El partido que disputó el Valencia el pasado miércoles habría tenido connotaciones memorables de haber concluido con un buen resultado para el equipo local. Y fue memorable, al margen del marcador final. Unai Emery dibujó una sensacional estrategia ajedrecística frente a uno de los más reputados especialistas en la materia: el dolorido Pep Guardiola, quien a su vez no escatimó recursos tácticos para solventar la que, posiblemente, sea más difícil salida del Barça esta temporada. Sin duda, fue el partido más difícil, arduo, áspero y complejo de todo el curso aunque el resultado pueda desconcertar a los valencianistas y los movimientos estratégicos de los barcelonistas sean valorados como ‘guardioladas’ por algunos analistas.
El encuentro fue un monumento a la inteligencia táctica aplicada al fútbol, empezando por las propias alineaciones, que parecían encerrar un enigma dentro de un jeroglífico incrustado en un rompecabezas, y continuando por la asimetría que ambos técnicos plantearon, dejando a Mathieu y Adriano como líderes del desequilibrio. Quizás el elemento táctico más relevante, al margen del nuevo ensayo de Busquets 2.0 (la versión del doble rol que veremos la próxima temporada) sea el planteamiento de tres centrales frente al ‘falso 9’ por parte de ambos entrenadores. Así, el Valencia dispuso a Stankevicius, Ricardo Costa y Dealbert como ‘trivote’ defensivo para amurallar la línea sobre la que debía percutir Messi. La decisión de Emery es fruto de partidos previos y mucho trabajo: en vez de perseguir al ‘delantero mentiroso’ del Barça y romper su última línea de protección, prefirió tejer una tela de araña en el centro del campo (donde llegaron a moverse hasta seis jugadores locales) y mantener a sus tres centrales para enfrentar la posición de Villa y las llegadas de Messi. Resultado más que brillante para el técnico ché.
Del otro bando, algo similar aunque más habitual. Piqué, Busquets y Abidal como únicos tres defensores frente a un ataque local que sólo contaba con un… ‘falso 9’, en este caso Juan Mata. El resumen de la estrategia ofensiva de Emery resultó desconcertante: consiguió crear escasas ocasiones de peligro, pero generó un elevado desarreglo en la línea defensiva blaugrana. En cualquier caso, balance al margen, el experimento resultó muy interesante para el entrenador del Valencia y, sin duda, también para el del Barça. El resultado del partido ha supuesto un golpe de autoridad impresionante para los blaugrana, pero pienso que Guardiola habrá extraído aspectos incluso más positivos que los tres puntos: unas variantes tácticas, propias y ajenas, defensivas y ofensivas, muy enriquecedoras para el futuro. Porque el futuro inmediato de este equipo se está fraguando en estos días.