Monumento al fútbol gris, pesado y plomizo, el Inter-Roma (1-3) ha aplazado la sentencia definitiva del scudetto y supuesto la primera derrota interista en todo el campeonato, torciendo el rumbo de los acontecimientos previstos: donde se esperaba una fiesta para celebrar el primer título ganado en el campo en 18 años ha llegado la primera derrota en 32 partidos. Tras 25 victorias y seis empates, el Inter ha mostrado en el día clave el peor de sus rostros: extremadamente especulativo en el primer tiempo (que ha regalado casi literalmente) y desangelado cuando ha precisado remontar el marcador.
Lo ha conseguido mediante un penalti inconcebiblemente señalado, pero en el último minuto Totti ha lanzado una falta al bulto y Figo ha desviado el balón a gol, retrasando la celebración al domingo, antes de que Casetti remachara en el descuento. Indescriptible Inter, ajeno a cualquier ambición de gloria, no por la derrota, que cabe perfectamente, sino por la forma y el estilo con que ha desperdiciado su primer match ball. Será irrelevante porque ganará en breve, pero ha dejado un pésimo sello. 
Y muy parecido el del Olympique de Lyon, incapaz de superar en casa al Rennes (0-0). Supongo que es un problema de motivación a causa del millón de puntos de ventaja sobre el segundo clasificado (18 en realidad) a falta de seis partidos, campeón virtual. Pero da grima ver deambular sin pasión ni garra a un OL que hace apenas cuatro meses enamoraba a toda Europa. Juninho, Tiago, Cris, Toulalan, Govou, sombras de sí mismos, aburridos y aburriendo.
* No ha marcado ninguno de los cinco goles (2-5 al Ascoli) que permiten al Milan afianzarse en la cuarta plaza, pero Ronaldo ha protagonizado una de sus viejas jugadas de furia y fuerza. Ha arrancado como un búfalo, directo a puerta, combinando de primeras con Kaká y lanzándose a por el gol. Sólo ha sido frenado por el guardameta rival en penalti, pero ha sido un destello que preludia su regreso formal.
Fotos: Reuters - Ansa - L'Equipe - AC Milan.com.
