miércoles, septiembre 13, 2006

La gestión de la abundancia


El año de la epidemia de ligamentos cruzados, Rijkaard ya demostró que podía ganar la Liga con 12 jugadores: los titulares más Iniesta. Era la ‘gestión de la miseria’. Sacar petróleo con recursos escasos. Al siguiente año, Rijkaard ya tuvo donde elegir. Pudo plantear la mayoría de partidos sin el dramatismo de las ausencias decisivas. Ahora, simplemente tiene de todo. Es la ‘gestión de la abundancia’. En su vestuario hay defensas que atacan y delanteros que defienden, medios poderosos y volantes creativos, gente con el balón cosido al pie, defensores que han mamado la solidez defensiva italiana, goleadores famélicos y genios de talento desbordante. El paraíso de la abundancia.

Pero la abundancia hay que saber gestionarla porque es mucho más compleja que la miseria. Cuando no hay recursos tampoco hay dudas. Se juega con lo que se tiene. Pero cuando hay variedad y riqueza, matices y alternativas, hay que acertar en la receta de cada día. Y Rijkaard está confirmando ser buen cocinero. Ha tomado una decisión importante: jugar con 19 futbolistas: los 14 de anoche más Zambrotta, Messi, Márquez, Edmilson y Sylvinho. Esto no son rotaciones, sino algo distinto: la gestión de la abundancia. La administración de la riqueza evitando el gran mal que lleva implícita: el egoísmo. Rijkaard ha hecho un buen planteamiento inicial a partir del desastre de Mónaco. Si hace un año demostró que hay dos partidos dentro del mismo partido, ahora ha establecido la tesis de que va a jugar con 19 a un deporte que se juega con once (con catorce en realidad).

Así que dejemos ya para siempre las muestras de sorpresa por la convocatoria de uno u otro jugador y por la titularidad o la suplencia de alguien. El peso de los dos partidos semanales, los estados de forma, las características de los rivales y la dinámica del colectivo marcarán a partir de ahora todas las alineaciones. Diecinueve hombres se repartirán cada vez las catorce camisetas que jugarán. Será así y ésta será la auténtica vuelta de tuerca de Rijkaard.


Un paso adelante y un paso atrás


Paso gigantesco del Valencia. Especialmente en el aspecto anímico. En tres días, puñetazo en la mesa del Atleti y derechazo a la mandíbula de Olympiacos. Quien quiera puede seguir dudando de Quique y su colectivo, pero ahí están las nuevas izquierdas de Silva y Gavilán, la izquierda de siempre del renacido Edu, el instinto brutal de Villa, la capacidad rematadora de Morientes y hasta el acierto de Marchena en el mediocentro defensivo. Apenas Albiol anda despistado en defensa (aunque certero en ataque), lo que parece haber contagiado a Ayala, pues la muralla de acero está algo agrietada.

Paso atrás también gigantesco del Inter. No por el hecho de haber perdido en Lisboa, accidente que cabe en toda liguilla, sino por la inexistencia de su juego. El Inter lo ha fichado todo, pero no juega a nada. Y en ese triste camino hacia la nada quien bate récords es Adriano, un ‘killer’ transformado en gatito sin uñas por obra y gracia de no sabemos qué pócima. A la misma hora, el Chelsea ha ganado como siempre y ha jugado casi peor que nunca. Ya queda claro que los fichajes de Ballack y Shevchenko, con ser brillantes y trascendentes, ha obligado a Mourinho a cambiar el sistema de juego, decisión que puede resultar letal. Del fútbol veloz por las alas con Robben y Joe Cole no queda ni rastro. Mourinho ha reinventado el ‘cuadrado mágico’.

Fotos: Getty - AFP - EFE.