lunes, octubre 23, 2006
Mar de fondo
El Madrid sale de la gripe y el Barça ha caído en el resfriado. Los de Capello han ganado con sus armas: eficacia rematadora, brillantez en el contragolpe, embudo central amurallado, cohesión entre líneas, fútbol directo, sacrificio colectivo. Algunas de estas características ya las tenía. Otras las ha adquirido a base de trabajo (y de tropiezos) con el técnico italiano, como esa alternativa táctica de Raúl haciendo las coberturas a Ronaldinho como lateral diestro que habíamos anunciado. Los de Rijkaard han perdido también con sus armas: posesión de balón, filigranas, ineficacia en el remate, embotellamiento por el centro..., pero le han añadido otras características como el individualismo exagerado y el desequilibrio colectivo absoluto. El Madrid ha rematado mucho mejor; ha defendido bastante mejor y ha sido un equipo más cohesionado. El Barça ha dejado todos los problemas estructurales pendientes de resolución.
Así que ya pueden empezar a trabajar, aunque sea un poquitín, como acaba de anunciar Ronaldinho, compungido, espeso, pasivo, inaudito récord personal junto a Deco de errores no forzados. A efectos superficiales, las dos derrotas consecutivas sólo acarrean consecuencias leves: complicaciones en la Champions y salvavidas para el Madrid, a quien se podía haber apuntillado. Pero detrás de esas leves heridas continúan los profundos problemas estructurales y han quedado todos en evidencia sobre el húmedo verde madrileño. Los físicos, los tácticos y hasta los anímicos. Las derrotas son coyunturales, pero los problemas de estructura indican que hay mar de fondo.
Porque hay jugadores lentos, pesados y desfondados. Los hay que ni siquiera conocen cómo hay que defender a su veloz rival. Los hay que sólo se apuntan a brillar en casa ante los aplausos. Los hay que no están acoplados al estilo del equipo y desentonan. Los hay que sólo están para reclamar faltas. Los hay que, simplemente, fallan. También los hay pletóricos de fuerza y velocidad, capaces de echarse el equipo a la espalda incluso cuando el peso resulta exagerado, como Messi, Xavi e Iniesta ayer, protagonistas de un rendimiento excepcional para intentar tapar miserias ajenas y ese desequilibrio extremo que Rijkaard (como en Londres) ha instaurado como norma de actuación, como si todos los automatismos anteriores, la solidez del sistema defensivo y la búsqueda del equilibrio conceptual se le hubiesen borrado del cerebro.
Del Bernabéu salen muy reforzados Capello, Robinho y Raúl y bastante fortalecidos Guti, Van Nistelrooy, Helguera y Ramos. De Madrid salen muy tocados Rijkaard, Ronaldinho y Deco y bastante maltrechos Puyol, Thuram, Zambrotta y Gudjohnsen. Para quienes advertimos hace tres meses que los síntomas de ‘galactización’ eran evidentes, que se estaban cometiendo graves errores de planificación del trabajo, que el compromiso colectivo parecía menguar, es una pena ver que los síntomas se agravan.
Fotos: EFE - AFP.