Tenemos la impresión de que se ha cerrado un paréntesis. El paréntesis invernal de cada temporada. Enero y febrero, meses oscuros y fríos, propensos al letargo futbolístico y el tropiezo inesperado. Esta vez, el paréntesis ha sido una montaña rusa en la que, a veces, parecía que el Barça se destacaba y, en otras, que el Madrid le recordaba su presencia al oído. Cerrado el paréntesis gélido, el balance refleja una ventaja desconocida para Guardiola: hace un año, su equipo andaba empatado a puntos (62) con el de Pellegrini en esta misma jornada (25ª); hace dos cursos, llevaba cuatro puntos de ventaja sobre el de Juande Ramos (60 contra 56); y ahora aventaja al de Mourinho en siete largos (68 a 61). Aunque las estadísticas nunca dicen toda la verdad, en este caso nos muestran un Madrid altamente regular en sus prestaciones: 56 puntos con Juande, 62 con Pellegrini, 61 con Mourinho. Y nos indican que quien está rompiendo sus marcas es el Pep Team: 60 puntos el primer año, 62 el segundo, 68 el tercero. Una progresión más que destacable.
El paréntesis, pues, de los «meses de plomo» no le ha sentado nada mal al Barça pese a la pérdida de su columna vertebral (Valdés, Puyol, Xavi), indicativo de que la plantilla posee alternativas para competir con fuerza en la Liga. Los problemas del Madrid son, en realidad, los que le genera el Barça. El equipo de Mourinho está protagonizando una temporada excelente, salvo por el batacazo del Camp Nou. E incluso así, supo salir a flote de aquel gigantesco guantazo. Cualquier otro estaría roto en una esquina, pero el Madrid sigue peleando con obstinación, sin entregar la cuchara. Sus resbalones han sido escasos (dos derrotas y cuatro empates) y si adquieren semejante trascendencia es porque enfrente tiene un transatlántico formidable, capaz de maniobrar en cualquier climatología. Contra el frío o el calor, el Barça de Guardiola ha alcanzado una jerarquía futbolística y anímica que convierte en melancolía cualquier esfuerzo ajeno por oponerle resistencia.
Basta ver también su balance de goles encajados en esas 25 primeras jornadas de Liga: 24 el primer curso; 20 el segundo; 13 en el actual. En dos temporadas, la solidez defensiva casi se ha duplicado. Este es un dato que pasa desapercibido, pero que ejemplifica la mejora del equipo: con idéntica vocación y estilo, ataca como siempre, pero defiende como nunca. Este es otro paradigma Guardiola.