sábado, septiembre 16, 2006

Un diamante en manos de orangutanes


El fútbol es un diamante de infinitos quilates dirigido por cerebros desquiciados y manos groseras. La práctica deportiva con más seguidores del mundo está controlada por gestores de pésima factura que acumulan en sus historiales errores gigantescos, por no hablar de favoritismos, corrupciones y puro fraude. Sólo desde esta descorazonadora premisa se puede comprender la acumulación de despropósitos que sufre este magnífico deporte: la ausencia de un calendario coherente y unificado; el chantaje permanente de las selecciones a los clubes; la multiplicación de competiciones absurdas; la usura rayana en la extorsión a los aficionados, que sólo son útiles para llenar cada día más los bolsillos de un núcleo reducido de elegidos; y así hasta el desvarío.

El fútbol español no ha estado nunca en manos sensatas y finas. Desconozco la razón de que sea así ya que en otros deportes hay y ha habido excelentes gestores, gente seria y profesional, amante de esa actividad, desvelada por perfeccionarla. En el fútbol, a los serios les laminaron hace tiempo. Su clase dirigente ha oscilado según las épocas entre los constructores de turbio perfil y los abogados de escrúpulo fácil, pasando por los vividores más incompetentes y los caraduras sin currículo. Bajo el latiguillo de ‘gente del fútbol’ esa clase dirigente se ha protegido con prácticas rayanas en lo mafioso a fin de continuar destrozando el diamante con sus dedos de orangután.

Quizás todo obedezca al dinero y la fama, cánceres de nuestra sociedad. Pero resulta de una frivolidad irritante que esta gente siga dirigiendo el fútbol español desde la desfachatez. Una Liga que empieza deprisa y corriendo en agosto, se interrumpe durante quince días, regresa con energía y sufre en su tercera jornada el desconcierto bochornoso de los horarios, episodio que entre otras cosas ha impedido la correcta ejecución de la planificación prevista de entrenamientos. ¿Quién puede confiar en unos dirigentes que no son capaces ni de ponerse de acuerdo con antelación sobre el día y la hora en que se juegan los partidos?