viernes, septiembre 15, 2006

El 'embudo mágico' de Mourinho

Música | Another Sunny Day
# Belle and Sebastian



Mourinho le cae mal a mucha gente. Es un hombre que cultiva su fama a diario. El martes volvió a repetir que la UEFA tiene una especie de ‘agenda anti-Chelsea’, cuya nueva acción ha sido mostrarle cuatro tarjetas amarillas a su equipo (Terry, Lampard, Joe Cole, Drogba) en el partido frente al Werder: “No quiero hablar (de conspiración) porque ya hablé demas
iado los últimos tres años. Pero cuando miras ves que al Barcelona no le mostraron ninguna tarjeta amarilla, al Bayern una, al Liverpool ninguna, al Valencia una (fueron dos), al Roma una y al Chelsea cuatro”. Por el camino, Mourinho olvidó en la relación al Inter, cuyos jugadores fueron amonestados cuatro veces (Vieira en dos ocasiones).

Pero aparte de su personalidad peculiar, tan dada a la exageración de las posturas, Mourinho tiene un auténtico problema: la contratación de estrellas para posiciones que estaban bien cubiertas ha provocado un cambio radical en su esquema de juego. En sus primeras dos temporadas con el Chelsea, el entrenador portugués planteó con éxito un esquema básico que él mismo definía como 4-1-4-1. Por delante de la defensa,. Makelele en función de barrendero. En el centro del campo, Lampard y Essien (el primer año, Lampard y Tiago) como volantes de enganche y Robben y Joe Cole abiertos en las bandas con una doble función: juntarse en el medio cuando atacaba el rival; correr la banda o realizar diagonales en el ataque propio. Y delante, en solitario, Drogba, cazando.

Este 4-1-4-1 sólo admitía modificaciones leves en función de los acontecimientos. Cuando iban mal dadas podía variar a un 4-4-2 para ubicar a Crespo como compañero de Drogba en ataque, renunciando a una banda y con un centro del campo asimétrico. Y en momentos de crisis incluso planteó un 4-3-3 agresivo, llegando a ubicar a Damien Duff en el lateral izquierdo. Pero su libreto era inamovible: el Chelsea jugaba un 4-1-4-1 por lo civil o por lo criminal y no había futbolista que estuviera por encima del sistema.

La llegada de Ballack y Shevchenko, aparte de provocar el adiós de Gudjohnsen, Crespo y Duff, ha hipotecado el esquema llevándolo a un 4-4-2 que sobre el césped se transforma en un verdadero 4-2-2-2 que recuerda al Madrid de Luxemburgo o al Brasil de Parreira. Mourinho sostiene en la propia web del club que su actual pizarra dibuja un 4-1-2-1-2, ocupando Makelele y Ballack las posiciones individuales, pero esa no es la realidad. El Chelsea juega ahora con un ‘cuadrado mágico’ que desarrolla todo su juego por el pasillo central del campo renunciando a cualquier evolución por las bandas. Al Chelsea le han cortado las alas. El balón ya sólo se mueve por una alfombra central provocando un atasco fenomenal. Ballack y Lampard se obstaculizan mutuamente. Shevchenko y Drogba reciben pocos balones francos desde las bandas. El ‘cuadrado’ es, en realidad, un ‘embudo mágico’. He leído como justificación que Mourinho no ha podido emplear a Robben y Joe Cole por sus sucesivas ausencias, pero ahí estaban disponibles Kalou y Wright-Phillips si hubiese querido mantener el esquema. Por supuesto, el equipo mantiene su demoledor remate. Una inmensa capacidad de golpear, cualidad que permanece intacta y que compensa incluso el serio problema de esquema que Mourinho se ha echado encima. Pegada que seguramente volverá a ser decisiva este próximo 'Super Sunday'* apasionante.

* 'Super Sunday' = Chelsea-Liverpool & Manchester-Arsenal.

Fotos: Chelsea.com