jueves, diciembre 29, 2011

Ahora, en martiperarnau.com

Nos hemos mudado a martiperarnau.com. (Desde el 1 de Enero de 2012)

martes, diciembre 20, 2011

El Barça líquido

Cada vez que Messi marca uno de sus goles planetarios, un adjetivo se suicida, con lo que la necrológica de los adjetivos suicidados alcanza un tamaño formidable, hasta el punto que el diccionario anda lanzando señales de socorro. La misma suerte están corriendo los conocidos adverbios de tiempo, lugar y cantidad desde que Xavi, Iniesta y Cesc decidieran cambiar la oración completa del juego. Y no digamos los pronombres, temerosos de Busquets, capaz de conjugar los posesivos con los indefinidos sin el menor rubor. 

La mirada tradicional con que veíamos el fútbol ya no sirve para desmenuzar al Pep Team. Estamos obligados a cambiar de ojos para comprender lo que está sucediendo, no sea que nos quedemos ciegos por no ver la realidad del cambio histórico que está sugiriendo este equipo en el fútbol mundial. No son únicamente sus triunfos y victorias, imprescindibles como gasolina del cambio, sino el modo de jugar, la metamorfosis incesante que generan sus futbolistas, el derribo de muros tópicos e ideas preconcebidas como el físico, el músculo, los especialistas o los complementos, arrasado todo por la potencia del fluido. El Barça decidió hacerse líquido para burlar todas las presas y compuertas. Hacerse agua para escurrirse entre los dedos del equipo rival. Ya no es la flexibilidad del junco que se dobla ante el huracán, sino la propia ausencia de forma, la desaparición del cuerpo, puro escapismo sobre el césped.

Explicó Zygmunt Bauman en su Modernidad Líquida que las identidades han dejado de ser sólidas en tanto que soluciones permanentes y definitivas, transformándose en un cambio constante de forma. De ahí que podamos hablar ya de un Barça líquido, alejado de criterios inamovibles y bases sólidas, pues parece haber adoptado la ingravidez como paradigma de la alquimia guardiolista. Consciente que con la vocación ofensiva y los conceptos básicos del juego no le bastaban para superar los obstáculos que, día a día, crecen y se multiplican, el entrenador optó por avanzar en la búsqueda de la fluidez y todas las decisiones adoptadas caminan en dicha dirección: abandono de la solidez, desaparición de las formas clásicas, apuesta por el equipo líquido, del que no se adivina su principio ni su final, ni quién es quién. Donde todo es disimulo y nada es lo que parece, ni el portero ni el extremo, ni el lateral ni el goleador. Equipo impostor que parece una cosa y hace la contraria: sin gente en las áreas, golea y se defiende mejor que cualquiera. Carente de forma reconocible, su fluidez le hace huir de los dibujos estáticos y las formas definibles, consiguiendo que el contrario no pueda atrapar nunca ese fantasma en forma de agua que se desliza entre las manos sin hacer ruido, casi sin mojar.


- Publicado en Sport (20-XII-2011)

lunes, diciembre 19, 2011

José Ángel Pozo, delantero estrella de Valdebebas, deja el Real Madrid y se va al Manchester City

José Ángel Pozo, el delantero centro más prometedor de toda la cantera del Real Madrid, fichará por el Manchester City en los próximos días, en cuanto se abra el mercado invernal. La marcha de Pozo se formalizará mediante acuerdo de compra por parte del equipo inglés, pese a que por ley, dada la edad del jugador (15 años, 15-Marzo-1996), su relación contractual con el Madrid no podía tener carácter profesional. El City ha elegido esta fórmula para mantener sus buenas relaciones con el Madrid, pese a que podría haber fichado directamente al delantero nacido en Fuengirola sin llegar a ningún pacto económico con el club merengue. Pozo, internacional Sub17, llegó al Madrid en verano de 2008, procedente del UD Fuengirola, y no podrá ejecutar el contrato con el equipo inglés hasta cumplir los 16 años, dentro de unos tres meses.

Además del City, también Arsenal, Chelsea y Liverpool pujaron por Pozo, un jugador prodigioso que interpreta de maravilla todas las artes del ataque, sea el remate desde cualquier zona y con ambos pies, sea el regate dentro del área. Su mejor virtud, sin embargo, es el control en banda y la diagonal hacia dentro, donde resulta imparable. A finales de la pasada temporada, militando aún en el Cadete B disputó el Mundialito Sub-17 con el Juvenil C merengue, siendo determinante en el empate que logró frente al Barça de Sergi Barjuán (resuelto en los penalties a favor de  los culés). Aquella tarde, Pozo fue un tormento para los centrales blaugrana, Robert Costa y Brian Oliván, dos años mayores.

Pese a aquella exhibición, la dirección deportiva del Madrid decidió que Pozo formaría parte del Cadete A en el presente curso, lo que ha sido fuente de conflicto desde el mes de agosto. El entorno del jugador considera que estaba preparado para jugar una o dos categorías por encima, posiblemente incluso en el Juvenil B. Las discrepancias sobre la orientación deportiva del chico no han sido la única causa de la marcha: los equipos ingleses ofrecieron cantidades muy superiores (hasta 8 o 10 veces mayores) que lo que percibía en el Real Madrid, así como el compromiso de que la próxima temporada formará parte del Reserves, el equipo filial, donde se reunirá con Denis Suárez, fichado el pasado verano al Celta, y con Joan Ángel Román, contratado en 2009. El club inglés ha decidido apostar firmemente por el fútbol de categorías inferiores de la mano de Patrick Vieira, habiendo programado una inversión de 160 millones de euros en la construcción de una gran ciudad deportiva.

A instancias de los responsables de Valdebebas, el propio presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, medió en el asunto, llegando a reunirse con el jugador durante unos minutos para intentar lograr su permanencia. Sin embargo, la decisión de Pozo no cambió por la reunión y hace diez días estuvo en Manchester con su familia para firmar el trato con el City. Sus padres se encuentran ya en la ciudad inglesa concretando los detalles del nuevo domicilio y colegio. El jugador empezó a despedirse ayer de sus compañeros de equipo, segundo clasificado en la Liga madrileña, a tres puntos del Atlético de Madrid. Desde hace un mes y medio, Pozo no ha jugado ni un solo minuto con su equipo, a causa de una lesión en la espalda. El club blanco suplirá su marcha mediante la inminente contratacion de Javier González Argal, delantero cántabro de 15 años que milita en el Laredo desde el pasado verano, adonde llegó procedente del Athletic de Bilbao, que se unirá a Dorian Babunski, fichado en verano del Cornellà.

De la Santísima Trinidad a la Sagrada Familia

Durante un tiempo fueron la Santísima Trinidad: se juntaban Messi, Xavi e Iniesta y de ahí salía un milagro. Xavi, con ese rostro de contable de los de antes, de aquellos que no hacían trampas en las cuentas de resultados, sacaba su cartabón de arquitecto antiguo y dibujaba líneas precisas y volúmenes exactos. Iniesta, aventurero del último pase, jugaba con una brújula en el cerebro para no perder el norte en la selva enemiga. Messi, el de los pies ligeros, improvisaba sinfonías inacabables como un Mozart moderno. Eran la Santísima Trinidad, pilares de la tierra blaugrana.

Hasta que Pep, gran evolucionador del fútbol contemporáneo, decidió ampliar el número de mariposas estruendosas y convirtió su equipo de solistas milagrosos en la Sagrada Familia, cuyo epítome dice que el fútbol es de los centrocampistas. Juntó clónicos, no sólo para ser más, sino porque eran los mejores. Descartó el viejo equilibrio entre polos opuestos y cargó el equipo con gente parecida, reforzando su punto fuerte: el dominio del balón, a partir del cual se construye este fantástico castillo que alberga al Barça de los prodigios. Interpretó el Quinteto para Clarinete en el Bernabéu pero, no contento con ello, redobló la mano ante el Santos y sembró de centrocampistas el césped, hijos de La Masia, intérpretes de un idioma futbolístico que quiebra tópicos y prejuicios. Dijo el Barça: el balón es mío, de la familia, de esta sagrada familia. Y no hubo más. Se esfumó el rival ante el verso impactante de los poetas con botas, luciérnagas imperiales que se han acostumbrado a conquistar finales a base de sustraer el balón y quedárselo en propiedad.

Para ampliar la trinidad y convertirla en familia numerosa llegó Cesc, de hechuras impostoras; ascendió Thiago, violinista en todos los tejados; se adelantó Alves, el galope hecho hombre; y se engrandeció Busquets, futbolista anónimo, conductor en la oscuridad, obligado por contrato a tocar siempre de primera: héroe del silencio. Juntos todos ellos dieron un paso más en esta afrenta contracultural: cuando el mundo sigue afirmando que lo importante reside en las áreas, el Barça pasa por ellas de puntillas. Descifra jeroglíficos interminables en el centro del campo y sólo pisa el área para clavar su aguijón imperturbable en el cuerpo sometido de un rival que siempre ve pasar el balón lejos de sus botas. El balón, el balón, aquella vieja idea: dominar el balón, ordenarse a partir del cuero, mover, desordenar, desalentar desde la posesión de calidad. El juego de este equipo viene de tiempos lejanos, pues clava sus raíces en la Hungría dorada, en la derrotada Holanda y en el Brasil de la alegría socrática; y fabrica su modernidad en el Dream Team de Cruyff y el Ajax de Van Gaal. De todos ellos ha sacado partido este Guardiola talibán del juego de posición, profeta del centrocampismo fino como esencia del fútbol que predica.

Abróchense los cinturones, dijo el primer día. Trece títulos después siguen circulando el balón al primer toque, ampliando la familia, exaltando el pase y honrando a sus mayores. Apoteosis del rondo, sublimación de la idea.

- Publicado en El Periódico (18-XII-2011)

domingo, diciembre 18, 2011

La apoteosis del rondo

1.- Palabras de Xavi Hernández en Senda de Campeones: “Paso y me muevo o paso y me quedo; me ofrezco y te ayudo; te miro y me paro y levanto la cabeza y miro y, sobre todo, abro el campo. Quien tiene el balón es el dueño del juego. Esta es la escuela de Joan Vilà y de Albert Benaiges, de Johan Cruyff y de Pep Guardiola. Esto es el Barça”.

2.- Palabras de Pep Guardiola en el Bernabéu, respondiendo a Guillem Balagué: “I have the ball, I pass the ball; I have the ball, I pass the ball. We have the ball, we pass the ball”. El balón, el tuétano del Barça.

3.- En 1972, Laureano Ruiz introdujo en las categorías inferiores del Barça un método de entrenamiento que bautizó como “rondo”. En 1988, Johan Cruyff lo inoculó en todo el sistema arterial del Barça. Desde entonces, el rondo es un método pero, sobre todo, un símbolo. Dominar el balón y no perderlo nunca. Un idea de fútbol que hoy ha alcanzado otro nuevo peldaño en su exaltación.

4.- Apoteosis de la idea a partir de la propia alineación. Sin delanteros, con cinco centrocampistas más Messi. Dos falsos extremos (Alves y Thiago) estirando la lona. Números impostores que exige una mirada nueva para comprender un modo diferente de jugar. El lateral vive como extremo (Alves); el goleador habita en el centro del campo (Messi); el mejor defensor no es defensa (Xavi); el creativo se fija en la banda (Thiago). Números mentirosos, otra visión del fútbol. La obra de Pep.

5.- La defensa de 3 dejó de ser noticia. Incluso Piqué, tallo largo, se ha acostumbrado a ese sistema flexible, que planta sus reales en la línea del centro del campo. En la transición ataque-defensa, Busquets se sitúa como segundo central por la izquierda y Alves retrocede como un bólido para consolidar. Puyol, que empezó de lateral, va camino de terminar su carrera (aunque eso parece ir para muy largo) en  la misma posición, gracias a la evolución del concepto defensivo del equipo.

6.- El débil rigor táctico de Alves como lateral se transforma en virtud ejemplar cuando se ubica de extremo. Convertido en Alves multiusos, capaz de completar dos roles en un mismo minuto, fijando al defensa contrario, yéndose de él para sembrar el caos en el área rival, y, al mismo tiempo, recuperar balones en zona defensiva con la energía atómica que le impulsa.

7.- Busquets imperial como conductor silencioso: el Conducator. Maestro del eje vertical. Antes era el controlador del eje horizontal, pero ha dado otro paso más, siendo capaz de incrustarse como cuarto central cuando conviene y plantarse arriba como plataforma y lanzadera. Si el Busquets vertical se ubica en zona de tres cuartos, ¿qué puede esperar el rival?

8.- Que le aplasten, como así ha ocurrido. La primera media hora de esta final ha sido la apoteosis del rondo, sublimación de los roles metamorfoseados. Un enjambre de pequeñas avispas se han apropiado del balón y picoteado al Santos brasileiro, sucedáneo de sí mismo. Como quien sufre un shock post-traumático, Neymar lo ha definido con una frase sencilla: “Hoy hemos aprendido a jugar a fútbol”.

9.- El Barça de Wembley, el Barça de Roma, el Barça de las finales… Diez victorias en 11 finales disputadas. Impasible en su propuesta, goleador sin delanteros, dictador del balón. Equipo histórico en toda la acepción, fruto de una idea germinada en futbolistas geniales y sazonada por un cocinero minucioso y detallista. Un Guardiola más cruyffista que Cruyff, estajanovista del balón, apostador profesional en las virtudes de la idea. Sin este Guardiola enardecido en su convicción de que el fútbol es de los centrocampistas y en su vocación por atacar sin medida, sin este Guardiola no se comprendería el Barça de los prodigios.

10.- Por supuesto, Messi y el pánico que siembra a su paso. Messi, goles en todas las competiciones, iguala el récord de Pedro, un récord que parece viejo y sólo tenía dos años de vida. Y le supera porque ha dado pases de gol también en las seis competiciones. Con Messi habrá un problema: cuando quiera editarse el DVD de sus mejores goles, el disco duro no tendrá capacidad para incluir todas las maravillas. Dentro de 25 años, a los nuevos aficionados les costará abarcar la magnitud completa de lo que significa este jugador.

y 11.- Fontàs, símbolo definitivo para que once futbolistas de La Masia hayan vivido esta final aplastante, prisionera de Xavi e Iniesta, apóstoles privilegiados de la idea, futbolistas en cuatro dimensiones, fuera de normas, probablemente irrepetibles: “Paso y me muevo o paso y me quedo; me ofrezco y te ayudo; te miro y me paro y levanto la cabeza y miro y, sobre todo, abro el campo. Esto es el Barça”.

- Santos-Barça (Mundial de Clubes, Final). 18-Diciembre-2011. Yokohama. 0-4 (Messi, Xavi, Cesc, Messi)

Di María y Benzema, pareja salvaje

1.- El Real Madrid vuelve a los parámetros de juego que tan buen resultado le dieron en los últimos meses: Xabi con guardaespaldas (esta vez, Lass); salida lavolpiana de balón, con laterales montados en campo contrario; enganche que dirige todas las operaciones en el frente de ataque; y doble falso 9 fijando a los cuatro defensas por los pasillos interiores. Vuelve a sus goleadas.

2.- La novedad es que Di María ocupa el rol de Özil, víctima de su discreta actuación en el Clásico. Y el argentino es otra cosa: no tiene la suavidad de terciopelo del alemán, pero a cambio posee una intensidad que le hace formidable. Aparece, interviene, se desgasta, cruza y asiste con puntualidad de relojero suizo. En la banda, sus virtudes son notables; en el enganche, resultan diferenciales.

3.- Al ocupar Di María el centro, su rol en banda es para Callejón, fruto del mérito demostrado en pasados encuentros. El canterano posee la misma efervescencia que el argentino, pero con repertorio más reducido aunque suficiente para rendir. Y cada vez que está, llega su gol, valor clave en estos tiempos.

4.- Con estos parámetros, el Madrid vuelve a sentirse cómodo. En fase defensiva, como mínimo seis hombres quedan detrás del balón, más la ayuda de Di María y Callejón. En fase ofensiva, sólo se quedan tres atrás y el resto inclina el campo contra el área rival. El Sevilla ha manejado bien el balón en el primer tiempo, con criterio, pero no le ha bastado ante la rotundidad de las acciones madridistas frente a la portería de Varas.

5.- El primer gol de Cristiano Ronaldo es un monumento a la visión de Di María, con un memorable pase combado con el exterior del pie. Lo ha ejecutado desde el eje central, metiendo el balón entre los defensas para que llegara a botas del portugués. Y la posición de éste y de Benzema es otro paradigma del doble falso 9, incrustados ambos entre lateral y central de cada banda, derrotados de antemano los cuatro por la posición ingrávida de ambos puntas, innovación táctica de este curso.

6.- Con el gol a favor, el Madrid adopta su “otra” piel, la del equipo replegado. Y le ocurre lo que tantas veces: el Sevilla le domina hasta encajonarle en el área pequeña. Los resultados positivos parecen darle la razón al equipo blanco, que sufre y recibe remates fenomenales, pero encaja los golpes en el hígado de Casillas sin caer noqueado. Casillas, tantas veces criticado por parte de los aficionados: que si sus salidas, que si sus despejes, que si su juego de pies… Casillas monumental, el de los reflejos de águila.

7.- Di María asiste para el primero y para el segundo. El tercero es un cañonazo fuera de serie de Cristiano Ronaldo, que recibe un caramelo de Benzema previo robo de Di María: descomunal disparo desde lejos que se va alejando de Varas, impotente ante el uppercut. Un bazooka en la pierna, mira telecóspica en la retina, imparable mordida de tiburón.

8.- El cuarto es Di María en estado puro, justo cuando el oxígeno empezaba a faltarle, víctima de la fatiga por su viaje transoceánico. Se ha lanzado como un torpedo por la vacía banda izquierda y concluido con el empeine exterior, en un golpeo prodigioso, cerrando un partido excepcional.

9.- Excepcional Benzema: el delantero silencioso. No hace ruido ni levanta pasiones, pero su movilidad es inigualable. Lee las jugadas con antelación y elige siempre el movimiento adecuado: se acerca o se aleja, pasa o cruza, siempre con tino, siempre con sentido. Este hombre es un fenómeno del movimiento envasado al vacío. Di María y Benzema, pareja salvaje.

10.- Pepe, como tantas otras veces, en su negra versión. Marcelo, sombra de sí mismo como en aquellos días que se enfrenta a sus fantasmas, esta noche contra Navas. En conjunto, salvando el permanente rigor táctico de Arbeloa, la defensa madridista ha mostrado su peor cara, aquella que les obliga a pagarle una mariscada a Casillas.

y 11.- Kanouté y Campaña. El pasado y el futuro de un Sevilla que parece haber olvidado sus proezas de hace un lustro. Kanouté, un recital para controlar el balón en la punta de ataque, ordenar a su equipo desde su faro y marcar las pausas y los tiempos. Campaña, jovencito sin miedo, resistente para cabalgar las praderas y certero para dar el último pase.

- Sevilla-Real Madrid (Liga, 17ª jornada). 17-Diciembre-2011. Sánchez Pizjuán. 2-6 (Cristiano, Callejón, Cristiano, Di María, Navas, Cristiano, Altintop, Negredo)

sábado, diciembre 17, 2011

La reconversión (temporal) de Cesc

Cesc llegador, en vez de Cesc creador. He ahí un cambio significativo y una sorpresa para todas las previsiones veraniegas. Fàbregas llegaba para ser el hilo conductor entre los 31 años de Xavi y los 16 de Samper, pero ese hilo conductor es más emocional que táctico. Cesc ya es uno de los guardianes del modelo, pero ese concepto está más relacionado con su identificación con la filosofía de juego que con su rol táctico. Por lo menos, momentáneamente. Apenas aterrizado, Guardiola le ubicó en posiciones de llegada. Contra el Oporto, en la Supercopa europea, le esperábamos en la base creativa, pero apareció en el vértice atacante y fue el cuchillo que corta la mantequilla. Más adelante, cuando la Real Sociedad logra el gol del empate en Anoeta, Fàbregas es retrasado a la altura de Xavi para dar consistencia a la construcción, pero ahí se muestra menos fluido que en la última fase del campo. Y este problema lo volveremos a ver cada vez que se ubica en la base creativa, como en el primer tiempo del Bernabéu.

Pep y el propio jugador han analizado varias veces el asunto, llegando a las mismas conclusiones: hay una gran comodidad y acierto “inesperado” en la posición de llegador; pero lagunas y dificultades en las fases defensivas y también cierta dispersión de esfuerzos alrededor del balón. No han mencionado su poca fluidez en el puesto de Xavi, por lo que estamos pendientes de conocer si la corrección de errores será un proceso temporal de reaprendizaje o bien quedará reconvertido definitivamente en un interior de vocación ofensiva, con presencia de tres cuartos hacia arriba. Por el momento, este papel de llegador (que le ha llevado a ser el auténtico falso 9 en muchos partidos) ha provocado un Barça más vertiginoso y menos paciente, que interpreta un juego de posición menos ortodoxo pese a contar con cuatro centrocampistas por dentro más Messi. A cambio, los volantes que se alternan en las dos o tres posiciones interiores acumulan más de 20 goles en partidos oficiales (Cesc 10, Xavi 6, Iniesta 3, Thiago y Keita 1), cifra inusitada en otros tiempos.

Este papel especial de Fàbregas, opuesto al que interpreta Thiago, del que se esperaba un último pase y se ha asentado como creador desde la base, ha roto costumbres muy arraigadas en las circulaciones de los centrocampistas. A cambio, abre otras opciones, más verticales y directas, y ha obligado a todos los habitantes de las tierras medias a incrementar su concentración para construir nuevos hábitos de relación. En lo que no hay ninguna duda es que Fàbregas ya es hilo conductor en liderazgo emocional y como guardián del tesoro: cuando en algún vestuario haya que gritar que el estilo de juego no se discute, ahí estará él, como ahora está Xavi. 

jueves, diciembre 15, 2011

Villa como reto

1.- Ejercicio de ataque-defensa sin conos, como lo ha definido @natarroyo en twitter. Ejercicio de supervivencia qatarí. Encastillados y enmurallados, con nueve jugadores dentro de su área. Demostración de que el número no compensa la mediocridad. Guardameta y defensas de Al Sadd son prueba de ello, aunque para aprovechar esos regalos el lateral derecho del equipo que ataca ha de estar dentro del área, como ha ocurrido con Adriano, reconvertido ya en el nuevo Goiko.

2.- Partido plano, sin más. Barça aposentado en campo del rival y a tirar de manual del juego de posición, bien interpretado, mejor aprovechado. Confirmación (quizás momentánea) de que el falso 9 se había tomado vacaciones. Rombo en el centro, con Keita en vértice inferior y Messi en el superior, extremos abiertos en banda (Pedro y Adriano) y delantero centro clásico fijando centrales y barriendo toda la frontal del área. Primero Villa, más tarde Alexis.

y 3.- La dura lesión de Villa contiene una fuerte carga psicológica, superior a la propia futbolística. Para el jugador, que estaba pasando una época complicada ante su reducida capacidad goleadora, y para el equipo, que tiene en Villa a uno de sus pilares tácticos, aunque pase desapercibido a bastantes observadores. Uno y otros se enfrentarán a un nuevo reto de superación emocional (y físico) que deberán salvar desde la colectividad íntima del vestuario, como han hecho en tantos precedentes complicados.

- Al Sadd-Barça (Mundial de Clubes, Semifinal) 15-Diciembre-2011. Yokohama. 0-4 (Adriano, Adriano, Keita, Maxwell)

miércoles, diciembre 14, 2011

18 titulares y el Principio Hologramático

Si a los 14 futbolistas que jugaron en el Bernabéu se le añaden el central en mejor estado de forma (Mascherano), un lateral que puede jugar en las cuatro esquinas del campo (Adriano), el centrocampista emergente (Thiago) y un extremo guardioliano puro (Cuenca), resulta que el entrenador del Barça dispone de 18 titulares, algo jamás visto ni siquiera imaginado en las cuatro temporadas de Pep al frente del equipo. Así que, tras un inicio trastabilleante de curso, el técnico se planta en el Mundial de Clubes con más herramientas que nunca para seguir evolucionando y construyendo la leyenda de este equipo ya histórico.

El Barça 4.0 pasa por el centro del campo. Siempre fue así, pero ahora lo es mucho más. Si Guardiola cree que el fútbol es de los centrocampistas, lo está demostrando con esa decisión de alinear cuatro de ellos por partido, sea en forma de rombo, de trapecio o de diamante a base de incluir en él a Leo Messi, que ha dejado de ser falso 9 para convertirse en un líbero por toda la cancha. Reforzar su punto fuerte: esa ha sido la decisión estratégica de Pep. En vez de blindar sus debilidades ha reforzado sus fortalezas. Más centrocampistas y del mismo perfil. Clónicos de Xavi e Iniesta, el modelo a seguir.

Semejante apuesta atenta contra uno de los pilares del fútbol tradicional: el Principio de Complementariedad, que pretende equilibrar siempre las cualidades dentro de un mismo equipo, ubicando a un destructor al lado del creativo, músculo junto al cerebro. Guardiola busca el efecto opuesto: juntar gente similar para darle aún más fuerza a su propuesta: junto a un creador, otro creador. Y junto a éste, otro más. Muerte a los complementos, apuesta por los iguales. Entendiendo que en cada uno de ellos se contiene el modelo completo de juego (Principio Hologramático definido por Óscar Cano).

La decisión conlleva una consecuencia inevitable: Si refuerzas con mayor número de centrocampistas iguales, deberás reducir el número de defensas. A Pep no le importa lo más mínimo. Su defensas de tres apenas tiene riesgos si su equipo es capaz de cumplir la premisa básica: someter al rival a partir del juego de posición y el dominio del balón. De ahí que grandes estadios como San Siro o el Bernabéu hayan vivido la escenificación de dicha defensa escuálida: en todos esos partidos, el Barça se adueñó del balón y sometió al rival. No importó con cuántos defensas defendiera.

Aún menos le preocupa con cuantos atacantes nominales salta al campo. Todos llegan. No están, pero aparecen. Hay días que precisa situar dos extremos muy abiertos en bandas para estirar la defensa rival como quien tensa un mantel antes de colocarlo sobre la mesa. En otros, falsea todo el ataque, como ante el Real Madrid, frente al que sólo jugó Alexis Sánchez de atacante, aunque interpretando diversos papeles según marcaba el guión que iba dictando Guardiola. La consecuencia de todo ello es que donde antes había delanteros, subdivididos a su vez en delantero centro o extremos, ahora simplemente hay atacantes: de lo especializado a lo genérico, guiño interesante.

Cesc Fàbregas ejemplifica todo lo anterior. Fichado como teórico hilo conductor entre Xavi e Iniesta y la pléyade de jovencitos que florecen en La Masia (Thiago, Sergi Roberto, Espinosa, Samper, Kaptoum…), en realidad ha sido reconvertido de arquitecto en pistolero. Le esperábamos en la base creativa junto (o en lugar de) Xavi y le encontramos de falso 9 supliendo a Messi, transformado en atacante universal, que igual llega por dentro para acariciar en cien toques que por fuera para cabecear como un inglés testarudo. Reinventado o quizás esperando a reaprender lo que olvidó del idioma Barça.

No todo es idílico, sin embargo, y David Villa sería el paradigma de la dificultad adaptativa. En Villa confluyen dos crisis: la goleadora, una crisis clásica, que no despertaría más revuelo que el propio del rematador encasquillado a la espera de mejores días; y la de adaptación a un estilo de juego que exige de sus intérpretes una metamorfosis inusitada. Con voluntad de hierro, el Guaje pelea por seguir reformateándose, pero en la competencia le superan dos hijos de la casa (Pedro y Cuenca), que juegan de memoria y a ciegas, y el chileno Alexis, un diamante en bruto al que Guardiola parece decidido en convertir en atacante demoledor.

- Colaboración para En Línea de Gol

martes, diciembre 13, 2011

Iniesta, la segunda opinión de Xavi

Cuando el doctor Hernández tiene la consulta a rebosar, siempre aparece el doctor Iniesta para dar una segunda opción al paciente. Aunque en ocasiones el gerente Guardiola le envía a socorrer emergencias a los arrabales, el doctor Iniesta acaba regresando a la consulta central, ahí donde se atienden los auténticos problemas de cuerpo y mente. En su centro asistencial, los doctores Hernández e Iniesta atienden por igual al rico que al pobre, sin discriminar en función de procedencia ni pretensiones, sin fijarse en el abrigo de visón de la señora o los aires de grandeza del aspirante a millonario, empeñados ambos en percibir pronto las causas de los males para aplicar de inmediato las soluciones que aprendieron en la universidad. Para que puedan ejercer su vocación y expandir su saludable medicina necesitan que el bisturí del doctor Busquets esté siempre bien afilado para dividir el espacio y detener el tiempo si es menester. Busquets, cirujano que nació con la sangre congelada, probablemente el más anónimo de los grandes futbolistas mundiales del momento, es la base en la que se sustenta toda la ciencia de sus dos colegas, a quienes podemos considerar los dos intérpretes más representativos (con David Silva ya en esa zona) del concepto asociativo del fútbol. 

Xavi Hernández es el solista silencioso y aunque no puede competir con Busquets en anonimato, pues los focos le acaban encontrando inevitablemente, es el creador del contexto, el que calienta el agua de la bañera para que los compañeros la encuentren a gusto, el cocinero que cuece spaghettis al dente en un rincón de la cocina, con pasión de becario. Servidos los platos, aparece Andrés Iniesta, fabricante de las más exquisitas salsas del mercado, y reparte sus delicadas producciones como el ángel que desenreda los cabellos de la princesa. Doctores del murmullo, cuando ambos interactúan -o sea, cinco veces por minuto- el silencio es tan ruidoso que aturde a los rivales. Poseen una ventaja incluso superior a todas las virtudes futbolísticas: creen en lo que hacen y conocen porqué lo hacen. Han estudiado en una buena universidad y aprendido que la casualidad es hija del concepto, el trabajo y la disciplina. Si se les llena la boca de filosofía es porque saben distinguir entre causas y efectos y a las causas remiten su destino: no defienden el modelo por azar, sino por convicción profunda. Lo defendían cuando los resultados eran descorazonadores y siguen haciéndolo en las noches turbias de frío e incertidumbre. No están en esto para ganar premios individuales. Ellos no son jugadores prodigiosos de jugadas improbables, sino futbolistas del fútbol colectivo. Doctores de pulso y estetoscopio. Hernández e Iniesta, primera y segunda opinión.

lunes, diciembre 12, 2011

Özil como escarmiento

El Real Madrid continúa siendo gran candidato al título de Liga, así como inmenso aspirante a las otras dos competiciones que disputa (Copa y Champions). La derrota sufrida en el Bernabéu ante el Barça no mengua su categoría, por más que introduzca dudas sobre aspectos puntuales del juego y la mente y haya provocado una nueva, y esta vez gigantesca, decepción entre los aficionados que sentían la proximidad de una revancha mayestática. A mayores expectativas, mayores decepciones.

La extraordinaria capacidad de motivación que posee el equipo madridista desde tiempos inmemoriales es la mejor garantía de que luchará hasta la agonía por los títulos. El espíritu espartano y gladiador que muestra la plantilla en casi todas las ocasiones en que se ve agobiada configura un entorno excelente para comprender que no dimitirá de sus ilusiones, aunque la derrota del sábado deja una importante turbulencia flotando.

La turbulencia se produce alrededor de Mesut Özil, aunque es más profunda que el simple perfil del jugador alemán. Apenas leída la alineación, el brillante periodista Guillermo Uzquiano (@guilleuzquiano ) deslizó un análisis: “Özil saldrá marcado hoy: para bien o para mal”. Fue para mal. Para muy mal. Otros colegas, a quienes mantendré en la discreción, extendieron una opinión más punzante, en el sentido de que el entrenador buscaba, con la alineación del mediapunta alemán, someterle a un juicio público por su excesiva indolencia defensiva. La teoría, muy suave al principio, fue adquiriendo cuerpo durante el descanso del partido y se vio alimentada en la rueda de prensa por el propio Mourinho, al decir que "esperaba un mejor rendimiento de Özil en nuestra casa" y señalarle, posteriormente, como incapaz de pelear con Messi el balón que propició el primer gol blaugrana.

Los elementos para componer una teoría de la animadversión de Mourinho respecto de Özil están disponibles, por tanto, y se han visto aderezados hoy mismo con otros dos componentes: uno se refiere a los comportamientos del jugador fuera del campo, en línea con lo ocurrido hace tiempo con Sneijder; el otro, publicado en El Confidencial, indica que Mourinho reprochó a sus jugadores, al término del encuentro, con estas palabras: “Aquí está la manera de jugar que queríais. Este es el resultado”, lo que explicaría su renuncia al triángulo de presión alto en beneficio de la presencia de Özil en el once titular. A estos dos componentes se le añade un pensamiento lateral que escriben algunos aficionados madridistas en twitter: Mourinho planteó el partido del Bernabéu como una trampa para Guardiola, a fin deconocer sus auténticas cartas y poder asestar un golpe de gracia en abril, en el Camp Nou. Algo así como sacrificar ahora a Özil para que la afición reclame el trivote en el partido de vuelta. Estos son los elementos que configuran una teoría que, personalmente, desconozco si se sostiene más allá de su descripción.

Queda al margen de lo anterior, el nerviosismo que algunos aficionados mostraron en el propio estadio contra Cristiano Ronaldo, así como el expresado por el presidente Florentino Pérez en el antepalco a la conclusión del encuentro y que, por discreción, reservaremos. Más profundo que el foco sobre Özil e incluso la imagen de abatimiento de todo el equipo ante la superioridad barcelonista, hasta el punto de parecerse a una obsesión, más profundo parece ser el desconcierto estratégico del entrenador frente al rival. Si son ciertas sus palabras en el vestuario, cabría preguntarse por qué alinea, en una cita que podía ser decisiva para el campeonato, un equipo en el que no cree. O un sistema (con Özil) en el que no acaba de confiar para los partidos grandes. Al margen de esta cuestión, su capacidad de influencia a lo largo del encuentro no fue percibida en momento alguno, como si no supiese cómo reaccionar ante la metamorfosis permanente que realizaba su oponente. Quizás sí la tuvo, pero no la percibimos.

domingo, diciembre 11, 2011

Quinteto para clarinete

Por la misma época que los revolucionarios franceses tomaron la Bastilla, el genial Wolfgang Amadeus Mozart componía su Quinteto para Clarinete. Hay que recordar esta concatenación en el día en que el Barça volvía a asaltar el Bernabéu con sus cinco hombres del centro del campo: Busquets, Xavi Hernández, Cesc, Messi e Iniesta, el nuevo quinteto del clarinete. Porque cuando José Mourinho creía tener todas las respuestas, Pep Guardiola le cambió las preguntas.

Los entrenadores se explican desde sus contradicciones. Humillado por el 5-0 de hace un año, cuando quiso jugarle valiente al Barça, Mourinho afrontó las batallas de abril desde el repliegue y el enmurallamiento. Pero los últimos meses de excelentes resultados crearon alas en el entrenador portugués e hicieron pensar a la afición que era ahora o nunca. Y aunque el cuerpo le pedía colocar su triángulo de presión alto, el corazón y el ímpetu apostaron por Õzil, que fue tanto como jugar de nuevo de frente y a pecho descubierto. A cambio, vació de recursos su centro del campo, que es el equivalente al suicidio frente a un rival del perfil del Barça.

Digo que había en el madridismo la sensación de que era ahora o nunca. El pronóstico más popular estos días hablaba de un 5-0 inapelable que cerraría todas las venganzas. Y, en cambio, la sensación que flotaba en el barcelonismo era de que, siendo importante el resultado, incluso lo era más la jerarquía. Se podía perder todo, excepto la presencia formal de un modo de concebir el fútbol que ha llevado a este equipo a instalarse en el Gotha del fútbol.

La alineación de Özil suponía un punto de partida atrevido por parte de Mourinho, pues jugaba con el enganche que da tempo y control al galope atacante. Pero la falta de intensidad del alemán acabó por devenir en un agujero inmenso en el centro, donde los cinco del clarinete se recrearon en su superioridad numérica, técnica y, sobre todo, posicional.

Desde el banquillo se apoyó con poderosos movimientos: a los 10 minutos, Alexis abandonó el rol de delantero centro profundo para caer a la derecha; a los 20, Guardiola ordenó una defensa de tres, subió a Alves al extremo diestro y retornó al jugador chileno entre los centrales, a los que fijó en pocos metros cuadrados, facilitando la diagonal de Messi. Y a los 37, el control del balón desembocó en el sometimiento del rival.

Descuartizado por la incomprensión de las causas táctico-estratégicas de tantas derrotas, el Real Madrid vivió de nuevo una pesadilla en la oficina. El segundo tiempo fue una sinfonía de clarinete, ahogado el equipo local en su incomprensión de los porqués, quebrado por la interpretación de los solistas bajitos, protegidos por un Busquets fuera de serie. Iniesta retornó al centro, abandonando el extremo izquierda, y por ahí llegó la asociación, la ruptura y el sometimiento total.

sábado, diciembre 10, 2011

Las causas y las consecuencias

1.- Las alineaciones expresan un mensaje de cada entrenador. Guardiola alinea 4 defensas, que pueden formar una línea de 3 o de 4, indistintamente; un mediocentro que es ancla y vela del equipo; cuatro interiores que parecen clónicos; y un atacante con capacidad para tres posiciones. El mensaje es que el Barça será el Barça mutante, un Transformer que adaptará en cada momento la forma que exija el desarrollo. Será un equipo con varias pieles, el de los números impostores.

2.- Mourinho compone una alineación valiente, interesante y que le dio grandes resultados en meses anteriores. Aparta, nuevamente, el triángulo de presión alto y apuesta por Özil de enganche con los tres de arriba, lo que arroja otro mensaje y un augurio: equipo partido, con 6 por detrás del balón y 4 descolgados arriba. El trivote que le dio buen resultado en Mestalla es modificado en beneficio de una apuesta que conecta más con el sentimiento madridista del momento: era hoy o nunca y había que hablarle de tu a tu al Barça.

3.- A cinco segundos del pitido inicial, Ramos ordena a su defensa adelantarse diez metros. El Barça no se percata del movimiento. Saca Alexis para Messi y éste para Busquets, que controla de forma horrible el balón. Síntoma o símbolo, torpeza impropia. El mediocentro no puede combinar como pretendía con Xavi y cede a Valdés, los madridistas aceleran, el portero se equivoca. Gol. Síntoma, sin duda. Errores que el Barça jamás comete. Y que repetirá a lo largo del partido: malos controles, despejes inéditos, regalos constantes… No, no será un partido perfecto del Barça, pues los pequeños errores se multiplicarán hasta el pitido final.

4.- El gol tensa al Madrid, pero serena al Barça. Mientras la grada pide una goleada que borre el 5-0 de hace un año, el equipo se echa atrás, creyendo que ha encontrado el filón deseado: repliegue, muralla y contragolpe, armas conocidas y afiladas. Error mayúsculo. Los cuatro de arriba quedan descolgados y Özil muestra, una vez más, que su intensidad defensiva es nula. Cada minuto que transcurre, el Barça se adueña más y más del centro del campo.

5.- Guardiola sale con línea de cuatro atrás, un rombo irregular en el centro más Messi de mediapunta, Alexis de delantero centro e Iniesta de falso extremo izquierdo. A los 20 minutos, Pep ordena defensa de tres, Alves se ubica de extremo diestro y Alexis, que había caído a la banda, regresa a fijar centrales. Con este simple movimiento de piezas, el Barça adquiere la superioridad definitiva. Será así hasta el final.

6.- No era partido para extremos abiertos estirando la lona, sino para cerrar el paréntesis del falso 9. Nació en el Bernabéu y en el Bernabéu ha vivido su último capítulo momentáneo. Messi no lo es desde hace meses; Cesc está dejando de serlo, aunque volverá a ello en cuanto sea preciso. Hoy, lo que necesitaba el equipo era un delantero centro profundo, capaz de fijar a los centrales, lo que equivalía a despejar el pasillo de la diagonal para Messi. El chileno Alexis, que llevaba partidos probando esa variante, ha bordado su trabajo. Por alto, ha bajado balones más propios de Ibrahimovic o Kluivert. Por bajo, se ha zafado de los centrales, roto a su lateral y despejado de minas el camino.

7.- En el vértice bajo, Busquets ha protagonizado, posiblemente, una de sus mejores actuaciones con el Barça. Como mediocentro o como central postizo, replegando o dando el primer paso, Sergio ha redactado un manual del futbolista completo, el hombre que juega de perfil, sin el cual sería inimaginable este Barça tan atrevido. Su presencia ha engrandecido la defensa de tres, en la que Abidal ha estado preciso en su coberturas, Piqué extraordinario en posición, salida de balón y defensa del uno contra uno, y en la que el capitán Puyol –con él, todos estaban ya a bordo- se ha erigido definitivamente en el Maldini del Barça.

8.- A partir de estos conceptos, el partido ha sido fruta madura para los de Guardiola. Con cuatro por dentro frente a dos (Xabi y Lass), la desigualdad era flagrante. En el segundo tiempo, Iniesta ha abandonado la frialdad de la banda izquierda en la que vivía desconectado y se ha unido al grupo del centro y esa ha sido la puntilla: ya eran cinco contra dos, con Cristiano, Di María y Benzema sin saber si acudir en ayuda de su pareja damnificada de mediocentros o permanecer arriba por si acaso. Extraordinario partido el de Benzema, en un contexto horrible para cualquier delantero. Fantástico, aunque pocos se lo reconocerán.

9.- Con Iniesta ya eran cinco por dentro: guillotina madridista. La defensa tantas veces elogiada por su seguridad ha devenido gelatina porque las compuertas del centro del campo eran incapaces de resistir el alud de interiores del Barça. En su día hablamos de que Guardiola había decidido reforzar su punto… fuerte. En vez de tres medios, cuatro. En vez de cuatro, cinco. Superioridad por dentro, sometimiento del rival, sentencia segura. Mientras algunos se dedicaban a contabilizar defensas, Pep multiplicaba la apuesta al amparo de su idea de que el fútbol es de los centrocampistas.

y 10.- Las consecuencias de esta apuesta son evidentes, pero no todo el mundo advierte las causas. El Barça puso en práctica hace años una forma de juego avanzada y definida. Busca, encuentra y forma futbolistas que sepan interpretar de modo sensacional dicho estilo de juego. Mientras se tomen a burla dichas causas, las consecuencias se repetirán porque ni Iniesta ni Xavi son dos accidentes de la naturaleza, ni dos casualidades genéticas, sino los mejores hijos de un lenguaje peculiar, el Idioma Barça. No ganarán Balones de Oro, pero son los dos mejores futbolistas para semejante estilo.

- Real Madrid-Barça (Liga, 16ª jornada) 10-Diciembre-2011. Santiago Bernabéu. 1-3 (Benzema, Alexis, Xavi, Cesc)

Barça mutante, Barça Transformer

Desconozco las respuestas a las preguntas que se plantean alrededor del Barça que jugará en el Bernabéu: ¿Defensa de 3 o de 4? ¿Mascherano, Puyol o Piqué? ¿Falso 9 o delantero centro profundo? ¿Alexis o Villa? ¿O quizás Cuenca o Pedro? ¿Sin Thiago? ¿Con Cesc? ¿Qué alineación?

Pero sí existen detalles suficientes para intentar acercarnos a algunas respuestas. El primer detalle consiste en comprender que Guardiola plantea los encuentros a partir de cómo atacar al rival. Desde esa premisa, y sólo cuando cree haber resuelto el modo más eficiente de hacerlo, es cuando proyecta el modo de defenderse. Primero, encontrar las vías de ataque y, a partir de ellas, decidir las formas de defensa.

Siguiendo este recorrido, su primera cuestión pasa por hallar la zona más vulnerable del contrario. En principio, podríamos pensar que las espaldas de ambos laterales madridistas (Arbeloa o su sustituto y Marcelo) son los objetivos principales. De ser cierta esta premisa, nos llevaría a que el ataque barcelonista no tendría la componente de extremos abiertos como ocurrió la pasada semana ante el Levante (Cuenca y Alexis), sino la de aparecer en lugar de estar. Atacantes que llegan, pero que no están en dicha zona. ¿Nombres? Puede ser cualquier de ellos porque los cuatro saben interpretar dicho rol: Alexis, Villa, Pedro e incluso Cuenca.

DELANTERO CENTRO PROFUNDO

En los últimos encuentros disputados, Guardiola ha probado a ratos el juego con un delantero centro profundo, sin que ello significara ninguna merma en la actitud de falso 9 de Cesc (recuerdo que Messi hace ya tiempo que no es falso 9). En esa posición poco habitual de delantero centro puro, fijando centrales, han participado Villa, Messi e incluso Pedro. ¿Puede repetirlo en el Bernabéu? Es muy posible, sea quien sea el protagonista. El objetivo consistiría, precisamente, en el opuesto que se pretendía con la instauración del falso 9: fijar a los centrales. ¿Para qué? Para entorpercer que puedan salir a interrumpir las diagonales de Messi. Fijarlos para facilitar las llegadas del argentino.

En este caso, me diréis: ¿y las espaldas de los laterales? Pienso, y esto sí es simple elucubración personal, que la banda derecha del Real Madrid puede ser el objetivo de Iniesta. No estar ahí, sino aparecer, incluso con el refuerzo de Cesc Fàbregas.

Conclusiones en ataque: búsqueda de la espalda del lateral derecho, generando superioridad con dos interiores; y fijación de centrales a partir de un 9 profundo para constreñirles en su reacción contra Messi. Frente a esta propuesta, Guardiola dispone de otras varias más que ya ha ensayado con profusión y hemos comentado en muchas ocasiones: extremos abiertos estirando la lona, doble falso 9… Y sabemos que puede mutar de unas a otras en un periquete.

MUTATIS MUTANDI

El segundo gran concepto parece fuera de discusión: cuatro por dentro en el centro del campo. En trapecio, en rombo o en diamante si incluimos a Messi. Probablemente, con instrucciones de que Xavi inicie el encuentro en la base junto a Busquets y con Iniesta y Cesc muy cerca, para reducir el riesgo de pérdida, acotar espacios y empezar a madurar al rival. Ya tendrán tiempo para separarse y arriesgar entre líneas.

Este viaje desemboca en la defensa: ¿3 o 4? Guardiola ya dio la clave hace días cuando explicó que al Madrid no se le puede dominar durante 90 minutos en el Bernabéu. Y esta es, precisamente, la exigencia que requiere una defensa de tres elementos: someter al rival. Si no le sometes, te aplastan por las bandas, recordemos Mestalla. Por tanto, cuatro defensas como punto de partida.

¿Quién es el cuarto? Entiendo que Piqué por dos razones: porque el juego del balón se comprende a partir de la salida limpia de balón y no hay nadie que garantice más dicha propuesta que Piqué; y por el esfuerzo en el juego aéreo, donde no resulta sostenible enfrentar a los grandes cabeceadores madridistas sin la presencia del central catalán. En su perfil izquierdo, para que sea Mascherano quien cubra las espaldas de Alves en el lateral.

El siguiente concepto que maneja Guardiola (como también lo hace Mourinho) es la existencia de varios desarrollos dentro del mismo partido. En este aspecto, el Barça ha crecido de forma exponencial y es capaz de pasar de un 4-3-3 a un 3-4-3 que se despliega en 3-2-3-2 o en 3-3-3-1 o en 3-1-3-3 sin necesidad de pararse a pensarlo. De ahí la necesidad de que los once titulares sean jugadores polivalentes, capaces de mutar de rol en un instante, cualidad que podría beneficiar a Mascherano sobre Puyol y a Villa sobre Alexis, más allá de estados puntuales de forma. 

Podemos visualizar, por tanto, que en un momento dado Alves abandone su posición defensiva y ocupe el rol de extremo de Cuenca si el contexto lo exige. En esta polivalencia de jugadores y alternativas de sistemas durante un mismo encuentro puede basar Guardiola su planteamiento de hoy, en la certeza de que ningún rival es capaz de sostener una presión alta durante 90 minutos. Ni siquiera el poderosísimo Real Madrid actual. Estaríamos, caso de que sucedan las cosas de este modo (lo que es mucho decir), ante un Barça mutante que se autotransforma instantáneamente en función del desarrollo. Un Barça Transformer.

Enfrentar el dolor, mirarle a los ojos

El deporte es competir. Escalar un peldaño y, tras conquistarlo, emprender la escalada del siguiente. No hay una cumbre final, pues siempre existe otra más alta que afrontar. Cuando superas un listón, a continuación vuelve a elevarse, quizás sólo dos centímetros más, pero ya supone un nuevo reto. La montaña del deporte es una escalera infinita de peldaños que nunca se agotan. Por esta razón, el elogio debilita. Porque instala al campeón en una zona de confort donde se siente seguro y se cree invulnerable; una zona de la que no quiere salir porque salir es enfrentar de nuevo el dolor.

El dolor (el dolor emocional) ejerce de dormidera del campeón. Abandonar su zona de confort, batirse a pecho descubierto, poner en juego prestigio y jerarquía, arriesgarse a ser batido y caer del pedestal. Todo eso equivale a dolor y es lo que ha provocado el final de tantos campeones. Son legión los poseedores de un título que no aceptaron el reto del aspirante para arrebatarle el cetro, precisamente para ahorrarse el dolor que esto conlleva.

El Barça se enfrenta hoy al dolor máximo. Desde luego, los puntos en juego son importantes, pero la jerarquía lo es incluso más. Cuando salta al Camp Nou, el Pep Team transita por su zona de confort: está en casa, habla su idioma, se siente imbatible. Arrasa, golea. Fuera de ese jardín hace frío, mucho frío, y amenaza el dolor. Los rivales muerden los tobillos, aprietan arriba, se enardecen ante la perspectiva de arañar al campeón y conseguir que trastabille. Cada arañazo al campeón es una medalla de honor en el historial de quien consigue dicha muesca.

El Real Madrid quiere más que un arañazo: busca detener la trabajosa ascensión del Barça, labrada escalón a escalón. Guardiola y su gente han coronado doce de quince peldaños en los últimos 40 meses, un palmarés histórico que pretende seguir ampliando. Pero para lograrlo deben afrontar el dolor supremo que significa escalar como si fuese el primer día, como si no hubiesen logrado nada hasta hoy, como si se tratara del último partido de sus vidas, del último minuto de sus pases al hueco, del último segundo de posesión eficaz. Descargar la mochila de los brillantes recuerdos. Olvidar quienes fueron para sublimarse en quienes serán. Abandonar el confort del campeón amado y abrazar el dolor del aspirante hambriento. Lanzarse al frío, al vacío, al reto nuevo del próximo peldaño.

Tras una bendita semana muy futbolera, en la que los debates han circulado sobre sistemas y alineaciones, la única certeza se deposita ahora en los futbolistas. Ellos son el fútbol y quienes cosifican las ideas y los sistemas. A ellos les corresponde abandonar cualquier recuerdo confortable y adentrarse por los nuevos caminos del dolor. Donde habita la leyenda.

viernes, diciembre 09, 2011

Bombarderos, triángulos, okupas, Sócrates y Kempes

Semana prolija e intensa, con fantásticos encuentros con gente magnífica del fútbol: Mario Kempes, Quique Wolf, Guillem Balagué, Fernando Palomo, Martín Ainstein, Filippo Ricci… El Clásico en la mente desde hace muchos días y el gran Sócrates en el corazón. Su recuerdo será imperecedero. El partido del Bernabéu, apasionante. Este es el resumen de los escrito en los últimos siete días.

1.- Abrimos con Pedro Rodríguez, el ausente, el imprescindible. Jugador anónimo, pieza indiscutible, el hombre que hace mejores a Messi y Alves sin aparentarlo > Pedro el imprescindible (Sábado 3 de Diciembre)
 
2.- Dos pasos adelante en calidad y asociación. Este ha sido el recorrido de mejora conseguido por Di María en el curso actual. Ante el Sporting de Gijón, ausente Xabi Alonso, marca diferencias > Di María, el diferente (Sábado 3 de Diciembre)

3.- Llega el cuarto clasificado al Camp Nou y el Barça libera a sus extremos y exalta a sus interiores. Cuenca y Alexis por fuera estiran el campo, Iniesta y Cesc por dentro fabrican el chocolate > Los okupas de la entrelínea (Sábado 3 de Diciembre)

4.- Mazazo dominical. Fallece Sócrates, el fútbol pierde un faro y una idea: jugar para que no te olviden. Sócrates, un milagro para este deporte. Una pena muy grande > El fútbol presocrático (Domingo 4 de Diciembre)

5.- Volvemos al partido del Barça contra el Levante a raíz de una declaración de Cesc: de qué has jugado, le preguntan. No lo sé muy bien, responde. A su vera, Xavi se hace líquido > La desaparición de los roles (Lunes 5 de Diciembre)
 
6.- Y ya nos centramos en el Clásico. Empezamos a estudiarlo a partir de dos factores contrapuestos: el balón y el espacio. El barça es dueño del balón; el Madrid, maestro del espacio. Dos factores opuestos > Balón contra espacio (Lunes 5 de Diciembre)

7.- Reforzar los puntos fuertes en lugar de los débiles. Una idea a contracorriente, la anécdota del matemático Abraham Wald en la Segunda Guerra Mundial nos sirve para explicar las razones por las que Guardiola emplea tantos centrocampistas > El blindaje de los bombarderos (Martes 6 de Diciembre)

8.- Partido intrascendente de Champions en el Camp Nou contra el BATE, que aprovecha Pep para mostrar el catálogo del porvenir. Por ahí aparecen todos los que se están formando > Viaje al futuro (Martes 6 de Diciembre)

9.- Mario Alberto Kempes acepta compartir muchas horas con él, para hablar del Mundial del 78, del Valencia que cae derrumbado en Stamford Bridge y del fútbol en general. Es un honor > Cinco horas con Mario (Miércoles 7 de Diciembre)
 
10.- En Ámsterdam, el novel Pedro Mendes es la anécdota y Callejón la esencia. En un partido sin trascendencia, donde otros suplentes se adormecen, el canterano luce toda su electricidad y pasión > Efervescente Callejón (Miércoles 7 de Diciembre)

y 11.- Analizamos la evolución táctica del Real Madrid en la actual temporada, sus variantes y el cambio que se ha producido tras la visita a Mestalla, donde Khedira se alineó en el vértice superior del centro del campo > El triángulo de presión alto (Jueves 8 de Diciembre)

jueves, diciembre 08, 2011

El triángulo de presión alto

El punto de partida táctico que Mourinho emplea en el Real Madrid esta temporada tiene sus antecedentes en la anterior y consiste en un principio muy sencillo: 6 jugadores detrás del balón y 4 siempre por delante. Es un principio genérico que sólo sirve de orientación sobre la pretensión de Mourinho: mantener unos pilares sólidos por detrás del balón y permitir que permanezcan siempre descolgados cuatro hombres por delante.

A partir de esta premisa inicial, el Madrid que resurge tras tropezar ante Levante y Racing confirma las evoluciones que iba apuntando y se distribuye en cuatro líneas. Aunque sobre el campo hay cuatro defensas, tres medios y tres delanteros, la fase ofensiva merengue se despliega en un 3-3-1-3: en primera línea, Xabi Alonso se incrusta entre los centrales Pepe y Ramos (salida lavolpiana); en segunda, los laterales Arbeloa y Marcelo se sitúan a la altura de Khedira, auténtico mediocentro de posición que juega con el rabillo del ojo sobre Alonso, de quien es su guardaespaldas; la tercera línea está compuesta por un único enganche o mediapunta, sea Özil, sea Kaká aunque Di María falsea su posición a menudo a base de constituirse en pareja de dicho enganche; y la cuarta línea está formada por los dos extremos, Cristiano y Di María, más el delantero centro.

Naturalmente, este dibujo sólo se aprecia en momentos precisos. El movimiento constante de las piezas redistribuye las posiciones: en fase defensiva, se mantienen los seis jugadores por detrás del balón; pero en la ofensiva, el equipo da varios pasos adelante. En esa coyuntura, Xabi Alonso se ubica como vértice único que gestiona todos los procesos. A su espalda sólo quedan los dos centrales. Delante suyo, cuatro líneas de pase muy claras: a Marcelo y Di María o Arbeloa por fuera; a Özil (Kaká) por dentro; a Khedira cerca. Arriba, Benzema y Cristiano se ubican entre laterales y centrales, en posición de doble falso 9, constituyéndose en los receptores finales de los caramelos que envía Alonso, sean directos o con intervención mediante de sus colegas intermedios. Hablamos de un despliegue 2-5-3.

HASTA MESTALLA

Hasta que llegó Mestalla y la prensa anunció que había regresado el trivote. Mourinho lo bautizó como triángulo de presión alto. En realidad, Xabi Alonso y Lass como doble mediocentro y Khedira en el papel de mediapunta, pero más alejado de sus atacantes que el clásico Özil, y con instrucciones precisas de presionar la salida de balón valencianista. La variante recordaba al Madrid de la temporada pasada, más replegado que en la actual, con Khedira ejerciendo función doble de enganche y contención. No fue el mejor partido del equipo de Mourinho, quizás porque Lass no mantuvo el rigor táctico y Alonso acabó dedicado a persecuciones individuales.

Llegados al Clásico, conocemos que Arbeloa se ha resentido de sus problemas musculares y, en apariencia, el triángulo de presión alto se considera indiscutible entre personas que afirman conocer lo que trabaja Mourinho. La unión de estos dos factores situaría a Lass y Coentrao en la alineación titular, aunque no existe certeza de la posición de cada cual. Hay quien augura que el lateral diestro será para Lass, donde ya ha rendido bien, situándose Coentrao junto a Xabi Alonso, ambos levemente por detrás de Khedira. La otra opción es la inversa, con el portugués en el lateral derecho, como en Gijón, y Lass en el mediocentro, como en Valencia.

Manifiesto mi desconocimiento sobre cómo se resolverán estos interrogantes y también el del delantero titular (me inclino por Higuaín pese a jugar 90 minutos en Ámsterdam). Y lo mismo acerca de otra cuestión más capital: la intención con que saldrá el Madrid al césped. En abril, salvo en el primer tiempo de la final de Copa, regaló el balón a su oponente para replegarse y golpear llegando desde atrás. ¿Hará lo mismo? ¿O veremos una presión alta como en la Supercopa, con los tres de arriba más Khedira? Personalmente, pienso que hará esto último: apretar muy arriba. Por si acaso, añado el vídeo que preparó el canal del Rayo Vallecano en you tube sobre la presión ejercida por el equipo de Sandoval en el Camp Nou hace pocos días. Es muy revelador de lo que sufre el Barça cuando se le aprieta muy arriba de manera coordinada.



miércoles, diciembre 07, 2011

Efervescente Callejón

1.- Declaración de intenciones desde la convocatoria: jugarían los suplentes para ir adquiriendo ritmo. Lógico y razonable. Que se junten arriba Benzema e Higuaín ha sonado algo discordante con el plan de prevención, por los riesgos físicos que podía conllevar, pero no generó más que una mínima mueca de duda, resuelta sin sobresaltos. 

2.- Sahin y Granero como doble mediocentro. Bajos de ritmo ambos. De ritmo Sahin; de ánimo aparente Granero, que parece algo absorto. El partido no genera grandes estímulos, pero ellos pasan de puntillas por Amsterdam, como ausentes. En menor medida, algo similar ocurre con Kaká, escaso de ímpetu, aunque espléndido en su asistencia del primer gol. 

3.- Todo lo contrario Callejón, efervescente, bullicioso, intenso. Se mueve como interior y también por fuera, rompe desde atrás, remata con precisión. Jugador del partido sin discusión. Dos goles similares, desmarcándose en el filo, definiendo con frialdad. Acumulando méritos. No olvidemos ninguna de las tres asistencias: magníficas las de Kaká y Benzema, sublime la de Xabi Alonso con el exterior del pie. Quarterback con efecto endiablado. 

4.- El trámite es tan plano que permite acciones de ataque locales, que acumula dos goles anulados y un disparo al larguero. Pero el Ajax deja también una sensación de frialdad profunda, incrementada por la desconcertante forma en que se produce la goleada del Olympique de Lyon en Zagreb (1-7) que deja fuera a los holandeses en un golpe de teatro mayúsculo. 

5.- El cambio tempranero de Benzema puede interpretarse en clave de sábado, pero el desgaste ha sido tan leve que ni siquiera debe considerarse como una pista demasiado fiable sobre las intenciones de Mourinho, que cierra una fase de grupos impecable: seis victorias de seis partidos, único equipo en sumar 18 puntos (Barça 16, Bayern 13), 19 goles a favor, dos en contra. 

6.- Jesé en el banquillo, expectante para un debut merecido en el trasiego de la Segunda B. Pero sale Pedro Mendes, casi inédito con el Castilla, tres minutos disputados en todo el mes de noviembre. Inevitablemente, el cambio -ya la propia convocatoria- será interpretado como un mensaje para la columna vertebral del filial. 

y 7.- Los bombazos ocurrían lejos de Amsterdam. Los equipos de Manchester, primero y segundo clasificados de la Premier, centenares de millones de presupuesto por equipo, despeñados a la Europa League. Silva, Kun, Touré, Rooney, Giggs...


Ajax-Real Madrid (Champions, 6ª jornada Grupos) 7-Diciembre-2011. Amsterdam ArenA. 0-3 (Callejón, Higuaín, Callejón)

Cinco horas con Mario

Cinco horas con Mario. Con Mario Alberto Kempes, claro. Tiempo suficiente para asistir al desmoronamiento europeo del Valencia en Stamford Bridge, con esos tropiezos descomunales en defensa: que si Barragán, que si Víctor Ruiz, que si Diego Alves en una salida… Mala noche para enjuiciar al equipo de Emery. El bueno (Soldado) no aparece, quizás porque no le llega el suministro en condiciones. Banega, lógicamente, revolotea sobre la mesa. Su ausencia, vamos. A Mario le duele el Valencia que se desintegra ante la velocidad culebreante del nuevo Chelsea. Se divierte con el parecido físico entre Mata y Villas Boas; reluce con la contundencia de Drogba; y no formará parte jamás del club de fans de Ramires.

Hay tiempo también para entusiasmarse con el delicioso taconazo de Pedro en el Camp Nou y Mario pregunta y repregunta sobre esos chicos imberbes que lucen dorsales de números tan altos: Sergi Roberto, Rafinha, Bartra, Muniesa… Le encanta la historia de Riverola, el primer barcelonista que ha recorrido todos los peldaños del camino que une La Masia con el Camp Nou, recalando en todos los equipos intermedios del club. No saben lo que tienen ahí, dice. Aparece el Clásico, también: ¿con tres defensas? Mmm, murmura, en Mestalla sufrieron mucho. No lo creo, no lo creo…

El golazo de Valbuena en la agonía marsellesa, la eliminación del Oporto, la tremenda pifia de Mannone, el tercer guardameta del Arsenal, la calificación del Apoel… Mario está ágil, incluso para corregir en el segundo gol del Milan: no es Seedorf, es Robinho. Nunca desperdició un rebote. Y llega la albiceleste: buff, resopla, con 40 millones de seleccionadores, cualquiera se atreve. De corrido aparecen Bielsa, Maradona, Batista, tantos… Cinco desde 2006. Y Leo. No se engañen: miren a Xavi y a Iniesta. Ahí están las respuestas a todo, concluye, en Xavi e Iniesta.

Cinco horas con Mario. Una conversación fluida como un río, gracias a los amigos de ESPN y en especial, a Martín Ainstein, facilitador del encuentro. Concluimos con el proyecto que origina la reunión: grabamos los recuerdos de Kempes sobre aquel 25 de junio de 1978 en que Argentina se proclama campeona del mundo. Lo veremos en enero, muy cerca de aquí. Gracias Mario.

martes, diciembre 06, 2011

Viaje al futuro

1.- Interesante propuesta de Guardiola alineando a un montón de jovencitos ante el modesto BATE Borisov. Propuesta de intenciones coronada por un excelente rendimiento de la mayoría de los chicos, crecidos ante la solemnidad competitiva de la Champions, capaces de dar más de sí mismos que cuando juegan en el Barça B. La motivación emocional genera este tipo de efectos.

2.- Como sparring, el BATE es inmejorable por blando, pues regala balón, espacio, campo y jerarquía. Ante semejante cesión, el Barça se siente como en una piscina de burbujas: a sus anchas. Feliz y plácido, el equipo juvenil se despliega como el de los mayores, con Jonathan dos Santos en su casi definitiva posición de mediocentro, Thiago en la base creativa, Rafinha de falso 9 y los “veteranos” Pedro y Cuenca abiertos por las alas.

3.- Detrás, la defensa tradicional del MiniEstadi, pero con Maxwell de lateral izquierdo. Bartra y Fontàs vuelven a reunirse, con Montoya por derecha. Sergi Roberto se ubica de Iniesta y juega de Cesc. Han cambiado los dorsales y los rostros: el juego se mantiene constante, como si estuviesen los mayores.

4.- Partido sin más historia, pero con muchas historias pequeñas en su interior, como muñecas rusas. Fontàs vuelve a sentirse importante al juntarse con Bartra. Los Alcántara en plenitud: Thiago, Rafinha y Jonathan, el tercer “hermano”. Pedro da otro paso más en la recuperación de su tobillo y ya apunta al Mundialito con fe. Cuenca se reinterpreta en dos roles: no sólo es el extremo guardioliano, capaz de ir por fuera y por dentro, sino que a ratos se alinea de interior y maneja el equipo con acierto.

5.- Sergi Roberto deja el aroma de que su estilo híbrido de interior inglés puede cuajar en este Barça. Largo recorrido y llegada. Aquella sensación que dijimos hace tiempo: algo de Lampard con cosas de Fàbregas. Su gol es un ejemplo muy british. A su espalda, Jonathan dos Santos se mueve en silencio. Nadie le ve, pero está donde debe. Siempre. ¿El próximo en subir?

6.- Regresa Muniesa al primer equipo y Pep le coloca de lateral izquierdo, posición que no gusta al jugador y en la que sí le ve el entrenador. Ya está completa la defensa del Mini, brillante en la anticipación, pero siempre con un punto de precipitación en la marca. A corto plazo, Montoya tiene a Dani Alves taponándole; Bartra y Muniesa, el camino despejado para ir hacia arriba. Los tres están cerca del Camp Nou en este largo camino que emprendieron.

y 7.- Catorce canteranos en la convocatoria, nueve titulares, doce alineados en total. El último en entrar es Martí Riverola, 20 años. No es un cualquiera. Es el primer jugador en la historia del club que ha jugado en todos los equipos de todas las categorías. Empezó en la FCB Escola con 6 años y ha cruzado por benjamines, alevines, infantiles, cadetes y juveniles en todas sus versiones, más el Barça B y, por fin, el primer equipo. El preparador físico Aureli Altamira le preguntó en el calentamiento: “¿Estás preparado?”. Riverola le respondió: “Llevo toda la vida preparándome para este momento”.

- Barça-BATE Borisov (Champions, 6ª jornada Grupos) 6-Diciembre-2011. Camp Nou. 4-0 (Sergi Roberto, Montoya, Pedro, Pedro penalty)

El blindaje de los bombarderos

Un axioma clásico del fútbol es que todo se resuelve en las dos áreas. Es un modo de concebir este juego. Un modo interesante y rotundo que se apoya en cientos de certezas comprobables y pruebas testificales. Sin embargo, no es el axioma definitivo, pues existe otro, de características bastante opuestas, que plantea que el fútbol es de los centrocampistas (tampoco es definitivo). Y que lo que sucede en las áreas es fruto de lo que se construye en la zona central del campo.

No se trata de que un modo de entender el fútbol sea superior al otro, pero sí revela posiciones antagónicas entre quienes apuestan por las áreas como parcelas esenciales y quienes piensan que el remate final sólo es consecuencia de un camino imprescindible e inevitable por los pasillos centrales. En esta segunda forma de concebir el juego, lo que verdaderamente importa no es el número de defensas que alineas, sino el de centrocampistas que presentas. Y su perfil. Aunque hay mucha gente distraída contabilizando defensores del Barça, la clave está en el centro del campo, tanto si el dibujo es un rombo, un diamante o el trapecio que viene configurándose en semanas recientes. Guardiola ha apostado con rotundidad por sumar centrocampistas a fin de multiplicar sus efectos. Ya explicamos en su día que, además, había terminado con la vieja idea de los complementos, según la cual a un creativo había que sumarle un destructivo y a un cerebro, adosarle un músculo. Principio de complementariedad se denomina a esta propuesta de combinar diferentes para buscar un equilibrio improbable. Guardiola rechazó la idea en beneficio del contexto y cargó el equipo con casi clones, buscando profundizar en el juego por dentro. 

Hay una historia clarificadora al respecto. Durante la Segunda Guerra Mundial, el ministro británico del Aire convocó fórmulas para blindar sus bombarderos y evitar tantas bajas. Un matemático, Abraham Wald, examinó los aviones perforados de balas y lanzó una propuesta a contracorriente: “Hay que mejorar el blindaje de los aviones justo en los lugares en los que estos no han sido alcanzados”. Wald escandalizó a los expertos del ministerio, pero tenía razón: si aquellos bombarderos habían logrado regresar a la base pese a ser ametrallados en varias zonas, significaba que podían volar a pesar de los agujeros. Por tanto, convenía reforzar las zonas no agujereadas, las mismas que probablemente habían supuesto el derribo de otros aviones. Wald, fundador del análisis secuencial, tuvo razón en la cuestión de los bombarderos británicos: no eran los puntos débiles los que había que reforzar, sino los fuertes. En eso imagino a Guardiola: en reforzar a sus centrocampistas y recordarle a Messi que será más grande como individuo si se fusiona en el colectivo.

- Publicado en Sport (6-XII-2011)

lunes, diciembre 05, 2011

Balón contra espacio

En la previsión de la temporada, el enfrentamiento previsto era el de la pausa contra el vértigo. El Barça representaba la pausa y el Real Madrid, el vértigo. Aquellas características se mantienen, pero otras se han añadido, hasta el punto que hoy podríamos decir aún con mayor énfasis que el Barça se ordena a partir del balón, en tanto el Madrid lo hace a partir del espacio.

Con un mismo objetivo: dominar al rival y vencerle. El Barça se comprende desde el cuero. Lo quiere para organizarse y desarrollar un estilo de juego, el de posición, que es un modelo construido. Entendámonos: no es que las jugadas estén prediseñadas, pues eso significaría que hablamos de autómatas. Lo construido son los conceptos vitales: buscar superioridad tras cada línea de presión, generar hombres libres de manera constante, conducir sólo para atraer, buscar a los lejanos, entender la posesión como mera herramienta, abrir por fuera para concluir por dentro… Conceptos que configuran un estilo construido que adquiere su sentido cuando todos los protagonistas cumplen dichos preceptos y, a partir de ellos, dejan volar su talento.

En el Real Madrid, el espacio es el origen y el final del juego. El balón es un pretexto para ordenarse a partir de los espacios que se generan con los movimientos individuales. Su estilo está menos construido, en el sentido de la profundidad de los conceptos básicos, lo que permite una mayor variedad de acciones y también otorga más libertad a los intérpretes. Es otro modo distinto de establecerse en el campo y de originar la superioridad que concluirá en triunfo.

No advierto ninguna supremacía moral, ética ni siquiera estética de un estilo sobre el otro. Son dos y diferentes, bastante opuestos en origen y desarrollo; radicalmente distintos en cuanto al núcleo central que los define (uno el balón, otro el espacio). Cada aficionado al fútbol está legitimado para enamorarse de uno u otro, según sus gustos, dado que ambos lo interpretan con maestría. El sábado, la partitura parece más que antitética: el Barça intentará quitarle el balón al Madrid para evitar que corra y dejarle sin espacio vital; el Madrid buscará arrebatarle el cuero al Barça para dejarle sin su alimento.

La desaparición de los roles

Recién concluido el triunfo del Barça sobre el Levante, los presentadores de Barça TV, Sandra Sarmiento y Xavi Rocamora, interrogaron a Cesc Fàbregas: "¿De qué has jugado hoy?", preguntaron. Y el de Arenys respondió: "No lo sé muy bien. De algo". Rumió un rato y añadió: "Bueno, quizás de media punta".

Ahí está una de las claves que explica muchas cosas: la desaparición de las reglas inamovibles y los roles fijos. Durante años hemos intentado descomponer las pautas del juego del a menudo indescifrable Pep Team, pero las nuevas evoluciones siempre se adelantan a las conclusiones. En cuanto hemos definido que Messi es falso 9, deja de serlo para adoptar otros roles. Ahora mismo, ya ni siquiera lo es, aunque de vez en cuando todavía transite por esa posición mentirosa.

Lo mismo ocurre con casi todos los paradigmas que hemos ido construyendo para explicar los éxitos acumulados. De Andrés Iniesta decíamos que era un repartidor de caramelos, pero la definición ya es obsoleta. Iniesta ha ascendido toda la escalera de méritos de la empresa familiar: empezó de botones y ya es el director general de operaciones. Cesc Fàbregas fue fichado para perpetuar la especie y en cuatro meses ha tocado todos los palos y conseguido borrar lo más significativo: el puesto fijo. ¿De qué jugó ayer, de qué jugará mañana? Ya no importa. Simplemente, está, contribuye, aparece y resuelve. Y podríamos seguir: con Alves, con Mascherano, con Abidal, con Alexis, indefinibles en su versatilidad.

De entre todas las pautas y los roles que se van superponiendo en esta evolución constante, hay un síntoma que debemos anotar: cuando la maquinaria funciona como un reloj, Xavi pasa desapercibido, como si no estuviera en el césped. Esa es su mejor contribución: hacer funcionar el engranaje sin que nos percatemos de ello. Xavi es quien enciende la luz. El gerente que abre la fábrica con su llave, el piloto que despega el avión. No es Mozart como Messi, sino Beethoven, sordo a los elogios y ausente de las portadas, dedicado en cuerpo y alma a la creación, capataz de una obra que se antoja irrepetible. En los días perfectos, Xavi se hace líquido para permitir que el juego fluya sin respiro. En las noches duras, como la de Milán, Xavi se hace sólido para irrumpir y dar su grito presencial. En esas ocasiones, exaltamos su prestación, pero eso significa que la maquinaria sufría interrupciones, exigiendo la cosificación del capataz.

Llega uno de los grandes partidos y todo está en su sitio: Cesc, en el rol indefinible; Iniesta, dirigiendo entre líneas las operaciones; y Xavi, transparente y líquido, con las llaves de la fábrica en el bolsillo y la mano sobre el interruptor de la luz.

domingo, diciembre 04, 2011

El fútbol presocrático

Antes de Sócrates había magos (Di Stéfano, Pelé, Cruyff), pistoleros (Puskas, Uwe Seeler, Müller) y defensas con smoking (Beckenbauer, Krol). Luego llegó Sócrates y se hizo la paz. Sócrates era un futbolista que jugaba con la serenidad del reloj de arena. Ni demasiado rápido, ni a borbotones.

Le vi en compañía de mi maestro: Alfonso Soteras, quizás el periodista que más supo de fútbol (había sido buen futbolista). Fue en Sarrià’82, en aquel Mundial que organizamos nosotros y perdieron los brasileños. Lo organizamos mal y ellos jugaron bien. Tan bien jugaron que perduran en el recuerdo de los equipos legendarios pese a la derrota.

Por lo general, Soteras era como Sócrates: pausado y continuo. Pero aquél día embraveció. Señalaba jugadores sin parar: fíjate en Zico, en cómo conduce el balón; fíjate en Falcao, qué visión panorámica tiene; fíjate en Toninho Cerezo, como está siempre en el sitio adecuado; fíjate en Junior, qué portento arriba y abajo. Pero cuando Sócrates se acercaba al balón, Soteras callaba. El estadio rugía y el maestro callaba. Se hacía el silencio a su alrededor porque no había palabras para definir la jerarquía física, táctica, e incluso moral, que ejercía Sócrates sobre el césped. Era un caudillo pacífico, sin pinturas de guerra ni alaridos. Su rostro agrietado y la melena de evangelista le otorgaban un aura misteriosa. No estaba: aparecía y, entonces, se hacía la luz.

Sócrates fue un milagro para el fútbol. Ahora se le recuerda por los penalties que lanzaba de tacón, por el tanto de pícaro ante Italia, por sus quiebros dulces, por los goles insólitos. Yo le recuerdo por Soteras y porque el fútbol nunca más fue lo mismo después de aquel día en Sarriá. Vi a Sócrates; vi la paz con balón.



Foto: Aquella tarde de 1982, en Sarrià, cuando una gran Italia acabó con el maravilloso Brasil de Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira.
Ilustración: De @Somemarcus para masliga.com