es la auténtica vara de medir campeones: su capacidad competitiva. El Pep Team está dando ahora mismo otra vuelta de tuerca a sus evoluciones tácticas, en gran parte debido a la ausencia de Puyol. Ya recordarán que el maestro Laureano Ruiz bautizó a Puyol como “el misterio” porque “es él quien deshace las contras del rival, el juego del equipo contrario, y es algo que ve muy poca gente”. Cuando el equipo rival consigue superar la tela de araña de la presión de los delanteros y medios, cosa que ocurre pocas veces, el Barça queda desnudo. Su defensa queda desnuda. Ocurrió en el Emirates y también el domingo en el Camp Nou. Ocurre muy pocas veces, pero ocurre y es ahí donde Puyol interviene. Si el capitán no está, esa función queda desierta y entonces se acuña la frase de que el equipo defiende mal. Es cierto, pero porque falta la pieza exacta: la del misterio.
Para resolver el problema, Pep está empezando a emplear a Busquets en el que, apostaría yo, será uno de sus roles de futuro: el Busquets 2.0, capaz de ser central en fase defensiva y mediocentro en la ofensiva. De momento, le va probando en la posición. Los errores de hoy no son relevantes, por más que costaran un penalty. También Abidal se equivocaba antes y ya ven en qué gigante se ha convertido. Busquets será un central-mediocentro polivalente, pero a partir del próximo curso, con Alves de carrilero y el equipo asimétrico, en un dibujo que recuerda la vieja WM, pero remozada con siete hombres alineándose como centrocampistas. Será la nueva evolución de Pep, dispuesto cada día a reinventarse para seguir compitiendo en el máximo nivel.