A estas horas ya deben saber que la Comisión Delegada de la Liga de Fútbol Profesional ha solicitado a la Federación que declare nula la licencia de Messi. El momento está bien elegido porque a seis días del Madrid-Barça no había apenas polémica futbolística. Los jugadores de ambos clubes se muestran profesionales y serenos; los presidentes apenas hablan; las aficiones no están caldeadas; y los periódicos deportivos no saben ya qué temas tratar. Por tanto, repercusión asegurada para la decisión de la LFP. En Barcelona, "El Mundo Deportivo" ya se ha apresurado a decir que "todo parece parte de una campaña orquestada desde Madrid para perjudicar al Barça antes del superclásico". No sé qué quiere significar la palabra "Madrid" en esta afirmación, pues no parece que la capital de España ni el Real Madrid tengan mucho que ver con el asunto y, por el contrario, sí deberíamos señalar al Depor de Lendoiro, al Alavés de Tebas y a la manifiesta animadversión de muchos componentes de la LFP hacia Laporta por romper la disciplina de voto en la elección de Villar.
De momento hay varias cuestiones a comentar. La primera es que este acuerdo de la LFP no afectará al Madrid-Barça, dado que el pasado viernes la junta directiva de la Federación Española se reafirmó en su potestad como único organismo capaz de retirar una licencia. Y la Federación ya ha dicho, por activa y por pasiva, que no piensa retirar la de Messi. La segunda cuestión es que la LFP da por sentado que Messi no tiene licencia de juvenil, sino profesional, pero no lo ha demostrado aunque manifiesta que la propia Liga no ha tramitado dicha licencia. En eso basa esta solicitud de hoy: en la invasión de competencias por parte de la Federación. Apoyado en determinados artículos de la Ley del Deporte de 1990, del Real Decreto 1835/1991 sobre Federaciones Deportivas y en el propio Reglamento General de la LFP, mantiene que la tramitación de toda licencia profesional debe hacerse a través de la LFP, lo que es rigurosamente cierto. Y da por sentado que el Barça cambió esa licencia juvenil por otra profesional sin pasar por la LFP, lo que todavía no ha sido demostrado públicamente. Tercero, la amenaza de acudir al Consejo Superior de Deportes no es tal, sino un alivio pues si algún organismo está fuera de toda sospecha y partidismo es precisamente el CSD de Jaime Lissavetzky. Y cuarto, más allá de Messi y las opiniones radicales que oigamos en todas partes, lo que transita detrás de todo esto son los egos de algunos personajes y la voluntad de devolverle la "puñalada" a Laporta. En forma de patada en el culo de Messi.
P.S.: Es de justicia reseñar que a la hora y media, "El Mundo Deportivo" ha retirado de su edición digital los comentarios que he anotado en este post, lo que celebro.