jueves, septiembre 07, 2006

Sísifo vestido de rojo


La condena de los dioses fue terrible. Subiría una roca pesada desde la ladera hasta la cima de la montaña y, una vez allí, la dejaría caer hasta el suelo. Descendería tras ella y volvería a subirla de nuevo. Y así hasta el final de los días. Esa fue la pesadilla para Sísifo y esa es la pesadilla de la selección.

Pasa el tiempo, se suceden los partidos, se repite la pesadilla. Los mismos futbolistas que brillan en la Liga o la Premier languidecen en cuanto se visten de rojo. Las luces se transforman en el gran apagón. Cerebros embotados, piernas pesadas, corazones tibios. Desesperación, grisura, mediocridad. Jugadores felices en sus clubes parecen amargarse en cuanto son convocados por el seleccionador. Y la historia de la selección se enriquece con nuevas m
uescas de decepción y desencanto. Su historia es la de Sísifo. La repetición exasperante del mismo decepcionante recorrido, de idéntico fracaso final. Sísifo vestido de rojo. Quizás la solución es que no hay solución.

Sin Zidane, incluso mejor


Desde el punto de vista anímico era evidente que Francia debía ganar a Italia dos meses después de la gran final mundialista. Pero quedaba la duda de la orfandad del equipo una vez retirado Zidane de aquella mala manera. Y ha sido una barrida en toda regla. La 'línea Maginot' de Vieira, Makelele, Malouda y Ribéry se ha comido a unos italianos que aún parecían estar celebrando el título mundial. Ha sido el hambre contra el hartazgo. El ansia de vencer frente al ganador saciado. Un baño de músculo, sudor, posicionamiento, dribling, desmarque y remate.

Fotos: EFE - AP.