En la vigesimoquinta jornada de campeonato, el Barça ha encajado 13 goles. Con los mismos partidos disputados, el líder de la Premier inglesa, el Manchester United, había recibido casi el doble de tantos: 23. El líder italiano, el Milan, suma 19 en contra, en tanto el mandamás francés, el Lille, encaja 24 aunque su inmediato perseguidor, el Rennes, sólo ha recibido 18. El segundo clasificado de la Liga española, el Real Madrid, computa 19. Es decir, el único equipo puntero que compite seriamente con el Barça en el liderazgo defensivo es el Borussia Dortmund, que apunta a claro campeón de la Bundesliga, cuyo guardameta, Roman Weidenfeller, sólo ha recibido 14 goles, uno más que Víctor Valdés, en 25 jornadas.
Deberíamos decir, por todo ello, que el Barça está comportándose como el equipo de mayor solidez defensiva de Europa hasta el momento, lo que puede resultar chocante si tenemos en cuenta que, con sus 76 goles a favor, es el conjunto más ofensivo y atacante con una ventaja sideral en cualquier comparativa. Y en este punto se encuentra la clave de su gran fortaleza trasera. No en sus defensas individualmente, ni siquiera en su estructura defensiva, sino en su orientación del juego. El Barça se defiende atacando y sus delanteros son los mejores defensores. Sin duda, los hombres que juegan atrás poseen una calidad indiscutible, pero deberemos reconocer que, si bien son idóneos para el estilo de juego que preconiza Guardiola, en otros equipos posiblemente destacarían menos en su vertiente puramente defensiva. Alves, por ejemplo, es más notorio por su aportación atacante que por la de contención. Piqué, siendo un excelente defensa, destaca sobremanera por su excepcional salida de balón. Lo que les hace a todos ellos extraordinarios es el estilo de juego en que se encuentran inmersos.
En los pocos momentos en que el equipo comete errores ofensivos, y deja pendiente una presión sobre el contrario o no recupera bien un balón perdido, o simplemente el colectivo pierde la posición, el sistema defensivo blaugrana se muestra mucho más endeble y frágil, más “humano”. En momentos así se aprecia que las grandes cualidades de esos defensas no son tanto las puramente defensivas, cuanto las ofensivas. Esta razón explica también por qué es tan difícil asentarse en la defensa de este equipo, como demuestran los tres años largos que ha tardado Abidal en desentrañar los secretos del juego de posición.
Para terminar, y regresando al ‘efecto cascada’ del que hablé el pasado sábado, recomendaría a los aficionados del Barça acudir esta noche al Mini Estadi. Tras el brillante debut del juvenil Javi Espinosa el sábado en Soria, hoy puede ser otro día memorable en la carrera de los canteranos blaugrana.
Deberíamos decir, por todo ello, que el Barça está comportándose como el equipo de mayor solidez defensiva de Europa hasta el momento, lo que puede resultar chocante si tenemos en cuenta que, con sus 76 goles a favor, es el conjunto más ofensivo y atacante con una ventaja sideral en cualquier comparativa. Y en este punto se encuentra la clave de su gran fortaleza trasera. No en sus defensas individualmente, ni siquiera en su estructura defensiva, sino en su orientación del juego. El Barça se defiende atacando y sus delanteros son los mejores defensores. Sin duda, los hombres que juegan atrás poseen una calidad indiscutible, pero deberemos reconocer que, si bien son idóneos para el estilo de juego que preconiza Guardiola, en otros equipos posiblemente destacarían menos en su vertiente puramente defensiva. Alves, por ejemplo, es más notorio por su aportación atacante que por la de contención. Piqué, siendo un excelente defensa, destaca sobremanera por su excepcional salida de balón. Lo que les hace a todos ellos extraordinarios es el estilo de juego en que se encuentran inmersos.
En los pocos momentos en que el equipo comete errores ofensivos, y deja pendiente una presión sobre el contrario o no recupera bien un balón perdido, o simplemente el colectivo pierde la posición, el sistema defensivo blaugrana se muestra mucho más endeble y frágil, más “humano”. En momentos así se aprecia que las grandes cualidades de esos defensas no son tanto las puramente defensivas, cuanto las ofensivas. Esta razón explica también por qué es tan difícil asentarse en la defensa de este equipo, como demuestran los tres años largos que ha tardado Abidal en desentrañar los secretos del juego de posición.
Para terminar, y regresando al ‘efecto cascada’ del que hablé el pasado sábado, recomendaría a los aficionados del Barça acudir esta noche al Mini Estadi. Tras el brillante debut del juvenil Javi Espinosa el sábado en Soria, hoy puede ser otro día memorable en la carrera de los canteranos blaugrana.